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jueves, 16 de noviembre de 2023

_- ELON MUSK. “Aún hay mierda que no funciona por eso”: cuando Elon Musk desenchufó los servidores de Twitter con una navaja.

_- El célebre periodista Walter Isaacson ha tenido acceso al magnate durante cientos de horas y personas de su entorno, para relatar en una biografía sus logros, pero también sus problemas mentales y familiares, sobre todo con una de sus 10 hijos: trans por culpa del “virus woke”.

Elon Musk, director general de Tesla y SpaceX, además de propietario de la red social X (antes Twitter), hace un gesto de triunfador en una conferencia en París el pasado junio.
Elon Musk, director general de Tesla y SpaceX, además de propietario de la red social X (antes Twitter), hace un gesto de triunfador en una conferencia en París el pasado junio.CHESNOT (GETTY IMAGES)
Elon Musk tiene una biografía definitiva con 52 años. Walter Isaacson, célebre biógrafo de genios como Steve Jobs, Albert Einstein o Leonardo da Vinci, ha publicado este martes su nuevo libro, titulado Elon Musk (disponible el 14 en España, editado por Debate). El magnate es hoy la persona más rica del mundo, dirige simultáneamente seis empresas que llenan titulares y tiene 10 hijos de tres mujeres. Además, tiene una influencia social enorme: su cuenta de X, antes Twitter, es la más seguida de la red social, de la que es propietario, y su peso es innegable en acontecimientos dispares como la guerra de Ucrania, la exploración espacial o la batalla por la libertad de expresión.

Musk dice que todavía no ha leído el libro. El estilo de Isaacson es poco combativo: deja que Musk se explique aunque muestra docenas de dramas y peleas de su personaje. Cuando Musk preguntó a Isaacson si quería escribirlo, el periodista le pidió a cambio horas de acceso directo a reuniones y momentos privados, y mantuvieron “docenas de entrevistas y charlas de madrugada”. Además, conversaciones con más de 100 personas que le rodean, entre ellas familiares, exmujeres y ejecutivos de sus empresas. El libro revela incontables nuevos detalles y pliegues de un personaje ya bien conocido y cuyo legado está aun por definir. En 2015 salió su primera biografía, pero más de la mitad de las 700 páginas del libro de Isaacson son sobre los últimos ocho años.

Estos son algunos de los fragmentos más reveladores de la nueva biografía de este “hombre-niño”, como lo define Isaacson.

Walter Isaacson, biógrafo: “Elon Musk tiene múltiples personalidades. A veces es divertido. A veces entra en ‘modo demonio”

1. Formación a puñetazos
Elon Musk nació y creció en Sudáfrica, de padres de origen británico y canadiense. Isaacson cuenta una infancia y adolescencia donde cada anécdota es una variante de violencia distinta. Siendo pequeño, un pastor alemán le mordió la espalda y Musk pidió que no mataran al perro, pero luego se enteró de que le pegaron un tiro. En otra ocasión, fue a un concierto con su hermano, Kimbal, vieron a un muerto con un cuchillo en el cerebro y pisaron su charco de sangre, que se les pegó en las zapatillas. Se narran campamentos de verano donde las peleas eran promovidas; una paliza en el colegio de la que aún se resiente décadas después o viajes al Reino Unido o Hong Kong, donde a los hermanos Musk preadolescentes les dejaban deambular solos por las calles.

“Tenía problemas para captar normas sociales”, escribe Isaacson. “La empatía no era algo natural y no tenía ni el deseo ni el instinto de ser conciliador. Como resultado, los matones se burlaban de él con regularidad, se le acercaban y le daban puñetazos. ‘Si nunca te han dado un puñetazo en la nariz, no tienes idea de cómo te afectará el resto de tu vida’, afirma [Musk]”.

Todas esas cicatrices reales son “menores”, añade Isaacson, comparadas con las que le infligió su padre, Errol. Al salir del hospital por la paliza que le dio un compañero, su padre aún le abroncó durante una hora. Kimbal, hermano de Elon, dice que es “el peor recuerdo” de su vida.

