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domingo, 16 de junio de 2013

Stiglitz predijo la crisis cuando fue invitado a dar una conferencia por Caja Navarra

Noticias de Navarra, POR IGNAZIO AIESTARAN Jueves, 13 de Junio de 2013

No es verdad que todos pensáramos que vivíamos en el mejor de los mundos posibles. Ni mucho menos. Unos años antes del hundimiento de la feria de las vanidades guardé una publicación que me impactó porque anunciaba que todo aquello que nos vendían era una inmensa burbuja a punto de explotar, una pompa de jabón a punto de ser tragada por el sumidero de la cloaca más profunda. Se trata de un ejemplar de marzo del 2005, el número 10 de la revista Cancha, órgano de información y divulgación de Caja Navarra.

Una parte de sus páginas estaba dedicada a una conferencia que el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz había impartido en Pamplona el 23 de febrero de ese año, invitado por Caja Navarra, dentro de su programa empresarial de Viálogos, a la que asistieron más de 300 personas, incluyendo unos 150 empresarios. Aquel día por la mañana el profesor visitó además la oficina central de Caja Navarra, en compañía de su director general, donde saludó a algunos empleados y pasó unas horas con el equipo directivo de la entidad financiera. Por la tarde se reunió con los miembros del Consejo de Administración y de la Comisión de Control de la caja, con el presidente del Gobierno de Navarra a la cabeza. La revista presenta algunas fotografías de todo aquello y también recoge sus respuestas en el debate posterior de la conferencia.

Dos de sus contestaciones me dejaron sorprendido porque anunciaban que la especulación inmobiliaria y crediticia era una bomba de relojería a punto de estallar. En ambas hacía referencia a la situación explosiva de la economía financiera y su endeudamiento, tanto en Estados Unidos como en España. Reproduzco las dos preguntas y sus respuestas:

Pregunta del público: ¿Qué prevé para la economía española en el contexto mundial?
Stiglitz: No pretendo ser un experto, pero lo que digo está documentado: el crecimiento económico en España en los últimos años no ha sido equilibrado, se ha basado demasiado en el sector de la construcción, apoyado en un alto nivel de endeudamiento. Algo similar ha ocurrido en Estados Unidos, la gente está pagando hipotecas muy altas a intereses muy bajos. Pero los tipos de interés acabarán subiendo, lo que disparará la oferta y, como consecuencia, bajarán los precios de la vivienda. Es una bomba de relojería.

Pregunta del público: ¿Existe riesgo de una burbuja inmobiliaria?
Stiglitz: Sí. En mi país tenemos un mercado hipotecario muy curioso. El consumo ha sido impulsado por esa burbuja: la gente refinanciaba sus hipotecas para mantener su nivel de vida y seguir consumiendo. Si esto para, porque suben los tipos de interés o los precios se desploman, bajará el consumo y bajará la inversión.

La revista Cancha también aportaba una entrevista exclusiva con Stiglitz realizada después de la conferencia. Allí afirmaba que la economía española, basada en la construcción y el turismo, estaba agotada ya para inicios del 2005 y que solo serviría para que los alemanes compraran una segunda residencia para su veraneo de sol y playa, según decía en una de sus refinadas y sutiles réplicas, que transcribo a continuación:

Pregunta: ¿Qué opina de la sostenibilidad de la economía española y su competitividad en el entorno de Europa y también en su propio contexto?
Stiglitz: A largo plazo, va a ser difícil sostener el crecimiento basándose en el sector inmobiliario. En economía, debes producir algo que quiera comprar otra persona. España produce, entre otras cosas, turismo. Una parte de esa construcción se dedica a segundas viviendas para alemanes, etc. Es un servicio de turismo. Quizás durante un tiempo se pueda tener una base más firme para el crecimiento, basado en la construcción, que en otras circunstancias. Sin embargo, a largo plazo, hacen falta otras bases para el empleo y el crecimiento.

Tal y como se puede colegir de las respuestas cabales y atinadas de Stiglitz que me impresionaron en su día, surgen varias preguntas:

1- ¿De qué sirvió invitar y pagar a un Premio Nobel de Economía, si luego no aprovecharon su diagnóstico para solventar la debacle económica que se veía venir?

2- ¿Qué responsabilidad cabe presumir al director general de Caja Navarra y a todos los expertos, banqueros, empresarios, políticos y autoridades que oyeron o leyeron las palabras de Stiglitz e hicieron caso omiso a comienzos del 2005, cuando todavía había tiempo para reaccionar?

3- ¿Qué intereses materiales y sesgos cognitivos hicieron posible que las ajustadas advertencias de Stiglitz fueran ignoradas?

Dejo estas preguntas en el aire, como burbujas, porque las respuestas están por los suelos, como lombrices. Y añado una última pregunta burbujeante, aunque no es mía. El editorial de la revista mencionada, firmado por el director general de la desaparecida Caja Navarra, tenía por título una interrogación: “¿Conoce otro banco o caja igual?”.

* Publicado en: http://www.noticiasdenavarra.com/2013/06/13/economia/stiglitz-predijo-la-crisis-invitado-por-caja-navarra

jueves, 18 de febrero de 2010

El hundimiento de la economía o "licenciados de tercera de universidades de primera"

(Dos artículos que clarifican la situación económica y avisan de su realidad y los intentos de seguir la misma linea política que nos ha llevado a la crisis por parte de los conservadores, como si no hubiese pasado nada o los causantes fuesen, una vez más, las clases trabajadoras) 

En su reseña del último libro de Stiglitz, Larry Elliott pone en duda que se hayan aprendido las lecciones del pasado 
"Freefall: Free Markets and the Sinking of the Global Economy" [En caída libre: Los mercados libres y el hundimiento de la economía global], Joseph Stiglitz, 400 páginas, Allen Lane, Londres.

Nadie podrá decir que no les avisaron. Hace una década, recién despedido de su puesto de economista jefe del Banco Mundial, Joseph Stiglitz puso al descubierto la chapuza en que los ideólogos del libre mercado del Tesoro norteamericano y el Fondo Monetario Internacional habían convertido la crisis financiera asiática del final de la década de 1990. Suponía un ataque en toda regla por parte de alguien situado dentro del mismo Washington e hizo pupa, sobre todo cuando Stiglitz afirmó que muchos de los responsables de obligar a países como Tailandia e Indonesia a soportar una recesión más profunda y más larga eran "licenciados de tercera de universidades de primera".
Concluía él su artículo de New Republic avisando al FMI y al Tesoro norteamericano que, a menos que comenzaran a dialogar con sus críticos, "las cosas seguirán yendo muy, pero que muy mal".
Y así vemos ahora que han ido. La crisis asiática no fue más que un ejercicio de calentamiento para los acontecimientos de los últimos dos años y medio. Los problemas que salieron primero a la superficie en la periferia de la economía global se abrieron paso gradualmente hasta llegar a su núcleo: los Estados Unidos. Las advertencias de Stiglitz y el puñado que formaban otras voces disidentes fueron ignoradas, conforme la ingenua creencia en la naturaleza autocorrectora de los mercados permitió que se desarrollasen las condiciones de la mayor conmoción financiera y económica desde la gran depresión de la década de 1930.

En estas circunstancias, poco ha de sorprender que Freefall resuene con un "ya te lo advertí". Stiglitz ha esperado mucho tiempo a que se vieran vindicados sus puntos de vista y no iba a desdeñar la oportunidad de ajustar algunas cuentas. Algunos de los blancos son harto evidentes: el régimen de bienestar empresarial destinado a Wall Street, las desgravaciones fiscales para los ricos de George Bush, las fallidas panaceas provenientes de la Escuela de Chicago de economistas del libre mercado. Pero también le queda tiempo para alguna que otra venganza personal.

Larry Summers, antiguo secretario del Tesoro con Clinton y hoy principal asesor económico de Barack Obama, es objeto particular de sus iras. Stiglitz afirma que se mostró demasiado acomodaticio con las demandas de Wall Street en los años 90 y vuelve ahora a cometer los mismos errores. Fue Summers, indignado por las constantes críticas al consenso de Washington, el que orquestó la salida de Stiglitz del Banco Mundial.

Hay más cosas, empero, en Freefall que el puro regodeo, por justificado que sea. La argumentación de Stiglitz es sencilla; el periodo de hegemonía norteamericana incuestionada duró tan solo diecinueve años, desde la demolición del muro de Berlín en el otoño de 1989 al derrumbe de Lehman Brothers en septiembre de 2008. La rápida actuación de los gobiernos, obligados a abandonar el enfoque no intervencionista de la gestión económica por el volumen de la crisis, ha impedido que una gran recesión se convirtiera en una segunda gran depresión. Hay que asimilar las lecciones de esta experiencia casi mortal; de no ser así, si se hace caso omiso de las advertencias como hace una década, el futuro se verá salpicado de crisis sistémicas.
    
Las posibilidades de que esto vuelva a suceder son bastante elevadas. Ya se percibe un tufillo de que todo sigue como de costumbre en los negocios a medida que se desvanece la sensación de peligro, mellando el apetito de reformas radicales...(Larry Elliott, The Guardian) Seguir aquí.

¿Es el gobierno español paranoico?
Lo que estamos viendo estos días es la confluencia de dos hechos. Uno de ellos es la movilización de los mercados financieros especulativos para desestabilizar el euro. El otro, es la presión ejercida por el capital financiero (es decir, la banca), así como por el mundo de las grandes empresas (y por los medios y economistas liberales afines a tales intereses financieros y empresariales) sobre el gobierno español (así como sobre otros gobiernos de la eurozona) para que responda a la crisis financiera mediante políticas liberales que favorezcan sus intereses. En ambos casos el leitmotiv del ataque se presenta como la necesidad de reducir el déficit y la deuda pública de España y de aquellos otros países que los mercados financieros consideran que están excesivamente endeudados. Su solución es la gran reducción del gasto público y de los derechos sociales y laborales de las clases populares. Es así como –según ellos- se calmarán los mercados financieros.

Estos dos hechos son una realidad fácilmente demostrable, y que no puede trivializarse a las personas que los denuncian acusándolos de paranoicos, tal como hicieron varios intelectuales (como Moisés Naim, director de la revista Foreign Policy) y economistas liberales (como Xavier Sala i Martín) en unas declaraciones realizadas a El País (02-11-10). En ellas Moisés Naim alabó, incluso, a los mercados financieros por disciplinar a los gobiernos que no hacían lo que –según él- tenían que hacer (es decir, reducir los derechos laborales y sociales). Declaraba, el que es también colaborador semanal de El País, que no era correcto “poner a los especuladores o inversores como malos y a los gobiernos como víctimas, cuando en realidad los ataques de los inversores son los que obligan a las administraciones a mantener políticas públicas sostenibles”. Una postura semejante se reproducía... (Vicenç Navarro, El Plural)

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jueves, 22 de septiembre de 2016

Stiglitz considera defectuosas las bases del euro, causa de los males de Europa

La moneda única europea fue mal concebida, bajo la influencia de la "ideología neoliberal", y hoy es causa de muchos de los males de la zona euro, como el estancamiento, el desempleo o los populismos, advierte el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz en una entrevista con la AFP.

