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jueves, 21 de diciembre de 2017

Del rescate al éxito económico, el camino de Portugal a la cima del Eurogrupo.


EFE doc.

El portugués Mário Centeno (i), relevará al presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem (d). EFE/ Stephanie Lecocq

Bajo una fuerte presión de los mercados que le impedía financiarse a tasas razonables, con un elevado déficit público y un desequilibrio en las cuentas externas, Portugal se convirtió en abril de 2011 en el tercer país europeo en pedir ayuda financiera externa.

El rescate llegó en forma de un préstamo de 78.000 millones de euros de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI), acompañado de un severo programa de ajustes y recortes acordado con la troika, que dejó al país varios años marcado por la austeridad.

Aunque Portugal consiguió cerrar el programa con éxito en mayo de 2014, sin necesidad de pedir una prolongación, la situación todavía era delicada: el déficit seguía por encima del máximo exigido por Bruselas y la deuda pública rondaba el 130 % del PIB, lo que obligaba a mantener un rígido control de las cuentas.

En medio del tímido inicio de la recuperación, los socialistas reconquistaron el poder en las elecciones legislativas de 2015 con una alianza inédita con las fuerzas de la izquierda radical, sustentada principalmente en la promesa de retirar la austeridad.

Y con esa promesa empezó el trabajo de Centeno. Con el beneplácito de sus aliados marxistas y comunistas, el ministro luso empezó a devolver rentas a las familias al reponer salarios a los funcionarios, bajar impuestos sobre la renta y subir las pensiones.

También generó polémica con otras medidas, como la anulación del contrato de privatización de la aerolínea TAP cerrado por el Ejecutivo anterior o la reversión de las privatizaciones de los transportes de Lisboa y Oporto.

Esta política, unida a la poca o nula vocación europeísta de la izquierda radical, hizo que la comunidad europea mirase con recelo al Gobierno socialista portugués, al que no se le auguraba una trayectoria muy larga dadas las diferencias sustanciales que tenía con los partidos que lo mantenían en el poder.

Sin embargo, consiguió recuperar la confianza de las autoridades europeas con los buenos resultados económicos y una política de contención del gasto con la que, junto a un discutido “perdón fiscal”, redujo el déficit de Portugal hasta el 2 % del PIB en 2016, el más bajo de la democracia lusa.

Este fuerte ajuste dictó la salida del procedimiento de déficit excesivo de Bruselas, al mismo tiempo que el paro bajaba hasta el 8,5 % -durante la crisis rozó el 18 %- y el PIB superaba las expectativas de muchas instituciones, forzadas a mejorar sus previsiones (se espera que este año crezca cerca del 2,5 %).

Las señales positivas de la economía portuguesa empiezan a ser reconocidas también por las agencias de medición de riesgos como Standard and Poor’s, que ya ha retirado a la deuda soberana lusa del “bono basura”.

Además, Portugal ha dado un lavado de cara a su financiación en los mercados, donde en los últimos meses ha registrado varios mínimos históricos, lo que ha acelerado la devolución anticipada de la deuda contraída con el FMI durante el rescate.

A la par de los logros macroeconómicos, Centeno puede presumir de haber dado un paso al frente en la reestructuración del sector bancario portugués, que se encontraba en una situación muy frágil cuando llegó al poder en 2015.

En estos años ha cerrado la venta del Novo Banco (antiguo Banco Espírito Santo) al fondo estadounidense Lone Star, la intervención del Banif y su posterior venta al Santander, y la recapitalización de la estatal Caixa Geral de Depósitos (CGD), que rondó los 5.000 millones de euros.

La elección de un portugués para liderar al resto de ministros de Finanzas de la UE premia la historia de éxito de uno de los países más afectados por la crisis del euro y refuerza el peso de Portugal en Europa, especialmente tras haber recibido el apoyo de los Estados miembros más fuertes, entre ellos, España.