Isaacson logra hablar varias veces con Errol, que trata de justificarse con poco éxito: aplicó, admite, una “dictadura callejera extremadamente severa con sus hijos”. Los padres de Musk se divorciaron cuando él tenía 8 años, pero Elon pasó la adolescencia con su padre. Uno de los rumores más persistentes de esa etapa es que Errol tuvo participaciones en una mina de esmeraldas ilegal. Errol admite a Isaacson que traficó clandestinamente una temporada con piedras preciosas, pero nunca tuvo parte de una mina.

2. Aversión a la satisfacción
Musk ha tenido éxito. No solo tiene más dinero que nadie, sino que ha logrado revolucionar sectores como el coche eléctrico o la exploración espacial. Sin embargo, al contrario que otros en una situación similar como Bill Gates, Larry Page o Jeff Bezos, que han dado un paso al lado, Musk se lía en nuevos retos.

“El trastorno de estrés postraumático de su infancia también le inculcó una aversión a la satisfacción”, escribe Isaacson. ”’No creo que sepa cómo saborear el éxito y oler las flores’, dice Claire Boucher, artista conocida como Grimes, madre de tres de sus [10] hijos. ‘Creo que en la infancia le condicionaron a que la vida es dolor’. Musk está de acuerdo. ‘La adversidad me marcó’, dice. ‘Mi umbral del dolor se volvió muy alto”.

Musk no tuvo una infancia económicamente difícil, pero tampoco fue plácida. “Desarrolló una mentalidad de asedio que incluía la atracción, a veces el anhelo, por el drama, tanto en el trabajo como en las relaciones románticas”, escribe Isaacson. “Cuando se enfrentaba a retos tortuosos, la tensión a menudo lo mantenía despierto por la noche y le hacía vomitar. Pero también le dio energía. ‘Es un imán para el drama’, dice [su hermano] Kimbal”.

En 2022, Musk vivía uno de los mejores momentos de su vida. Tesla y SpaceX crecían sin parar. Sus beneficios y fortuna, también. Pero no supo conformarse: “Necesito cambiar mi forma de pensar y dejar de estar en el modo crisis en el que he estado durante 14 años, o posiblemente la mayor parte de mi vida”, reconoce Musk a Isaacson.

“Mi salud mental va por rachas”, admite Musk a Isaacson en septiembre de 2022. “Es malo cuando existe una presión extrema. Pero si muchas cosas empiezan a marchar bien, tampoco es demasiado bueno para mi salud mental”. Apenas un mes después de esas palabras, Musk ejecutó su oferta para la compra de Twitter. Era un nuevo y enorme follón.

Según los cálculos de Isaacson, Musk dirige ahora seis compañías: “Tesla, SpaceX con su unidad [de satélites] Starlink, Twitter [ahora X], la Boring Company, Neuralink y xAI [la nueva competencia de OpenAI y DeepMind]”.

3. Twitter, el ‘virus woke’ y la hija trans
Musk fue en abril de 2022 unos días a descansar a Hawái, en una isla propiedad de Larry Ellison, fundador de Oracle. Musk iba con una novia con quien se ve a menudo, la actriz australiana Natasha Bassett. En lugar de desconectar estuvo cuatro días elucubrando si debía comprar Twitter.

De Hawái voló a Vancouver (Canadá), donde su entonces mujer Grimes le quería llevar a conocer a sus abuelos. Pero Musk estaba en “modo estrés” y le dejó en el hotel. Desde allí, mandó la oferta que acabó llevando a la compra de Twitter en octubre.