"Cuando las reglas son malas, se debe cambiarlas, si no, vamos derecho al desastre", afirmó el economista con motivo de la salida en Francia de su libro 'El euro: cómo la moneda única amenaza el futuro de Europa'.

Stiglitz se quitó su corbata por la sofocante y poco habitual temperatura en París para un mes de septiembre. Pero no perdió su elocuencia, en particular para multiplicar sus críticas contra la política económica europea.

"Con modelos económicos erróneos, llegamos obligatoriamente a un mal diagnóstico y a malas recetas", aseguró el muy mediático execonomista jefe del Banco Mundial y Nobel de Economía 2001.

Aunque a veces busque las palabras adecuadas, sus ataques son frontales. Tras el lanzamiento del euro, "los economistas esperaban el primer shock para poner a prueba la moneda. Se produjo en 2008 y las consecuencias fueron desastrosas", resumió el economista estadounidense.

Stiglitz fustiga las reglas, en particular el inquebrantable 3% de déficit fiscal, el máximo autorizado, según las reglas europeas, "que cae del cielo" y que no se basa "en ninguna teoría económica".

"Es Dios el que transmitió los diez mandamientos en el monte Sinaí, pero las reglas del euro son simples seres humanos las que las establecieron", dice, con un sesgo de ironía, pidiendo así la revisión de las normas.

- Un ejemplar para el ortodoxo Schauble -

"La idea de que la austeridad permite volver a tener crecimiento y prosperidad la rechazan en la actualidad la mayoría de los economistas e incluso el FMI (Fondo Monetario Internacional). Por desgracia, sigue siendo la opinión que predomina dentro del gobierno alemán y en particular en su ministerio de Finanzas", sostiene el premio Nobel, que se propone enviar un ejemplar de su libro al ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble.

"Estoy seguro de que mi obra no lo convencerá", sonríe Stiglitz, que denuncia en su libro lo que presenta como "la ideología liberal" que reina en la UE.

Y su definición de "ideología" no deja lugar a dudas. "Se trata de una creencia que no está necesariamente basada en pruebas", explicó, recordando que la austeridad fracasó con la Gran Depresión, luego en Asia y en Argentina. "¡Ahora también en Europa!", expresó.

"Los más interesante es que el FMI aprendió del pasado y reconoció que se equivocó", subrayó.

En cambio, sorprende que en Europa aún haya gobiernos como el de Angela Merkel que persisten en exigir políticas de ajuste "incoherentes con las reformas que necesita la zona euro".

- Bueno para bancos, malo para la gente -

Para Stiglitz los errores están en los orígenes mismos del euro. Los europeos "pusieron la carreta delante de los bueyes" al lanzar la moneda única sin crear las instituciones necesarias para gestionarla.

Peor aún, "la moneda única quitó a los Estados los dos mecanismos de ajuste más importantes: la tasa de cambio y las tasas de interés. Los países tienen las manos y los pies atados y sólo disponen de margen en la política fiscal. Lo mismo para el Banco Central Europeo que sólo debe concentrarse en la inflación", enumera.

Stiglitz pide reaccionar para no poner en peligro el proyecto europeo. "El euro es quizás bueno para algunas personas y para los banqueros, pero no lo es para los ciudadanos comunes. La sociedad se estanca, no crece, lo que da impulso a los partidos de extrema derecha", advierte.

En su libro, Stiglitz presenta varias soluciones para sacar a Europa del callejón sin salida en que se encuentra.

Da su preferencia a una zona euro dotada de instituciones que permitan su buen funcionamiento, como un BCE que "no se limite a luchar contra la inflación, sino que se concentre en la lucha contra el desempleo y el crecimiento".

Si los países no aceptan más Europa, propone entonces varias pistas para que haya menos. "La más fácil" sería una salida de Alemania del euro, lo que haría que los otros países fueran más competitivos a través de una devaluación de la moneda única.

Otra opción sería un divorcio de mutuo consentimiento o también la creación "de dos o tres zonas monetarias" a la espera de la creación de las instituciones necesarias.

Fuente:
https://www.afp.com/es/noticias/840/stiglitz-considera-defectuosas-las-bases-del-euro-causa-de-los-males-de-europa

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Joseph Stiglitz. El 1% dicta la política al 99%. El precio de la desigualdad según Stglitz: ineficacia y democracia en peligro.

La desigualdad es hoy más amplia que antes de la Gran Depresión.

El multimillonario Warren Buffett lo dijo claro en una de esas sentencias que le caracterizan y no le dan miedo: “Durante los últimos 20 años ha habido una guerra de clases y mi clase ha vencido”.

“El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita”.

El Nobel Joseph Stiglitz analiza la ruptura del pacto social que durante medio siglo ha neutralizado las tensiones.

Hay momentos en que los pueblos se alzan y dicen «basta ya, esto debe cambiar» Ahora, estamos en eso. Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de economía, hace mucho tiempo que viene previniendo los desvíos del actual sistema y de la economía financiera. En su nuevo libro se centra en el «precio de la desigualdad».

 Hace veinte años que vienen aumentando las desigualdades y no solo son socialmente inaceptables sino más nefastas áun desde el punto de vista económico. Los indignados lo ponen muy bien en evidencia enarbolando los colores del 99% con referencia al 1% que ya había estigmatizado el antiguo director del Banco Mundial y Premio Nobel de economía Joseph E. Stiglitz.

 Fracaso de los mercados, fracaso de los sistemas políticos que no corrigen los excesos de los mercados y de los injustos sistemas económicos y políticos. El actual sistema multiplica y mantiene los fracasos y de golpe se agravan las desigualdades. Pero lo que mucha gente ignora es que las desigualdades cuestan muy caro, porque participan directamente al « deterioro de la economía » y a sus desvíos, que Stiglitz llama «subversión de la democracia».

Más allá de la muy interesante y fundamentada comprobación que plantea, el economista muestra como la desigualdad es la causa y la consecuencia del sistema que provoca un círculo vicioso y genera inestabilidad y cómo el actual sistema económico ha llegado a su fin.

Su comprobación parte de la situación de los EE.UU. en donde, desde hace dos décadas, el poder de compra de las clases medias no ha hecho sino disminuir. Los EE.UU tiene « el problema del 1% », una clase media presionada debido a que las desigualdades en los ingresos se han agravado y las ganancias de la recuperación « se le han esfumado » ; « el 93% de los ingresos suplementarios creados en 2010 han sido acaparados por el 1% de la población de clase alta ». De modo que en el transcurso de los últimos treinta años los Estado Unidos se han convertido en un país dividido : la clase alta ha progresado rápidamente y el país ha retrocedido. Los salarios bajos aumentaron en treinta años un 15% mientras que los del 1% del nivel superior aumentaron un 150%. Esta situación es aún más flagrante si observamos la distribución de los ingresos del capital.

Y en todo su libro, Stiglitz no dejará demostrar y demostrar que las desigualdades son causa de inestabilidad económica y derrota los argumentos de quienes hacen la apología de la desigualdad como base del crecimiento, según la tesis de la « economía del derrame » porque eso no funciona así.

Por el contrario los efectos nefastos de las desigualdades son claros : descenso del nivel de vida, consecuencias de deterioro de la salud, la de educación, de la vivienda, deterioro de las relaciones sociales entre los jóvenes ya adultos atrapados en la casa de sus padres…el mito de unos Estados Unidos justos y con igualdad de oportunidades se muestra sin eufemismos.

 El libro didáctico y voluntariamente dirigido al gran público permite comprender –aun cuando uno no sea muy ducho en economía – los diferentes mecanismos y sus perversos efectos. Es cierto que Stiglitz se apoya en muchos ejemplos usamericanos – la campaña electoral obliga – pero su razonamiento es absolutamente « benchmarkable » y pòr otra parte no se priva de mostrar que más allá de los EE.UU. las limitaciones del actual sistema afectan a numerosos países comenzando por los europeos... Seguir aquí para leer todo el artículo.

El precio de la desigualdad. Joseph E. Stiglitz. Taurus. Madrid, 2012. 498 pág. 20 euros (electrónico: 9,99) Leer crítica del libro en El País, aquí.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Stiglitz advierte de que pedir el rescate podría ser un "suicidio" para el Estado español

El premio Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz ha advertido de que si el Estado español opta por solicitar la ayuda del BCE a cambio de unas condiciones de austeridad como las impuestas en países como Grecia, estaría cometiendo un «suicidio». En una entrevista con Efe, Stiglitz ha dejado claro que la oferta del Banco Central Europeo de una compra ilimitada de bonos a cambio de satisfacer condiciones aún no especificadas «suena claramente a rescate» y a una oferta de ayuda «a cambio del suicidio».

 A juicio del estadounidense, que ha promocionado en Madrid el libro ‘El precio de la desigualdad’, la cuestión es saber si lo que las autoridades monetarias pretenden es ayudar a los ciudadanos o a los bancos que incurrirían en pérdidas en caso de que el Estado español no pudiese refinanciar su deuda.

 Muy crítico con las políticas de austeridad a ultranza, el Nobel de Economía de 2001 tiene claro que Europa debería poner el foco en el crecimiento y la inversión si quiere reestructurar su economía, y cree que «el diagnóstico alemán está absolutamente equivocado» cuando acusa a Estados como el español de gastar demasiado.

 De hecho, si el Estado español no solo no ha conseguido salir de la depresión, sino que cada vez profundiza más en ella, es porque los funcionarios internacionales han «subestimado» la magnitud de la crisis que provocarían con sus recetas de austeridad, según Stiglitz.

 Aunque intenten achacar la responsabilidad al Estado español por incumplir sus objetivos fiscales, la culpa es de un error de diagnóstico del problema y unas recetas equivocadas, añade.

 Por este motivo aconseja al Ejecutivo de Rajoy que trate de buscar una fuerte alianza con el Estado francés, Italia o Portugal frente a Alemania con el objetivo de cambiar el marco europeo. Y si esto no funciona, apunta hacia una fractura del euro como mal menor frente a una depresión de la que no se ve la salida.

 «Se puede ser miembro de la UE sin compartir una misma moneda. Los arreglos de divisas a menudo han sido relativamente a corto plazo», remacha Stiglitz con el ejemplo de los treinta años que duró el patrón oro establecido en Bretton Woods (1944-1971).

 A pesar de que reconoce que la ruptura fue «dramática» hasta que el mundo se acostumbró a otro sistema.

 En todo caso, el mejor escenario para Stiglitz sería que Alemania diese su brazo a torcer y aceptase mutualizar la deuda europea, ordenar un marco bancario común «rápidamente» y promover una armonización fiscal.