Centeno se une así a otros nombres lusos que ocupan o han ocupado cargos en las instituciones europeas, como el expresidente de la Comisión Europea Juan Manuel Durão Barroso y el actual vicepresidente del Banco Central Europeo, Vítor Constâncio. EFE

Fuente:
http://www.efedocanalisis.com/noticia/del-rescate-al-exito-economico-camino-portugal-la-cima-del-eurogrupo/

lunes, 14 de agosto de 2017

Cómo el Partido Comunista logró encaminar a China hacia el éxito.


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Sebastian Heilmann, de 51 años, es el presidente fundador del  Instituto Mercator de Estudios sobre China (Merics) en Berlín y también es profesor de la Universidad de Tréveris. Cuenta con varias publicaciones sobre la política tecnológica e industrial de China, la estructura del Partido Comunista Chino y la forma en que China refleja en la actualidad la historia del partido, que se forjó como una organización revolucionaria en regiones remotas y dispersas del país.

Una de las principales obras de Heilmann es una  guía completa sobre el gobierno de Chinaque se actualizó y tradujo al inglés con el título China’s Political System. Se trata de un amplio análisis de la operación del sistema, su manera de guiar la economía, prestar servicios al pueblo y formular nuevas políticas. La versión en línea del libro se actualizará cada dos o tres meses, para que los lectores estén al tanto de la creación de agencias o campañas de gobierno.

En una entrevista, Heilmann habló acerca de las fortalezas del sistema político de China, que no han sido apreciadas en profundidad, y comentó que quizá durante el mandato del presidente Xi Jinping ese sistema ha abandonado la actitud de apertura a la experimentación que le ayudó a tener éxito en décadas recientes.

Un aspecto notable de su libro son los casos de estudio que presenta, pues muestran cómo funcionan diferentes ministerios y comisiones.

Queríamos mostrar cómo se resuelven los problemas, o lo que se conoce como provisión de bienes públicos. Por ejemplo, ¿cómo se crea exactamente un sistema rural de servicios de salud? ¿Cómo se garantiza la seguridad de los alimentos? Son problemas que enfrentan todos los gobiernos del mundo. No se concentra en la ideología, sino en el funcionamiento real del sistema.

Otra característica inusual que intentamos explicar es cómo funciona el sistema de cuadros dirigentes (funcionarios del partido). En Occidente, las políticas se establecen a través de leyes y los funcionarios de gobierno se encargan de su aplicación. En China, las políticas se aplican a través de los cuadros dirigentes. Reciben objetivos y parámetros claros para cumplir con ciertas tareas y después los envían a realizarlas. Los grandes cambios de políticas e iniciativas impuestas por la élite se manejan a través de este sistema, no mediante leyes.

¿Por ejemplo?
La campaña de Xi Jinping contra la corrupción. El Partido Comunista tiene desplegada y movilizada una burocracia disciplinaria paralela que cuenta con amplias facultades para actuar e investigar. Sin embargo, esta burocracia no tiene una base legal clara. Los documentos del partido y las directivas internas dictan sus operaciones.

Una pregunta clave es en qué medida puede atribuirse el éxito de China a este sistema político. ¿Cuál es su hipótesis?

Hay muchos elementos importantes. El primero es que el partido es muy exitoso al fijarse metas políticas a largo plazo, como la modernización industrial o tecnológica, o la planeación de infraestructura. Como dejó claro Deng Xiaoping en la década de 1980, ellos pueden concentrar recursos en áreas prioritarias. Considero que es una fortaleza de su fase inicial de desarrollo, digamos desde la década de 1980 hasta mediados de la década de los 2000.

Otro elemento crucial es la experimentación. En Occidente ignoramos este aspecto, la inesperada flexibilidad que puede mostrar el sistema profundamente burocrático de China. Esta flexibilidad es evidente en su capacidad de establecer proyectos piloto en zonas económicas especiales, en pruebas locales, como en el caso de la reforma de la vivienda o la quiebra de empresas estatales. Muchas veces se probaron medidas difíciles en proyectos piloto de varios años antes de promulgar leyes de aplicación nacional.