El cruce entre vida familiar o privada y grandes decisiones se repite otras veces. Musk tiene 10 hijos de tres mujeres: los gemelos Griffin y Xavier, los trillizos Kai, Saxon, Damian, con su primera mujer, Justine. Luego X, Y y Techno Mechanicus (que revela el libro por primera vez) con Grimes y los gemelos Strider Sekhar Sirius y Azure Astra Alice, que tuvo in vitro en 2021 con una ejecutiva de una de sus empresas, Shivon Zilis, que además es amiga de Grimes. Aunque parezca todo incomprensible, la lectura del libro hace pasar todo este jaleo de nombres y parejas como pequeños saltos en una increíblemente ajetreada vida, sin vacaciones seguidas desde 2001, cuando además cogió una malaria que casi le mata.

Su hijo Kai anunció a los 8 años que era vegetariano: “Para reducir mi huella de carbono”. El hijo que más se ha alejado de Musk es Xavier, cuyo nombre original venía de su personaje favorito de los X-Men. “Xavier tenía una voluntad fuerte y desarrolló un profundo aborrecimiento por el capitalismo y la riqueza”, escribe Isaacson. “Mantenían largas y amargas conversaciones, en persona y por mensajes de texto, en las que Xavier le expresaba repetidamente: ‘Te odio a ti y odio todo lo que representas’. Fue uno de los factores que hizo que Musk decidiera vender sus casas y vivir con menos lujo, pero, en su relación, tuvo poco efecto”.

Pero Xavierprovocó otras reacciones en su padre. A sus 16 años decidió transicionar a mujer y cambiarse el nombre, Jenna, y el apellido. Musk se enteró por un miembro de su seguridad. Este distanciamiento, escribe Isaacson, le ha provocado más dolor que “ninguna otra cosa en su vida desde que muriera su primer hijo, Nevada”, cuando era un bebé, de muerte súbita. Musk achacó al “virus woke” los cambios de Jenna. “Culpó en parte a la ideología que Jenna absorbía en Crossroads, la escuela privada progresista a la que iba en Los Ángeles. En su opinión, Twitter se había infectado con una mentalidad similar que suprimía las voces de derecha y antisistema”, dice Isaacson. La compra de Twitter era un modo de frenar la “infección woke”.

4. El “modo demonio”
“Musk está loco a veces”, dice Isaacson. Musk puede ser alguien encantador y gracioso. También odioso y terrible. Son conocidos sus capítulos de gritos e insultos contra empleados. El libro está repleto de ejemplos donde Musk trata a la gente que le rodea como objetos. “El feedback que doy a la gente es hardcore [una de sus palabras favoritas] y en su mayoría preciso, e intento no hacerlo de una manera ad hominem. Todos cometemos errores. A la física no le importan los sentimientos. Le importa si has construido el cohete correctamente”.

Grimes es quien da más detalles sobre las distintas caras de Musk: “Tiene numerosas mentes y muchas personalidades bastante distintas. Y se mueve entre ellas con mucha rapidez. De un momento a otro, sientes que el aire de la sala cambia y, de pronto, toda la situación se ha desplazado hacia otro de sus estados”, dice. “Mi versión favorita de E [Elon] es la que se apunta al Burning Man y es capaz de dormir en un sofá y comer sopa de sobre tan tranquilo”. El modo contrario es el “demonio”: “Es cuando se pone todo oscuro y se mete en el centro de su tormenta mental”. Su asperger y la terrible influencia de su padre son dos de los motivos apuntados para estos cambios.

5. La nueva peor época de su vida
En 2008, SpaceX se jugó su futuro en un cuarto lanzamiento de un cohete tras tres fracasos. En Tesla no había dinero para pagar los sueldos por la crisis global y problemas de costes internos. Ese año había sido descrito como el peor año de la vida de Musk.

Musk dice a Isaacson que 2018 fue aún peor. “Fue la época de mayor concentración de dolor que he tenido nunca. 18 meses de locura incesante [empezó en verano 2017]. Un sufrimiento aturdidor”.