 La cuestión es superar ideas «falaces» -según su definición- como que la economía de un país es como la de una familia. «Si una familia recorta en su gasto no tiene ningún efecto en la sociedad. Si un gobierno recorta, la demanda total caerá y el paro subirá. Y la capacidad de devolver lo que debe baja, sus ingresos impositivos caen y su gasto en desempleo y programas sociales sube», enumera Stiglitz.

 Para el estadounidense este es «exactamente el razonamiento por el que Europa está fallando», y los déficit en los presupuestos no han mejorado como la gente esperaba.

 «Las consecuencias han sido distintas de lo que esperaba la gente que dice que un país debe gobernarse como una economía doméstica», afirma el catedrático de Economía en la Universidad de Columbia, para quien la recesión no es el momento adecuado para recortar el gasto.
 Fuente: http://www.naiz.info/es/actualidad/noticia/20120915/stiglitz-advierte-de-que-pedir-el-rescate-podria-ser-un-suicidio-para-el-estado-espanol
Foto: En Sanlúcar, Bonanza desde Bajo Guía.

jueves, 2 de enero de 2020

El enorme daño causado por los economistas neoliberales.

Vicenc Navarro
Público


Joseph Stiglitz (premio Nobel de Economía en el año 2001), escribió un artículo publicado en la revista Social Europe, The end of neoliberalism and the rebirth of history (26.11.19), en el que señalaba las consecuencias negativas de la aplicación de las políticas neoliberales (que incluían reformas laborales encaminadas a debilitar a los sindicatos y facilitar el despido de los trabajadores, así como políticas de austeridad con el intento de disminuir la protección social mediante recortes del gasto público social) en la calidad democrática de los países a los dos lados del Atlántico Norte (incluyendo España), así como en el bienestar de las clases populares de los países donde tales políticas se han estado aplicando. La evidencia de que ello ha sido así es clara y contundente.

El objetivo del artículo de Stiglitz era denunciar a los economistas que han promovido tal ideología política (el neoliberalismo), los cuales han alcanzado un dominio casi completo en fórums donde se reproduce la sabiduría convencional de los establishments políticos y mediáticos. Tal dominio ha sido promovido por las élites financieras y empresariales, así como por los sectores más pudientes de la población, que han ejercido (y continúan ejerciendo) una enorme influencia sobre tales establishments y que eran, y son, los que se benefician más de la aplicación de tales políticas, beneficios que están basados, según Stiglitz, en una enorme explotación de las clases populares, cuya calidad de vida ha empeorado considerablemente como resultado de la aplicación de esas políticas. Una de las consecuencias de esta realidad ha sido el enorme crecimiento de las desigualdades en la mayoría de estos países en los que tales políticas se han aplicado.

El principio básico del dogma neoliberal, según Stiglitz
Detrás de un lenguaje aparentemente científico, los economistas neoliberales han estado promoviendo un principio muy sencillo y que raramente aparece explícito en su argumentario. Tal principio es que “la eficiencia del sistema económico requiere incrementar la riqueza de los de arriba (las élites financieras y empresariales, así como las profesionales a su servicio), a fin de que tal riqueza vaya extendiéndose a los de abajo, que son todos los demás”. Este principio ha estado vigente siempre en las “ciencias” económicas dominantes, habiendo alcanzado niveles extremos durante la Gran Recesión. Según dicho dogma (y no hay otra manera de definirlo), lo que beneficia a los propietarios y gestores del capital financiero, así como de las grandes empresas del país (que son una minoría de la población), beneficia automáticamente a la mayoría de la población.

El problema con tal ideología es que los datos no muestran esta realidad, pues las rentas de los primeros han ido creciendo muy significativamente durante todos estos años de neoliberalismo imperante, mientras que las de los segundos ha ido descendiendo. En todos estos países del capitalismo desarrollado, las rentas derivadas del trabajo han ido disminuyendo como porcentaje de todas las rentas, mientras que las rentas derivadas de la propiedad del capital han ido aumentando. Y dentro de la masa salarial, ha habido también una enorme polarización de los salarios, con una minoría que se ha visto muy beneficiada a costa de una mayoría que se ha visto muy perjudicada.

La abusiva promoción del neoliberalismo por parte de los establishments políticos y mediáticos
En este escenario, Stiglitz señala que tales economistas neoliberales eran los que aparecían (y añadiría yo que en España continúan apareciendo) en los mayores medios de información, monopolizando el área de lo que se presenta como “ciencias” económicas, marginando, impidiendo y silenciando las voces críticas que no comulgaban con las falacias que sostenían sus argumentos y propuestas. Los primeros eran los ortodoxos del dogma neoliberal, que marginaban a los heterodoxos, definidos como “ideólogos” o “demagogos”.

Ahora bien, el fracaso del neoliberalismo es tan patente, claro y contundente que por fin se ha visto que “el rey estaba desnudo” y hoy, según Stiglitz, estamos viendo el fin del dogma neoliberal, que se había iniciado en los años ochenta del siglo pasado con la revolución neoliberal empezada por el presidente Ronald Reagan en EEUU y por la Sra. Margaret Thatcher en el Reino Unido, y que fue asimilada más tarde por lo que se definía como la Tercera Vía en EEUU (Clinton) y en la Unión Europea (Blair, Schröder y Zapatero). Esta revolución causó, en última instancia, la Gran Recesión, la cual acentuó todavía más los efectos negativos de tales políticas. Dicho fracaso es también la causa de la enorme crisis de legitimidad política que viven las democracias liberales en EEUU y en Europa. Esta conclusión de Stiglitz es, según mi parecer, excesivamente optimista, pues si bien es cierto que tales políticas neoliberales están desacreditadas extensamente en gran parte de los círculos académicos y en algunas agencias internacionales, no lo está tanto en las esferas políticas y mediáticas de muchos países, siendo España uno de ellos.

El gran fracaso del neoliberalismo en España
Todo lo que Stiglitz define, critica y denuncia puede aplicarse totalmente a España. Este es uno de los países donde tales políticas se han aplicado más clara y contundentemente. Como consecuencia de ello, España está, en cuanto a indicadores de calidad de vida de las clases populares se refiere, a la cola de los países capitalistas desarrollados. Un indicador tras otro muestran que, en temas de bienestar, estamos a la cola de los países a los dos lados del Atlántico Norte. Los elevados porcentajes de precariedad en el mercado de trabajo, la elevada tasa de desempleo, el bajo nivel de los salarios, la elevada desigualdad en la distribución de la propiedad y de las rentas, el bajo gasto público social, la escasa protección social, etc., muestran que estamos entre los peores países. Miren los datos y lo verán (ver mi libro Ataque a la democracia y al Bienestar, Crítica al pensamiento económico dominante. Anagrama, 2015).

Echen un vistazo a los gurús económicos que aparecen en los grandes medios (radiofónicos y televisivos) y verán que la única diferencia entre ellos es que unos proponen la versión dura del neoliberalismo y los otros su versión blanda, presentando inexactitudes (con gran pomposidad y arrogancia) como “verdades científicas”, aunque en realidad sean falsedades que carecen de credibilidad. En tales fórums es muy infrecuente que aparezca una voz crítica con tal dogma.

Todo esto que está ocurriendo era muy predecible, y así lo hicimos unos pocos
Efectivamente, todo lo ocurrido fue predicho. Véase, como ejemplo, mi libro Neoliberalismo y Estado del Bienestar (Editorial Ariel Económica), escrito ya en 1997. En aquel libro indiqué que las políticas neoliberales que se estaban aplicando en los países capitalistas más avanzados causarían una enorme crisis económica. La derrota del mundo del trabajo, con la consiguiente disminución de los salarios y de la demanda doméstica, crearía dicha crisis, ya que forzaría a las familias y a las empresas pequeñas a endeudarse, lo que provocaría a su vez el gran crecimiento del sector financiero, que al invertir en los sectores de mayor rentabilidad como era el sector especulativo de la economía (del cual el inmobiliario era el más extendido) crearía burbujas que al explotar causarían una crisis financiera. Y todo lo que se predijo, ocurrió. Cuando la reina del Reino Unido pidió a un grupo de economistas cómo era posible que no hubieran sabido prevenir la crisis, el portavoz de dicho grupo, Luis Garicano, el gurú económico de Ciudadanos, no supo responder, cuando, en realidad, era muy fácil de ver si uno abandonaba la fe en el dogma neoliberal (siendo tal economista uno de sus más fervientes creyentes) para mirar simplemente la realidad que le rodeaba.

Los impactos sumamente negativos que presentaban tales políticas se justificaban bajo el lema de que “no había otras alternativas”. Juan Torres, Alberto Garzón y yo mostramos la enorme falsedad de tales propuestas, señalando que por cada recorte de gasto público social que dañaba a las clases populares, se podría haber hecho otro recorte, sustituyendo al anterior, que hubiera afectado a las clases más pudientes. Y también mostramos que el hecho de que no se escogiera una alternativa y no la otra se debía precisamente a la enorme influencia que tales clases pudientes tenían sobre el Estado español y sus partidos gobernantes.

Así pues, y como ya he indicado antes, lo que ocurrió era muy predecible, así como también lo fue la protesta popular en contra de la aplicación de tal dogma. En España dicha protesta tomó la forma del 15-M, el movimiento de los indignados, que tuvo un enorme impacto en el país y que tenía como objetivo la denuncia de la nula representatividad de las instituciones que se definen a sí mismas como representativas. El eslogan “no nos representan” lo decía todo. Fue un auténtico tsunami. Y de ahí nació un movimiento político-social, Podemos. Así fue como nos pidieron a Juan Torres i a mí que hiciéramos un borrador de su programa económico, que elaboramos en base a nuestra obra Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España (Editorial Sequitur, 2011), realizada conjuntamente con Alberto Garzón. Dicho programa fue mejorado más tarde por las deliberaciones y las discusiones dentro de aquella formación política.

La respuesta de hostilidad por parte del establishment político-mediático hacia dicho programa fue enorme. Y como era predecible, lo intentaron destruir, mintiendo y presentándolo como “escrito en Venezuela” (antes, durante la Guerra Fría, se utilizaban otros puntos de referencia, como Moscú o Pequín), cuando en realidad era un programa de sensibilidad kaleckiana, que quiere decir socialdemócrata de raíces escandinavas. La escasa densidad intelectual de las fuerzas conservadoras y neoliberales hace que en España (incluyendo Catalunya) se sustituya el debate por el insulto, magnificado en las cajas de resonancia que proporcionan los medios.

Las clases populares son conscientes de esta situación, de ahí que la clase política y los medios de información estén en España entre los menos valorados en la Unión Europea.