En su libro también se muestra cómo esta flexibilidad surgió de la experiencia revolucionaria del Partido Comunista.

Es un punto muy importante porque debemos preguntarnos cómo logró un sistema burocrático socialista tener este tipo de adaptabilidad que no se veía en Europa oriental. Eso fue posible por las experiencias históricas específicas de este partido en las décadas de 1930 y 1940, antes de llegar al poder. Controlaba distritos muy esparcidos y no contiguos. Así que cuando quería intentar algo como la reforma de la tierra, lo hacía de forma experimental y descentralizada. Se trata de una diferencia fundamental con respecto a la Unión Soviética.

Esta disposición a experimentar también fue una característica distintiva de los periodos de Deng Xiaoping y Jiang Zemin.

Así es pero se frenó con Xi Jinping y su idea de “diseño de alto nivel” porque se tenía la impresión de que esos experimentos descentralizados contribuían a que se generara corrupción y falta de disciplina. Así que ahora el centro de poder debe autorizar todas las iniciativas. Esta decisión ha eliminado gran parte de la energía del sistema político chino.

Se argumentó que las reformas debían aplicarse en secuencia, por lo que debían coordinarse. Pero el efecto ha sido que muy poco ha cambiado desde 2013 (cuando Xi se convirtió en presidente) en términos de resolución de problemas desde la raíz. Si decides basarte en jerarquía y disciplina, se elimina la posibilidad de tomar riesgos y experimentar en los niveles más bajos. A la gente le da miedo intentar algo nuevo.

Es irónico que apenas ahora algunos países observen a China como modelo. ¿En realidad puede ser un modelo?

Durante mucho tiempo, mi respuesta habría sido que no. Pero ahora muchos países sufren para saber cómo solucionar problemas básicos urgentes como mantener la seguridad interna, construir infraestructura física y crear empleos. Estos elementos constituyen el fundamento de los movimientos populistas en todo el mundo. China es un punto de orientación. No puede replicarse porque esos países no tienen un partido comunista con las características e historia particular de China.

Sin embargo, en lo que se refiere a considerar soluciones intolerantes e impuestas por el Estado, China se cita con frecuencia como ejemplo de un gobierno autoritario que puede resolver sus problemas de manera diferente. Así que la experiencia china siempre plantea interrogantes al mundo cuando se pregunta si el modelo occidental es el mejor.

Hacia el final del libro presenta varias hipótesis sobre el rumbo que puede seguir China en su desarrollo, y le pregunta a los expertos de Merics cuál opción prefieren. La mayoría escoge la primera situación: “un partido centralizado y disciplinado, y un Estado de seguridad (el sistema Xi Jinping)”. Usted no está tan seguro, pues argumenta que existen mayores riesgos de los que perciben las personas.

No estoy seguro de que el partido pueda lograr todo lo que pretende. Ha intentado mantener controlados todos los retos de la sociedad, pero dudo que pueda funcionar a largo plazo. En la sociedad existen diferentes estilos de vida y fuerzas. No estoy seguro de que puedan unificarse. Soy muy escéptico.

Tampoco hay que olvidar que los sistemas jerárquicos pueden sufrir descalabros. Si Xi Jinping tuviera una enfermedad grave, ¿qué le sucedería al sistema político? El sistema está diseñado a su medida. Si surgieran conflictos militares, ¿cómo reaccionarían las fuerzas nacionalistas de la sociedad?

Este sistema se construyó para lograr expansión, en especial económica, por lo que es muy difícil justificar cualquier contratiempo. Es más sencillo en los sistemas occidentales porque es posible cambiar de gobierno. Pero China no tiene esa opción, así que hay muchas probabilidades de que surjan diversos problemas.

https://www.nytimes.com/es/2017/06/06/como-fue-que-el-partido-comunista-logro-encaminar-a-china-hacia-el-exito/?smid=fb-espanol&smtyp=cur

“China, aunque suene fuerte, es de los países mejor gobernados del mundo” ver aquí.