En esos meses se juntan los problemas para producir suficientes coches en sus plantas, sus tuits falsos sobre un buceador pedófilo en un rescate de Tailandia, las dudas de los inversores sobre su fiabilidad como jefe de sus empresas y su foto fumando marihuana en el podcast de Joe Rogan. Tomaba decisiones sobre la marcha, cuenta Isaacson. “Al menos un 20% de ellas van a ser erróneas y después vamos a tener que alterarlas. Pero si no tomo decisiones, morimos”, reconoce el magnate.

6. No quería meterse en guerras
Cuando estalló la guerra de Ucrania, Rusia cortó las telecomunicaciones de Ucrania. Musk se ofreció a ayudar con Starlink, su empresa de satélites. Mandó miles de receptores a Ucrania. Su intención era la ayuda humanitaria. El libro de Isaacson revela por primera vez cómo Musk se negó a ampliar la cobertura de sus satélites para que Ucrania hiciera un ataque con drones contra la flota rusa en Crimea.

Este fragmento apareció antes de la publicación del libro y le llovieron las acusaciones a Musk de colaborar con Putin. Esta es su respuesta en el libro: “¿Cómo he acabado yo en esta guerra? Starlink no estaba destinado a implicarse en guerras. Era para que la gente pudiera ver Netflix y relajarse y conectarse online para hacer los deberes y cosas buenas y pacíficas, no ataques con drones”. Starlink acabó por crear una unidad militar que pudiera firmar contratos con el Pentágono.

7 ¿Y si cortamos este cable?
Otra expresión repetida de Musk es “zafarrancho”. Consiste en crear la sensación de urgencia extraordinaria poniendo plazos y objetivos imposibles. Hay varios pasajes en el libro donde se irrita al ver que casi nadie trabaja por la noche en algunas de sus plantas.

Isaacson describe una así: “Yo ya había visto a Musk sumirse en ese humor demoniaco antes, así que pude intuir lo que presagiaba. Como sucede con frecuencia —al menos dos o tres veces al año— estaba creciendo en su interior la compulsión de dar orden de zafarrancho, una erupción de actividad sostenida las 24 horas del día. El objetivo era darles un meneo a las cosas y ‘purgar la mierda del interior del sistema’, como dice él”.

En una variante de estos momentos en Twitter, Musk quiso trasladar servidores entre dos centros de datos para ahorrarse millones de dólares. Sus ingenieros le avisaron de que no era fácil ni rápido. Además era Navidad. Musk llamó a su gente de confianza y empezó a hacer aquello de los jefes obcecados: esto es más fácil de lo que parece. Muchas veces le ha salido razonablemente bien. Su modo de jugar con el riesgo sin red de protección es otro de los temas de su vida.

“Musk se volvió hacia su guardia de seguridad y le pidió que le prestase su navaja de bolsillo. Con ella, fue capaz de levantar una de las rejillas de ventilación del suelo, lo que le permitió forzar la apertura de los paneles. Él mismo se deslizó por debajo del suelo del servidor, utilizó la navaja para abrir un cuadro eléctrico haciendo palanca, desenchufó el servidor y esperó a ver lo que ocurría. No explotó nada. El servidor estaba listo para su traslado. A esas alturas, Musk estaba totalmente emocionado. Aquello era, exclamó con una sonora carcajada, como un remake de Misión imposible”.

En esta “operación”, están los problemas de estabilidad de Twitter meses después, como la desastrosa presentación de la candidatura del gobernador Ron DeSantis. Musk admitió a Isaacson que se había equivocado: “Aún hay mierda que no funciona por eso”, le dijo. Pero, añade Isaacson, “la aventura demostró a los empleados de Twitter que Musk iba en serio cuando hablaba de la necesidad de un sentido maniaco de la urgencia”.

8. La última gran preocupación
Musk ha levantado muchas más cosas: Neuralink o los robots humanoides Optimus. Pero su legado está por decidir. Cuando a Isaacson se le quejan por los tuits maleducados, carcas o ridículos de Musk, él dice variantes de esta frase: “Puede que no gusten ciertos aspectos de lo que tuitea, pero este año [2023] ha enviado hasta ahora más masa en órbita que todos los países y empresas juntos. Ha creado una empresa de coches que vale tanto como las siguientes nueve empresas automovilísticas juntas”. También, admite Isaacson, miente al prometer túneles futuristas o sistemas autónomos de conducción que nunca parecen llegar.