Pero el cambio es posible, y para ello es importante romper el fatalismo de aquellos que se muestran pasivos porque dicen que hay muy poco que se pueda hacer. Y una cosa que deberían hacer los lectores que son conscientes de este enorme desequilibrio es escribir cartas de protesta a tales medios de información para mostrar el desacuerdo con lo que están diciendo. Porque el nivel de estos medios es tal que deberían ser definidos como medios de persuasión y manipulación. Lo peor que puede ocurrir es que la gente se mantenga pasiva, absorbida por una mentalidad según la cual no se puede hacer nada para cambiar esta situación. Y este es precisamente el mensaje que tales medios continúan promoviendo, acentuando que no hay alternativas o algo parecido. Pero la evidencia científica muestra claramente que sí que las hay, y que no se hayan llevado a cabo se debe a que las élites financieras y económicas del país son determinantes en las políticas gubernamentales. Es necesario y urgente que esto cambie, porque, insisto, de haber alternativas sí que las hay. Lo que ha faltado hasta hoy ha sido voluntad política para aplicarlas. Así de claro.

Vicenç Navarro es Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universitat Pompeu Fabra.

http://www.vnavarro.org/

Fuente: https://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2019/12/27/el-enorme-dano-causado-por-los-economistas-neoliberales/

domingo, 23 de septiembre de 2012

La preocupacion de Stiglitz y la manipulacion de "Clarin" y "La Nacion". Informe sobre una información

Horacio Verbitsky.
Página 12

Un apasionante foro en la Universidad de Columbia sobre la concentración de los medios, el acceso a la información y la libertad de expresión, y su reflejo distorsionado en los mayores diarios argentinos, pese a la participación de sus directivos en el debate. Stiglitz defendió una regulación estatal fuerte de los medios televisivos, con los que se informa el ciudadano medio, para asegurar la diversidad, esencial para la democracia y el desarrollo.

Bajo el título “Stiglitz, preocupado por las estadísticas”, en Clarín, y “Stiglitz advirtió sobre los riesgos de no tener estadísticas adecuadas”, en La Nación, ambos diarios publicaron la semana pasada un diálogo con periodistas argentinos, sostenido en Nueva York tras las presentación del Premio Nobel de Economía en la conferencia sobre la libertad de prensa en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Columbia. Stiglitz dijo a esos periodistas que “no se puede manejar la economía sin estadísticas correctas”. En cambio, los dos diarios ignoraron el panel que Stiglitz compartió con el funcionario del Banco Mundial Sergio Jellinek, durante el cual mantuvo un interesante diálogo con el secretario de redacción de Clarín y director periodístico de su Maestría de Periodismo, el filósofo Miguel Wiñazki. Clarín omitió toda mención a la conferencia de Stiglitz y La Nación apenas dijo que “defendió la competencia en el mercado de medios y el acceso a la información, dos elementos que son cruciales en una democracia”.

Su conferencia (que puede verse  en
 http://new.livestream.com/accounts/1079539/events/2051379/videos/17935127
fue de gran interés.

Clarín y La Nación limitaron sus crónicas a las exposiciones de intenso contenido político de sus propios directivos, Ricardo Kirschbaum y Héctor D’Amico, quienes no evidenciaron conocimiento sobre la ley audiovisual.

Consecuencias de la concentración
Según Stiglitz el rol de la prensa es llamar la atención sobre los abusos del mercado financiero contra los ciudadanos y acerca de la corrupción en el sector público, que es igual o peor en el sector privado. Dijo que el suministro de información era un bien público, que cuando estaba disponible beneficiaba a todos. Por eso en países como Noruega y Suecia se considera que por brindar un servicio público los medios deben tener apoyo estatal.

Por la misma razón, agregó, las consecuencias de la concentración son peores en la prensa que en otros sectores, ya que afecta “el mercado de las ideas, que es fundamental para la democracia”. Los criterios antimonopólicos deben ser más estrictos, igual que en el área financiera. Como la televisión es el principal modo de acceso a la información de los ciudadanos que no leen diarios, allí “la concentración puede ser más perniciosa que en otras áreas”. Mencionó el mal ejemplo de Italia, donde la concentración televisiva llegó a poner en duda su carácter democrático. “Para que la prensa cumpla con su rol, debe haber regulaciones competitivas muy fuertes”, dijo. Expuso que Estados Unidos era la más desigual de las sociedades desarrolladas.

Esa desigualdad económica es tan grande “que no es extraño que se traduzca también en desigualdad política, lo cual además se refuerza si los medios tienen un alto grado de concentración”. Sostuvo que en muchos países latinoamericanos son especialmente grandes el nivel de concentración de los medios y los nexos entre la desigualdad política y económica, “con lo cual la prensa es un modo de sostener la desigualdad. América latina es la región del mundo con mayor nivel de desigualdad y la concentración de la prensa juega un rol importante en esto”.

Tanto los gobiernos como las empresas intentan limitar el acceso a la información, que la prensa necesita para cumplir con su rol. Enumeró distintas formas de restricción: los gobiernos que “en todos los países” usan su control de la información para negociar la cobertura; las leyes antiterroristas, como ocurrió en Islandia con la crisis bancaria; las leyes de difamación, que pueden usarse para suprimir la libertad de expresión, y la autocensura, que es la más difícil de tratar.

Ejemplificó con la afirmación que luego se demostró falsa de que en Irak había armas de destrucción masiva, con lo cual se justificó la guerra. “Era difícil encontrar una cobertura justa en Estados Unidos. Había que leer la prensa extranjera, que no recibía las influencias oficiales que modelaron la cobertura de The New York Times”, dijo.

Diversidad y propiedad
Jellinek contó que hace un tiempo el dueño del principal diario de la República Dominicana, quien también posee estaciones de radio y de televisión, le dijo que no hacían falta otros medios ya que “nosotros tenemos programas muy diversos, para mujeres, para niños, de cocina”.

–¿La diversidad debe abarcar también la propiedad de los medios? –preguntó Jellinek.
–Sí. El riesgo con la prensa es que aunque trate de separar la página editorial de las noticiosas, es fácil que se superpongan. Para la democracia es fundamental la diversidad de perspectivas –respondió Stiglitz.

Desde el público, pidió la palabra Miguel Wiñazki:
–Dado su contacto con el gobierno argentino y con la presidente, ¿cuál es su opinión sobre el conflicto con la prensa argentina y sus efectos sobre la economía? –preguntó.

–No tengo una relación formal, pero viajo de tanto en tanto a la Argentina. Es siempre un país interesante, con una sociedad civil muy activa, gente que discute mucho y el gobierno que siempre impulsa nuevas iniciativas. No conozco los detalles del debate, pero por lo que leí, el tema es la concentración de la propiedad de los medios, según las líneas que describí en mi exposición –respondió sonriente.

También hizo una pregunta Carlos Winograd, quien ya había participado en el panel anterior, sobre la Argentina, junto con el director periodístico de Clarín, Ricardo Kirschbaum, y el secretario general de redacción de La Nación Héctor D’Amico, y con el directivo del CELS Damián Loreti. El moderador de ese panel, el periodista John Dinges, profesor de Columbia, presentó a Winograd como estudioso independiente de la Facultad de Economía de París y como ex secretario de defensa de la competencia. (Lo fue en el último gobierno radical, del presidente Fernando de la Rúa). Lo que no dijo, porque nadie se lo había informado, es que en 2009 Winograd fue contratado por Cablevisión, para argumentar que esa empresa del Grupo Clarín había sobrecumplido las metas de inversiones y obras que le fijó la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia como condición para autorizar que se fusionara con Multicanal, según informó La Nación el 14 de diciembre de 2009 (http://www.lanacion.com.ar/ 1211409-analizan-inversiones-de-cablevision). Ese dato esencial tampoco fue mencionado en las crónicas de la conferencia que publicaron los dos diarios representados. Clarín mencionó a Winograd como miembro del Paris School of Economics y La Nación como ex secretario de Defensa de la Competencia. Consultado para esta nota, Dinges dijo que le agregaron a Winograd al panel a último momento y sin informarle de su contrato con el grupo Clarín. Es decir, actuaron en Estados Unidos tal como lo hacen aquí.

Crear la competencia
El contenido de la intervención de Winograd antes de formular su pregunta a Stiglitz coincide con los argumentos del Grupo Clarín para oponerse a la regulación dispuesta en la ley audiovisual. En el panel anterior había dicho que el Grupo Clarín era el participante más pequeño en una competencia global de firmas multimedia, como Time Warner, Disney, Telefonica, News Corporation, O Globo y Televisa y que la regulación planteada por la ley argentina era anacrónica porque no contemplaba las innovaciones tecnológicas; irracional, ya que las licencias de cable no son necesarias porque no ocupan espectro; sobreabundante porque su regulación se superpone con la de la ley de defensa de la competencia, e inconsistente en el aspecto económico, al limitar la penetración al 35 por ciento en la audiencia, lo cual juzgó inspirado por el 30 por ciento de Estados Unidos. “No inventemos la rueda pero tampoco copiemos lo equivocado, aunque venga del Norte”, dijo.

A su juicio, la regulación tiene que ser consistente con el avance de la tecnología y proveer más bienes a menor costo al consumidor. En su pregunta a Stiglitz, Winograd volvió a mencionar las economías de escala, el tamaño de los países, la propiedad cruzada y el impacto positivo de la sinergia entre medios y expresó el temor de que las reglas generales no pudieran aplicarse a todos los casos. Para asegurar la competencia en el mercado de las ideas los medios más pequeños necesitarán apoyo público, pero los países menos desarrollados, con instituciones débiles tenderán a la captura política del apoyo público y en vez de promover la diversidad, puede ocurrir lo contrario, con más voces pero parecidas, dijo. Stiglitz le respondió que los beneficios de la diversidad superaban a sus costos y que esto se incentivaba en la televisión.

“Para el funcionamiento de la democracia la diversidad de perspectivas es esencial, no me preocupan pequeños aumentos de costos. La respuesta a su preocupación por la dificultad de manejar programas de apoyo en países subdesarrollados con instituciones débiles, es fortalecer las instituciones”.

Stiglitz también dijo que los mercados pueden no ser libres por otras restricciones que no sean estatales y que hace falta del gobierno para que los mercados sean realmente libres. “Hay países donde los mercados se llaman libres pero no actúan como tales, en distintas áreas, en especial en los medios.

Por eso opino que hace falta una fuerte intervención estatal, tanto regulatoria como en el otorgamiento de licencias, e incluso creando competencia en forma proactiva allí donde no existe”. Para Stiglitz, se justifican regulaciones como la de Estados Unidos.

“Prefiero que el gobierno tome una posición fuerte, aunque los medios se enojen. Lo mejor es que el propietario de un diario poderoso no pueda obtener una licencia de televisión, no por favoritismo ni discriminación, sino porque ésas son las reglas para asegurar la diversidad. Así ocurre en muchos países. Donde los gobiernos no tienen una posición fuerte, los medios pueden perder credibilidad por no cumplir su rol crítico para conseguir una licencia de televisión”.

El presente ausente
En su presentación de la mesa, Dinges lamentó los ataques oficiales a los medios y dijo que para defenderse practican un periodismo de trinchera, que no es lo mejor para la convivencia democrática. Aclaró que la situación actual era “incomparable con la padecida durante la dictadura militar, cuando el control de la prensa se hacía por la amenaza y la realidad de la cárcel y la muerte. Ahora hay un sistema constitucional”.

También explicó que organizaciones de defensa de la libertad de expresión han destacado como un paso positivo la despenalización de los delitos de calumnias e injurias, promulgada en 2009, dijo que el actual conflicto giraba en torno de la regulación de los medios audiovisuales y precisó que las críticas no se dirigen sólo a la cobertura de periodistas y a los contenidos, sino a los propietarios y accionistas de los medios privados.

Clarín y La Nación también fueron parcos con la intervención del único de los cuatro panelistas sin vínculos de ningún tipo con el Grupo Clarín, Damián Loreti, doctor en Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid y uno de los redactores de la ley audiovisual, como integrante de la Coalición por una Radiodifusión Democrática. Clarín sólo dijo que “salió en defensa de la ley de medios afirmando que el día de su aprobación había frente al Senado 40.000 personas que salieron a apoyarla diciendo que querían más libertad de expresión, más medios”. Pero le dedicó más espacio a la respuesta de Kirschbaum, quien descalificó la intención política del gobierno y también a las personas que apoyaron la ley, porque querían “punir a los medios que afectaba esa ley”.

La Nación apenas consignó que en una exposición de tono técnico, Loreti dijo que “Reporteros sin Fronteras respaldó la ley de medios; que fue aprobada con apoyos de varios partidos y no sólo el oficialismo, y que sigue principios recomendados por la Unesco”. Fue mucho más que eso. Obligado a dividir su tiempo en responder a los tres panelistas que defendieron la posición del Grupo Clarín, Loreti comenzó por precisar que no es correcto hablar de ley de medios, ya que no contempla a las publicaciones gráficas.

Kirschbaum exaltó en su intervención las manifestaciones opositoras en las calles, donde dijo que se defendió la libertad de expresión, y Wiñazki se quejó desde el público por la coacción que el gobierno ejercería sobre los periodistas.

Loreti les recordó que fue durante esas marchas opositoras que hubo periodistas golpeados y maltratados en las calles y que seis periodistas fueron denunciados ante la justicia penal por sus informaciones y opiniones, que el Grupo Clarín calificó como instigación a cometer delitos y coacción agravada. Reconoció que la ley audiovisual no prevé una perspectiva tecnológica de integración y convergencia pero recordó que el proyecto original lo contemplaba y fue suprimido por el amplio rechazo de fuerzas políticas y organizaciones sectoriales. Según Loreti la superposición de regulaciones es mayor en Estados Unidos.

Sobre el pluralismo y la diversidad dijo que no pueden medirse sólo en términos de competencia, tal como afirmó la Relatoría de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su informe de 2004: el Estado tiene la obligación de garantizar por medio de la ley la pluralidad en la propiedad de los medios, por cuanto los monopolios y oligopolios “conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho de la libertad de información de los Ciudadanos”. Para ello, dice la Relatoría, “el derecho de la competencia en muchas ocasiones puede resultar insuficiente, particularmente en cuanto a la asignación de frecuencias radioeléctricas. No se impide entonces la existencia de un marco regulatorio antimonopólico que incluya normas que garanticen la pluralidad atendiendo la especial naturaleza de la libertad de expresión”.

También la Unesco, en sus “Indicadores de pluralismo y diversidad”, de 2008 dice que la cuestión de los monopolios y los oligopolios que afectan la democracia no se reduce a la defensa de la competencia. Si la libertad de expresión se ve comprometida, dice el documento, “los Estados deben seguir cuatro reglas: rechazar pedidos de licencias de quienes ya tenían otras, rechazar pedidos de fusión de quienes tienen más de una licencia, adoptar reglas de desinversión (la palabra desinversión no está en la ley argentina, sino en los indicadores de Unesco), y sancionar en caso de incumplimiento”, recordó Loreti.

D’Amico hizo una comparación irónica entre Fútbol para Todos y el Superbowl del fútbol norteamericano, y dijo que “los medios tienen la obligación ética de ganar dinero. La única manera de ser independiente es ganar dinero”. En cambio Loreti destacó el proceso de desconcentración de contenidos de interés relevante que dispuso la ley argentina. “Para ver el partido estrella del domingo había que pagar tres veces: el abono de cable, el servicio del decodificador y el paquete premium. Yo pagaba televisión por cable y veía la tribuna con un señor que relataba”, concluyó.

Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-219805-2013-05-12.html

Más:
Stiglitz, El precio de la desigualdad. El 1% de la población tienen lo que el 99% necesita. Taurus. 2012.

domingo, 5 de julio de 2015

Influyentes economistas toman partido en el referéndum griego. Los argumentos de importantes académicos, tres de ellos premios nobel, a favor de la opción del sí o del no

La convulsa situación que se vive en Grecia, inmersa en un ‘corralito’ financiero y en el intento de alcanzar un acuerdo de tercer rescate con la Eurozona, ha provocado que algunos de los más influyentes teóricos de economía se hayan posicionado en uno u otro lado en el referéndum del próximo domingo. Estos economistas, entre los que destacan tres premios Nobel, argumentan el porqué de su decisión así como las posibles consecuencias que conllevaría para el país heleno y su población el hecho de decantarse por el ‘sí’ o por el ‘no’ en la consulta.

A favor del no
Joseph Stiglitz, nobel de Economía 2001: “Las condiciones impuestas a Grecia son indignantes” El teórico estadounidense ha defendido claramente el ‘no’ en el referéndum en diversas entrevistas y artículos publicados en los últimos días. Pese a reconocer que es complicado aconsejar a los griegos, Stiglitz no tiene dudas de que un ‘sí’ en la consulta “significaría una depresión casi interminable” y solo llevaría a Grecia a una crisis más profunda, tal y como afirmó en su artículo ‘Obligar a Grecia a ceder’ publicado en ‘El País’ y The Guardian.

Stiglitz cree que la antigua troika (BCE, FMI y Comisión Europea) tiene una importante responsabilidad en la situación de crisis que atraviesa el país. Sin exculpar a Grecia, defiende en una entrevista en BBC Mundo que Europa debió apostar en el año 2010 por un plan de deuda que devolviera al país a la senda del crecimiento en lugar de adoptar unas medidas que dieron paso a una etapa de austeridad que da por fracasada. Para culminarla, apuesta por decir ‘no’ a unas condiciones que tacha en la misma entrevista como “indignantes y un ataque para la democracia”.

El ‘no’ que, tal y como reconoce en el artículo citado, podría abrirles la puerta a un futuro que “aunque no tan próspero como el pasado” será “más esperanzador que el inadmisible tormento actual”. Una situación que para Stiglitz ha llegado por culpa del programa económico impuesto por la Troika y cuyos resultados, entre los que se encuentran un descenso del 25% del PIB nacional o una tasa de paro juvenil del 60%, han sido “terribles”. En definitiva, un rechazo rotundo a un ‘sí’ que solo agravaría la crisis del país heleno.

Joseph Stiglitz es economista y profesor estadounidense. Logró el Premio Nobel de Economía en el año 2001. Antes, en 1979, recibió la medalla John Bates Clark. 'El precio de la desigualdad' es una de sus obras más importantes. Es execonomista jefe del Banco Mundial.

Paul Krugman, nobel de Economía 2008: "Grecia debe votar 'No"
Todavía más contundente que Stiglitz se muestra Paul Krugman, quien en su artículo ‘Grisis’ publicado en ‘The New York Times’, afirma con rotundidad que la población helena debe decidirse por el ‘no’ en el referéndum del domingo y que el gobierno de Tsipras debe estar preparado para abandonar el euro si fuera necesario. El motivo, la postura de la Troika. El Premio Nobel de Economía considera que la austeridad impuesta a Grecia en los últimos años ha sido la causante de esta situación y que por lo tanto el ‘sí’ supondría "una prolongación indefinida del momento actual".

Por ello, los ciudadanos griegos deben decir 'no' y rechazar al que ha sido el causante del desplome de la economía helena desde el año 2010, cuando comenzaron los recortes del gasto público, los aumentos de los impuestos y demás medidas austeras que solo provocaron una enorme reducción de la recaudación, tal y como explica el teórico estadounidense en su columna.

En ella, critica a la troika su actitud de extrema dureza y su decisión de aplicar una mayor dosis de austeridad, rechazando las medidas de un Tsipras para el que pide el apoyo del pueblo griego. Pese a afirmar que el ‘Grexit’ no es un efecto automático del 'no', argumenta que no sería una vía tan catastrófica como hace ver la eurozona, puesto que "las consecuencias más temidas serían el cierre de bancos y el control de capital", algo que ya se ha dado con el ‘corralito’ financiero impuesto el lunes.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía en el año 2008 y ganador del Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2004.
Actualmente es profesor de Economía y Asuntos Exteriores en la Universidad de Princeton y columnista de ‘The New York Times’.

Postura intermedia
Thomas Piketty: "La salida de Grecia del euro sería el principio del fin"
El economista francés desglosa y argumenta con dudas su posición respecto al referéndum del próximo domingo. Sin decidirse por el 'no' como hacen Stiglitz o Krugman, Piketty considera en una entrevista a Efe que el plan puesto en marcha por los acreedores es “malo y recesivo” y que por lo tanto es absolutamente negativo para Grecia. Piketty considera que el ‘no’ nunca debería suponer la salida de Grecia del euro, un escenario al que augura consecuencias catastróficas.

Por otro lado, entiende a aquellos griegos que voten 'sí’ por miedo a las “amenazas de expulsión” recibidas por la Troika y a la “política de asfixia del Banco Central Europeo”. Unas amenazas que no considera nada creíbles, ya que para Piketty “la salida de Grecia sería el principio del fin” para una Europa que se quedaría en una posición mucho más frágil. Por tanto, en la entrevista, el francés considera que es una utopía pensar que la zona euro está preparada para la marcha de cualquier miembro y aboga por el diálogo y la reestructuración del conjunto de deudas sea cual sea el resultado del referéndum.

Thomas Piketty es economista francés y autor del conocido ensayo El capital en el siglo XXI. El impulsor de la Escuela Económica de París es profesor en ese centro y en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París. Fue galardonado con el premio Yrjö Jahnsson en el año 2010.

A favor del sí
Christopher Pissarides, nobel de Economía 2010: "El 'no' podría dejar a Grecia fuera del euro"
Pissarides cree que la única salida viable para Grecia pasa por un ‘sí’ de los ciudadanos en el referéndum del día 5 de julio. El Premio Nobel considera que el gobierno de Tsipras ha tomado decisiones equivocadas, como "retrasar el control de capitales o negar la existencia del pánico a la fuga de capital", tal y como reconoce en una entrevista en Deutsche Welle. Además, critica la forma de llevar las negociaciones por parte del primer ministro griego, quien debería haber negociado con más insistencia ciertas medidas impuestas por la eurozona. En la entrevista, advierte de que un 'no' "podría dejar a Grecia fuera del euro mientras que el 'sí' asegura su permanencia".

Pese a ser partidario del ‘sí’ en la consulta, no está a favor de las exigencias de la Troika, a quien también critica. En una columna que escribió en The Guardian, Pissarides afirma que cualquier medida de austeridad es "negativa no solo para Grecia sino también para toda la Unión Europea"y que lo único que ha provocado es agravar la situación griega así como "generar una división en Europa". Por ello, anima a los dirigentes europeos a ser más benévolos en ciertos puntos, renegociar la deuda y hacer ver así a Grecia que quieren mantenerse unidos.

En ambos medios pide a los helenos que apuesten por el ‘sí’ para solucionar su crítica situación. Por otro lado, si llega el ‘no’ augura a Grecia un enorme distanciamiento de Europa, un retroceso y un mayor aumento de la recesión.

247 profesores de economía de universidades griegas abogan por el 'sí' en una declaración conjunta
La crítica situación vivida en Grecia y la convocatoria del referéndum provocó que 247 profesores de economía de diversas universidades del país se juntaran para publicar una declaración firmada en la que piden el ‘sí’ para Europa a la población griega, haciéndoles ver las graves consecuencias que conllevaría la victoria del ‘no’ y la posible salida de la Eurozona. Este grupo de profesores defiende en su manifiesto que este ‘no’ siempre sería peor que pagar la deuda y sentarse a negociar y pactar con el resto de socios de Unión Europa y el FMI.

Además, la negativa a Europa supondría unos efectos “económicos, sociales, políticos y geopolíticos desastrosos” y una serie de consecuencias funestas a corto y medio plazo que han querido hacer llegar a la población griega:

"Consecuencias a corto plazo: Cierre de los bancos, corte en el valor de los depósitos, notable descenso del turismo, escasez de productos básicos y materias primas, mercado negro, hiperinflación, quiebras, gran aumento de la tasa de desempleo, rápida bajada de los salarios y del valor real de las pensiones, profunda recesión, disturbios sociales y graves problemas en el funcionamiento de la sanidad pública".

A continuación, detallan los efectos a medio plazo: "aislamiento internacional, falta de acceso al mercado internacional de capital durante varios años, crecimiento bajo e inversión anémica, enorme desempleo combinado con altas tasas de inflación, suspensión del flujo de fondos estructurales de la Unión Europea, importante disminución del nivel de vida, deficiente prestación de bienes y servicios públicos básicos".

Consideran que todas estas consecuencias no deben producirse tras los graves sacrificios realizados por el pueblo griego en los últimos años ni tampoco en un momento en el que la situación económica estaba empezando a recuperarse. El manifiesto culmina con la petición al pueblo heleno de un ‘sí’ que les asegure mantenerse del lado de la Unión Europea y la eurozona.

http://internacional.elpais.com/internacional/2015/07/03/actualidad/1435913452_956868.html

miércoles, 26 de abril de 2023

_- El premio Nobel Stiglitz asesorará a Sumar para su programa económico.

_- El prestigioso profesor de la Universidad de Columbia, de perfil progresista, colaboró en su día con Clinton y Rodríguez Zapatero.

Yolanda Díaz incorpora perfiles de reconocido prestigio internacional para reforzar las bases teóricas de su proyecto de cara a las próximas generales. Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía en 2001, colaborará con Sumar, la plataforma que impulsa la vicepresidenta segunda del Gobierno y con la que busca ensanchar el espacio electoral a la izquierda del PSOE tras años de retroceso en las urnas. Según fuentes de la organización, el profesor de la Universidad de Columbia, asesor en su día de los presidentes Bill Clinton y José Luis Rodríguez Zapatero y ex economista jefe del Banco Mundial, participará en la revisión del documento final del grupo de trabajo de economía y modelo productivo en el proyecto de Díaz.

Stiglitz, de perfil progresista y quien ya hace años defendía que subir el salario mínimo “no daña el empleo”, participará de este modo en la última fase del programa del área coordinada por Rafael Muñoz de Bustillo, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Salamanca.

Hasta la fecha, un millar de expertos, repartidos en 35 grupos diferentes, se han encargado de dotar de contenido teórico a la plataforma que lidera la vicepresidenta y que pretende funcionar como un revulsivo para los ciudadanos más desencantados con la política en los últimos años. Su trabajo se ha desarrollado con cierta independencia —tal y como le reclamó en la presentación de las distintas áreas temáticas el pasado septiembre el analista Ignacio Sánchez -Cuenca, encargado del grupo de calidad democrática— y aislados de las peleas partidistas que han afectado al proceso estos meses. Aunque la labor está prácticamente terminada y Díaz ya oficializó el 2 de abril su intención de ser la candidata en los comicios previstos a final de año, el programa definitivo no ha trascendido aún y se presentará en los próximos días, según confirman fuentes de Sumar.

La colaboración de Stiglitz, con quien el entorno de la vicepresidenta había mantenido ya contactos, se cerró definitivamente esta semana durante una reunión celebrada en Nueva York, adonde Díaz se trasladó para intervenir el martes ante la Asamblea General de la ONU en la adopción de la primera resolución del organismo sobre economía social y solidaria, y encontrarse con el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.

Además de Stiglitz, otros perfiles internacionales colaboran ya con Sumar. Es el caso de la italiana Francesca Bria, responsable del área de digitalización con derechos, que ha presidido el Italian National Innovation Fund y en 2021 fue nombrada consejera de la nueva Bauhaus Europea.

Otros economistas de la órbita de Díaz son el británico Guy Standing, quien ya participó en la elaboración del informe sobre precariedad laboral y salud mental del Ministerio de Trabajo, o la italoestadounidense Mariana Mazzucato, a la que la líder de Sumar suele citar en sus intervenciones públicas y con la que tenía previsto realizar un acto que finalmente se canceló por el viaje a EE UU. Oficialmente, ninguno de los dos está en los equipos de trabajo.

El programa de la plataforma, concebido como un “proyecto de país para la próxima década”, según defiende Díaz, se divide en áreas temáticas que van desde los cuidados, hasta la justicia, el modelo de Europa o el territorial. Los responsables de cada grupo son, en su mayoría, perfiles técnicos reconocidos en cada ámbito, pero no políticos.

En paralelo a su labor, el equipo de la vicepresidenta, dirigido por el jefe de gabinete, Josep Vendrell, inició a comienzo de año las negociaciones para conformar una coalición de hasta 15 partidos que sirva para desplegar Sumar por toda España en las generales. Aunque las conversaciones no se concretarán hasta después de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, Podemos marcó sus líneas rojas y decidió ausentarse del lanzamiento de la candidatura de Díaz hace tres semanas, por lo que ahora mismo, la presencia del partido fundado por Pablo Iglesias, quien la señaló como líder del espacio tras su marcha hace ya más de dos años, está en el aire.


jueves, 24 de noviembre de 2011

Stiglitz advierte de que políticas de austeridad son un "suicidio"

A Coruña, 24 nov (EFE).- El premio Nobel de Economía en 2001 y ex vicepresidente del Banco Mundial, Joseph E. Stiglitz, ha asegurado esta tarde que las políticas de austeridad "son una receta" para "menor crecimiento y más desempleo", un "suicidio" económico, que debería ser contrarrestado con una fiscalidad progresiva y apoyo a las inversiones empresariales.

"Lo que hay que darse cuenta es que la austeridad por sí sola no va a solucionar los problemas porque no va a estimular el crecimiento", ha subrayado Stiglitz en un encuentro con periodistas en A Coruña, donde está tarde ha pronunciado una conferencia titulada "¿Puede el capitalismo ser salvado de sí mismo".

Ha sugerido al nuevo gobierno español que vaya "más allá de la austeridad" y emprenda una reestructuración del gasto y la fiscalidad como medida básica para crear empleo.

"Mucho me temo que se van a centrar en la austeridad, y la austeridad es una receta para menor crecimiento, para una recesión y para más desempleo. La austeridad es una receta para el suicidio", ha afirmado.

"A menos que España no cometa ningún error, acierte al 100 por cien y aplique medidas para suavizar la política de austeridad llevará años y años" salir de la crisis, ha añadido.

El exvicepresidente del Banco Mundial ha asegurado que las reformas estructurales emprendidas en Europa "han sido diseñadas para mejorar la economía por el lado de la oferta, no por el lado de la demanda", cuando el problema "real" es "la falta de demanda".

Por ello, ha rechazado los postulados en favor de la flexibilidad laboral como "sinónimo de bajar los salarios y el nivel de protección social".

"Si bajamos los salarios, empeorará la demanda y la recesión", ha advertido Stiglitz, para quien un "necesario" incremento de la flexibilidad debe ir acompañado de "compensaciones por el lado de la seguridad" para los trabajadores.

Su receta para salir de la crisis pasa por estimular la demanda a través de una política impositiva más progresiva y una fiscalidad que promueva la inversión empresarial.

"En economía hay un principio elemental que se llama efecto multiplicador del presupuesto equilibrado: si el gobierno sube los impuestos pero a la vez gasta el dinero que recibe de los impuestos esto tiene un efecto multiplicador sobre la economía".

En algunos países como Grecia, sostuvo, "el sistema financiero está restringiendo mucho el crédito, sobre todo a las pymes, con lo que se está estrangulando a la economía y se dará una contracción bastante severa", ha apuntado.

En contraposición, Stiglitz ha valorado modelos como el de la cooperativa vasca Mondragón, una alternativa "estable y eficiente".

El premio Nobel se ha mostrado especialmente crítico la actuación del Banco Central Europeo en casos como el de Grecia, donde el organismo europeo "ha puesto en primer lugar los intereses de los bancos que los de los ciudadanos".

"Las decisiones son tomadas por un grupo secreto de personas, el International Swaps and Derivatives Association (ISDA) -la asociación que controla el mercado de los derivados-, un grupo de especuladores. ¡Es inaceptable que se confíe la toma de decisiones a un grupo determinado de particulares, sobre todo a este grupo en particular", ha denunciado.

Ante las tensiones del mercado, Stiglitz ha reclamado la creación de un organismo público que se encargue de las valoraciones crediticias; de un fondo de solidaridad para buscar estabilidad económica en la zona euro y la implantación de los eurobonos.

De hecho, en su opinión, las restricciones del sistema financiero podrían ser combatidas por el Estado a través de "garantías" al crédito o bien a través de la concesión estatal de los mismos.

"Hay una tendencia de los mercados sin control de cometer excesos de todo tipo y si no se controlan los mercados, ellos sí que destruirán el capitalismo", ha afirmado.

Así, según sus predicciones, Estados Unidos no recuperará su nivel económico hasta 2017, diez años después del comienzo de la crisis, lo que en el caso de Europa retrasaría la recuperación varios años

Más. EFE en ABC, 24-11-11

lunes, 17 de septiembre de 2012

Joseph Stiglitz: “Un dólar un voto expresa el fracaso de la democracia”

Joseph Stiglitz: “Un dólar un voto expresa el fracaso de la democracia”

 El escritorio de Joseph Stiglitz es caótico, con papeles en todas direcciones. Es imposible ver el fondo. Sobre ellos, dos latas de Coca-Cola Light. No quedaba otra que poner la grabadora sobre tan frondoso forraje, de casi cuatro dedos de espesor. Su despacho en la Universidad de Columbia mira a la biblioteca. Está en la octava planta, altura suficiente para ver el perfil de Manhattan, corazón del capitalismo. Pero el calor pegajoso del verano se ocupó de poner una capa blanca de humedad para evitar distracciones.

 Stiglitz, economista jefe del Banco Mundial hasta 2000 y Nobel de Economía en 2001, publica en España su último libro, en el que explica las causas por las que la desigualdad crece tan rápido en EE UU y trata de anticipar su impacto económico. Una obra que nace de un artículo que escribió en Vanity Fair, un vehículo poco usual para los académicos, y cuyo título se convirtió hace un año en el lema del movimiento social de protesta Ocupemos Wall Street. “El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita”, señala el autor. De alguna manera, este trabajo es una vuelta a su origen, ya que la desigualdad en un contexto de crecimiento económico fue el tema de su tesis doctoral. Ahora explica que los mercados no son ni eficientes ni estables y tienden a acumular la riqueza en las manos de unos pocos. Trata de lanzar un debate en torno a El precio de la desigualdad. Cómo la división social pone en peligro nuestro futuro (Editorial Taurus).

 Como si tratara de inyectar moralidad al capitalismo. El día de la entrevista, la revista New York lanzaba en su portada una pregunta que, por un lado, revela la nostalgia que los estadounidenses tienen sobre su pasado y, por otro, evidencia en su respuesta la polarización actual del debate en una sociedad inmersa en una batalla ideológica constante.

 ¿Está América muerta?
[Se ríe] Eso es una hipérbole, una exageración.

 Pero ¿incita a la reflexión?
Cierto, porque claramente algo no funciona.

¿No cree que hay cierta obsesión de los estadounidenses con su propio declive?
Hay un consenso amplio y muchas obras escritas sobre la cuestión. Resaltan que el concepto que tiene América de sí misma –ser número uno en todo– ya no está tan claro como antes. Seguimos siendo la economía más grande del mundo, pero China lo será en breve y no hay nada que se pueda hacer contra eso. Ya no somos la economía que crece más rápido, ni tenemos la renta por habitante más alta. Somos la mayor potencia militar, pero no somos capaces de resolver ningún problema. Mi libro aborda esa preocupación general. Además del sentimiento de ser número uno, EE UU se veía como un país con igualdad de oportunidades, como una sociedad justa. Esos eran los principios básicos sobre los que pensábamos que nos distinguíamos de los demás.

 La igualdad de oportunidades, la idea de llegar a lo más alto, es una de las bases del sueño americano. Es una noción muy fuerte de una sociedad justa. Fue lo que hizo que la gente emigrara hacia EE UU, buscando sus sueños. Ya no es cierto y es devastador para el concepto que los americanos tienen de sí mismos.

¿Pero el sueño americano es diferente para cada persona? ¿No significa necesariamente llegar a lo más alto?
Hay varios aspectos. El esencial es que cada generación va a ser mejor que la que le precedió, que cada persona va a mejorar cada año. Y eso tampoco es válido ahora. El sueldo de un asalariado adulto en EE UU es hoy inferior al que existía en 1968. El hijo de un empleado que entonces trabajaba en una planta de ensamblaje en Detroit gana menos que su padre.

 Ese problema lo tiene también España. Es cierto que otros países están en una situación similar. Pero el problema para EE UU es que esto formaba parte de su identidad. Éramos una sociedad dinámica. Pero ahora EE UU es la sociedad con menos igualdad de oportunidades entre todas las naciones avanzadas.

¿Cuándo se produjo ese cambio?
El punto de inflexión, el principio del fin, fue 1989. Cuando se marchó Ronald Reagan y llegó George Bush. En lugar de una comunidad que luchó junta contra Hitler, se convirtió en cada persona luchando por sí misma. Empezaron a romperse los sindicatos. Se quitó de en medio a gente como Paul Volcker [expresidente de la Reserva Federal], que entendía las finanzas, y se puso en su lugar a Alan Greenspan, favorable a la desregulación. Se rebajaron los impuestos a los ricos. No pasó de la noche a la mañana, fue un proceso que dura hasta hoy...
...
Si el poder sirve a la avaricia, ¿cómo puede romperse ese círculo vicioso del que habla?
En EE UU hemos puesto el logro de ganar dinero por encima de cualquier otra cosa. En una sociedad que destaca la retribución monetaria, tenemos un mal equilibrio. En mi libro hablo de los planes de incentivos y su efecto destructivo. Mucha gente que trabaja no lo hace para ganar dinero, sino para vivir. Pero si eres el presidente de una compañía, ¿por qué no haces lo mismo? El argumento de que es porque tienen un trabajo más duro es absurdo. El trabajo hay que hacerlo bien. Los incentivos son importantes, pero no son la vía.

El ejemplo podría ser Wall Street, donde parece que se premia más el fracaso que el buen trabajo. Por eso hay que tener reglas que permitan poner freno a los abusos. Siempre habrá gente que solo piense en enriquecerse. Y en una industria que se dedica a ganar dinero, entonces esperas que esos abusos sean aún mayores. Nadie lo espera de un profesor que se dedica a educar a niños. Pero si trabajas para un banco, vas a hacer dinero, por eso hay que ser más cauto en el sector financiero.

Su Premio Nobel fue por la teoría de la información asimétrica. ¿Se puede aplicar al escándalo de Barclays por la manipulación del tipo interbancario?
Totalmente.  En Barclays sabían lo que hacían, manipulando el tipo de interés y ganando dinero con ello. Transparencia en el sector bancario es un sinónimo del concepto de información asimétrica. En el caso del Libor, no había transparencia, porque con transparencia hay más competencia y con competencia se reducen los beneficios. Es la avaricia.

Pero en este caso de nuevo fallaron los reguladores. Incluso el Tesoro de EE UU sabía lo que pasaba, pero se limitó a mandar una carta como respuesta en lugar de actuar. Se sabía lo que ocurría, pero no lo fácil que era manipularlo.
Por eso el aspecto realmente preocupante de este caso es que el regulador tenía la competencia de investigar lo que estaba pasando más en profundidad y no lo hizo. Ni siquiera Geithner volvió a preguntar si se había corregido el problema. La admisión del secretario del Tesoro de que sabía lo que pasaba y no hizo nada, más allá de mandar un e-mail, es consistente con la visión que tiene el público de que están todos en la misma cama. Y esta es otra fuente de desigualdad: coger dinero de otro de una manera que destruye riqueza. Por eso es importante, muy importante, tener un sistema bancario del que te puedas fiar.

Usted considera que la solución a la crisis en Europa no es adecuada porque retira la demanda del sistema y no restaura la confianza.
La austeridad es uno de los temas de debate también en la campaña electoral en EE UU. La austeridad va a tumbar la economía. Se está viendo en España, en Grecia, en Reino Unido. Tratar de reducir el Gobierno va a empujar a EE UU hacia el mismo experimento que está haciendo Europa, y eso será desastroso. Hasta el Fondo Monetario Internacional se dio cuenta de eso y dice que la desigualdad es mala para la economía, porque eleva la inestabilidad. Esto no se escucha decir de los líderes europeos ni de los estadounidenses, y eso que la ciencia es muy clara al respecto. Obama lo dice poco. Se ignora la cuestión públicamente. La austeridad en periodos económicos como el actual es mala por varios motivos. La gente que no tiene trabajo se empobrece. Y con un alto nivel de desigualdad, los salarios bajan. Y la austeridad lleva a cortar gasto en cosas importantes, como la educación y la salud. Por eso estos planes de austeridad acrecientan los problemas de la desigualdad, lo que a su vez es una de las razones de la debilidad económica actual.
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LA VOZ ECONÓMICA QUE ALERTA A AMÉRICA

Joe Stiglitz fue miembro del consejo que propone la estrategia económica del presidente de EE UU durante la Administración de Bill Clinton, entre 1993 y 1997. En la actualidad, además de ser profesor en la Universidad de Columbia, preside la International Economic ­Association, vinculada a la Unesco.

En 2001 ganó el Premio Nobel de Economía junto a George A. Akerlof y A. Michael Spence “por sus análisis de los mercados con información asimétrica”. Stiglitz nació en Gary (Indiana) en 1943, curiosamente también el lugar de nacimiento del primer Nobel de Economía, Paul Samuelson. En su nuevo libro denuncia que EE UU tiene el mayor nivel de desigualdad de las economías avanzadas y repite que en Europa hay más movilidad social.


Seguir leyendo aquí en El País.
Joseph Stiglitz acude a la asamblea del 15-M
El BCE oxigena los mercados

jueves, 6 de octubre de 2011

Stiglitz en Zucotti Park

El domingo, el profesor Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, estuvo en Zuccotti Park para hablar con los manifestantes, junto a otro economista, Jeff Madrick. Como los manifestantes tienen prohibido usar megáfonos, la multitud repitió los discursos de a una oración por vez para que las palabras llegaran a los que estaban más lejos. Stiglitz comenzó su discurso con una ocurrencia: “Me doy cuenta de que la pedagogía de tener que repetir lo que digo es muy valiosa, pero hace que el proceso sea mucho más largo”. Dicho como un verdadero economista.

“Hay un sistema en el que socializamos las pérdidas y privatizamos las ganancias”, continuó. “Eso no es capitalismo, no es economía de mercado, es una economía distorsionada que si la continuamos no vamos a crecer, no vamos a crear una sociedad más justa. Continuó el Nobel: “Antes de hablar de economía, quiero decir algo sobre la democracia. En julio estuve en España, hablando con los ‘indignados’. Ahí podía usar un megáfono, no tenía que pasar por esta cámara de ecos. ¡Es indignante que no puedan usar un megáfono! Tenemos demasiadas reglas que detienen la democracia y no suficientes reglas para que Wall Street se comporte bien. Ustedes deberían tener el derecho de manifestar sus opiniones sin ser arrestados y o que les lancen gas pimienta”.

En España dijo: “Tienen razón en estar indignados. El hecho es que el sistema no está funcionando bien. No está bien que tanta gente esté sin trabajo cuando tenemos tantas necesidades que llenar. No está bien echar a la gente de sus hogares cuando hay tantos sin techo. Nuestros mercados financieros tienen que jugar un rol importante. Se supone que deben ubicar el capital y manejar el riesgo, pero han mal ubicado al capital y crearon riesgo. Estamos pagando el costo de sus errores”.

Stiglitz siguió con su argumentación. “Una de las cosas que hicieron los bancos fue explotar a los estadounidenses más pobres a través de préstamos. Nosotros lo sabíamos. Hubo gente que trató de pararlo, pero Wall Street usó su poder político para detener a los que querían detenerlos. El FBI les dijo a los poderes que había una epidemia de fraude en el mercado hipotecario en 2004. Washington y la Reserva Federal tenía el poder para hacer algo. No lo hicieron”, y agregó el economista: “Después de que estalló la burbuja, el equilibrio de los derechos se distorsionó. Entonces ayudamos a los bancos en la creencia de que habría una vuelta a los préstamos. ¡Todo lo que hubo fue una restauración de bonos! Si no restauramos las finanzas a la función que debe tener, no tendremos una recuperación fuerte. Las prácticas poco éticas fueron una importante contribución a la crisis y el futuro difícil que enfrentamos.”
Página 12

viernes, 1 de julio de 2011

"La Unión Europea no está rescatando a Grecia, sino a los bancos alemanes"

JOSEPH E. STIGLITZ Premio Nobel de Economía en 2001
Crítico con la ortodoxia neoliberal, el catedrático de la Universidad de Columbia arremete con dureza contra las políticas de austeridad, que considera que pagan los ciudadanos con sacrificios que los gobiernos no pueden explicar

A un economista bregado en la crítica como Joseph Stiglitz (Gary, Indiana, 1943) no le tiembla la voz cuando señala los responsables de la crisis ante un público que, en parte, podría sentirse aludido por sus reproches. Ni cuando denuncia las crueles consecuencias sociales que acarrearán las medidas de austeridad que se han impuesto como prioridad la Unión Europa o Estados Unidos para salir de la crisis. Y mucho menos cuando pide decir las cosas por su nombre y no hablar de rescate de Grecia, Irlanda o Portugal cuando, a su juicio, en realidad "se trata de una protección de los bancos europeos". El premio Nobel de Economía 2001 y catedrático en Columbia es igual de implacable con el fundamentalismo de mercado ante el auditorio repleto de empresarios del Círculo de Economía de Barcelona que en sus artículos de opinión y sus libros.
Antes de su charla, atiende a EL PAÍS en una sala del hotel de Sitges donde el lobby empresarial catalán celebra cada año sus jornadas. Afable y tranquilo, Stiglitz es capaz de indignarse, por ejemplo, porque el presidente de EE UU, Barack Obama, a quien asesoró, se haya rodeado de quienes, en su opinión, provocaron la crisis. Ya en su último libro, Caída libre (Taurus, 2010), no ahorra críticas al presidente estadounidense en un ejercicio de honestidad. En la revisión de esa obra, en octubre del año pasado, se refirió al duro ajuste en las cuentas públicas españolas. "Por ahora, España no ha sido atacada por los especuladores, pero puede ser solo cuestión de tiempo", concluyó entonces.
Pregunta.¿Sigue pensando lo mismo ahora?
Respuesta.España está en una situación diferente a la de Grecia. Empezó la crisis con una deuda pública del 60% de su producto interior bruto (PIB), y no del 130%. Sin embargo, el desempleo es más grave. En gran medida, la respuesta no está en las manos de España. Si se crea un fondo solidario europeo que permita contribuir al crecimiento de España, el país no tendrá ningún problema. Lo tendrá si Europa falla.
P.Las dudas acerca de que Grecia pueda afrontar el pago de su deuda soberana son hoy un quebradero de cabeza para la Unión Europea. ¿La reestructuración de su deuda es la salida?
R.La mejor solución sería la creación de un fondo solidario europeo, con el cual se ayudara a que Grecia restaurara su crecimiento. Alemania podría seguir expandiéndose, los bancos europeos realizarían más inversiones en el país y se estimularía la economía. Eso permitiría, a su vez, restablecer el crecimiento, mejorar los ingresos públicos y reducir el déficit. Así que con estos compromisos, los intereses de la deuda griega bajarían y el país podría cumplir con sus obligaciones.
P.Pero...
R.Sí, nada de eso va a pasar.
P.¿Entonces?
R.Esa sería la mejor solución. Si la Unión Europea no presta asistencia pública, los mercados siguen con esta visión negativa, los intereses siguen muy altos y los países de la Unión rechazan postergar los plazos para devolver la deuda... En ese caso, la reestructuración es inevitable.
P.El rechazo a los rescates ha dado alas a partidos de ultraderecha del norte de Europa, como en el caso de Finlandia. En ese contexto, ese fondo que propone no se antoja muy factible...
R.La pregunta es: ¿se trata un rescate a Grecia o a los bancos alemanes? Es exactamente la pregunta a la que me enfrenté cuando estaba en el Banco Mundial y fuimos "al rescate" de México, Corea, Tailandia o Indonesia. No, no estábamos salvando a esos países, sino a los bancos occidentales. Y puesto que no quisimos llamarle "el rescate de los bancos occidentales", decidimos que se trataba de un rescate a esos países. Y es lo que está pasando ahora: estamos rescatando a los bancos alemanes, por lo que debería llamarse así.
"La mejor solución para Grecia es crear un fondo de solidaridad europeo para su recuperación"
P.Lo que usted plantea pone a los Estados en otro aprieto, entonces. ¿Cómo explican los Gobiernos a los ciudadanos que hay dinero para rescatar a los bancos y luego les imponen medidas de austeridad?
R.No pueden. La respuesta es que o Europa muestra su solidaridad o no puede pedir a los ciudadanos de esos países que sacrifiquen sus vidas a través de su bienestar para salvar a los bancos, cuando estos fueron los que causaron los problemas primero. Ahí está en juego el concepto de justicia social.
P.Habrá oído acerca de las protestas y acampadas que se han producido en las principales plazas de España. ¿Son un reflejo de eso?
"Las protestas en España eran inevitables con los altos niveles de desempleo que hay"
R.Esas protestas eran inevitables, con los niveles de desempleo que tiene España. Sin embargo, las protestas no son normalmente lugares donde se articulen filosofías económicas. Son una reflexión, una expresión de que algo va mal, una demanda de soluciones cuando no se ha hallado diagnóstico.
P.Entre otras cosas, en el centro de las críticas de esas protestas están la corrupción política y las medidas de austeridad.
R.Ellos ponen en el mismo saco ambas cosas. Una de las vías de la corrupción era la burocracia. Pero en lo que a esta crisis se refiere, no lo ha sido. Como lo fue en el pasado, la corrupción es uno de los problemas de hoy. No obstante, la definimos de una forma banal, como una corrupción social de los políticos. Estamos hablando de otra cosa, de influencia política, que se basa, por ejemplo, en las contribuciones para las campañas electorales. Es legal, pero ese sistema no funciona bien para la mayoría de los ciudadanos.
P.Tras encadenar años de abundancia, los países de la Unión Europea, entre ellos España -y ahora también Estados Unidos-, ahora deben recortar su gasto para enderezar sus cuentas públicas. ¿Es la única vía para salir de la crisis?
R.No, ese es el camino erróneo. La austeridad nos llevará a un bajo crecimiento que significará recaudar menos impuestos y acumular más gastos para atender a las personas desempleadas y otras necesidades sociales. Y la reducción de déficit va a ser mínima y, en cualquier caso, decepcionante. Mientras tanto, las consecuencias sociales a corto y largo plazo serán enormes. Y las económicas, también. Por ejemplo, y esto es relevante en particular en España, cuando los jóvenes desempleados llevan mucho tiempo sin trabajar pierden sus capacidades, con lo que se está destruyendo el activo más importante del país, que es el capital humano. Además, resulta mucho más complicado reintegrarlos al mercado de trabajo, y cuando encuentran un empleo la actividad ha descendido y los salarios también lo han hecho.
P.¿Entonces los recortes significan prolongar la crisis?
R.Las perspectivas a largo plazo son que la economía se debilita todavía más. A mi modo de ver, una estrategia de austeridad no sirve para la recuperación. Necesitamos pensar cómo hacer crecer la economía y simultáneamente, a medio y largo plazo, ir reduciendo el déficit. Y hay formas para hacerlo. La mayor parte del déficit se debe a un bajo crecimiento. Cuando se restablece, se solventa el problema, puesto que el déficit no es la causa del crecimiento bajo, sino al revés: el bajo crecimiento es la causa del déficit. Esa es la idea que la gente debe entender. Debemos pensar, pues, estrategias que promuevan el crecimiento con un impacto positivo sobre el déficit.
P.¿Por ejemplo?
R.Puesto que las clases bajas consumen más que el resto, si cambiamos la presión fiscal de la clase media y la pasamos a los ingresos más altos, resulta que con los mismos ingresos tributarios conseguimos más estímulos o que con el mismo estímulo conseguimos recaudar más.
P.Antes recordaba que el déficit no es la causa de la crisis. Las cuentas públicas de Irlanda exhibían superávit antes de la recesión y las de España también lo tuvieron durante tres ejercicios.
R.Exacto. Eso prueba por qué era erróneo el marco europeo basado en que todo lo que se necesitaba para que el euro funcionara era lograr la convergencia. ¡Esos eran dos países que lo estaban haciendo de acuerdo con la fórmula!
P.En la primera etapa de la crisis, parecía que había un amplio consenso en que debían regularse más los mercados. Incluso varios presidentes de Gobierno hablaron de "refundar el capitalismo". ¿Dónde quedó todo eso?
"Las medidas de austeridad son un error y la reducción del déficit será decepcionante"
R.Los políticos... Parece que las fuerzas políticas que permitieron la desregulación de los mercados y los beneficios y que crearon este tipo de capitalismo disfuncional pretendieron prevenir una destrucción de su capitalismo. Esto no debería ser una sorpresa. Las demandas para una reforma fueron de algún modo captadas en la campaña de Obama, que estuvo marcada por el cambio. Pero ahora Obama tiene el mismo equipo económico que contribuyó a la crisis. Ya no podemos esperar un cambio.
P.¿Los recortes en el Estado de bienestar no dejarán a los Gobiernos con menos capacidad para afrontar la próxima crisis?
"Obama se ha rodeado de quienes causaron la crisis. Ya no podemos esperar un cambio"
R.Sí. Claramente, la crisis está minando las capacidades para actuar en otra que pueda venir, y además no hemos realizado el trabajo regulatorio para reducir las probabilidades de caer en otra crisis. De hecho, en Estados Unidos las cosas están peor, y no mejor que antes... Leer todo aquí en el artículo de El País 35 años.