Parece increíble, además, que esa misma persona sea descrita luego de este modo: “Sus chistes solían estar llenos de referencias petulantes al 69 y diversos actos sexuales, fluidos corporales, hacer caca, tirarse pedos, fumar porros y otros temas que harían partirse de risa a un colegio mayor de universitarios fumados”.

Estos logros y ambigüedad pueden quedar pequeños ante lo que haga con la inteligencia artificial (IA). Al ritmo de Musk, en los próximos 20 años puede haber cambiado el foco de sus negocios e ideas. “No puedo quedarme sentado sin hacer nada”, dijo a Isaacson en una de sus últimas conversaciones en Austin (Texas) con uno de sus gemelos en el regazo. “La IA está a la vuelta de la esquina, me estoy preguntando si merece la pena dedicar tanto tiempo a pensar en Twitter. Probablemente podría convertirlo en la mayor institución financiera en el mundo. Pero tengo un número limitado de ciclos cerebrales y de horas al día”.

Isaacson le preguntó entonces por sus prioridades: llegar a Marte, le dijo, y “centrarme en que la IA sea segura”. Musk cree que la humanidad está en sus manos de genio. La épica del superhéroe le encanta. De momento ya tiene su libro.

miércoles, 12 de enero de 2022

_- El puñado de genios prehistóricos que impulsó la revolución tecnológica de la humanidad (y cuáles fueron sus inventos)

_- Hace medio millón de años algunos individuos ingeniosos inventaron las herramientas que nos permitieron avanzar como especie.

Durante los primeros millones de años de la evolución humana, las tecnologías cambiaron lentamente.

Hace unos tres millones de años, nuestros antepasados fabricaban escamas de piedra astilladas y picadoras rudimentarias. Hace dos millones de años, hachas de mano.

Hace un millón de años, los humanos primitivos a veces usaban el fuego, pero con dificultad.

Luego, hace 500.000 años, el cambio tecnológico se aceleró cuando aparecieron puntas de lanza, la producción de fuego, hachas, cuentas y arcos.

Esta revolución tecnológica no fue obra de un solo pueblo. Las innovaciones surgieron en diferentes grupos (Homo sapiens moderno, sapiens primitivo, posiblemente incluso neandertales) y luego se extendieron.

Muchos inventos clave fueron únicos en su tipo. En lugar de ser inventados por diferentes personas de forma independiente, se descubrieron una vez y luego se compartieron.

Eso implica que algunas personas inteligentes crearon muchos de los grandes inventos de la historia. Y no todos eran humanos modernos.

La punta de lanza
Hace 500.000 años en el sur de África, el primitivo Homo sapiens ató por primera vez cuchillas de piedra a lanzas de madera, creando la punta de lanza.

Las puntas de lanza fueron revolucionarias como armamento y como las primeras "herramientas compuestas", que combinaban componentes.

Las lanzas con puntas de piedra fueron las primeras herramientas que combinaban distintos objetos.

La punta de lanza se difundió, apareciendo hace 300.000 años en África Oriental y Medio Oriente, y luego hace 250.000 años en Europa, manejada por los neandertales.

Ese patrón sugiere que la punta de lanza se pasó gradualmente de un pueblo a otro, desde África hasta Europa.

Prendiendo fuego
Hace 400.000 años, los indicios de fuego, incluidos el carbón y los huesos quemados, se hicieron comunes en Europa, Oriente Medio y África.

Ocurrió aproximadamente al mismo tiempo en todas partes, en lugar de al azar en lugares desconectados, lo que sugiere una invención, luego una rápida propagación.

La utilidad del fuego es obvia y mantener un fuego encendido es fácil. Sin embargo, iniciar una llama es más difícil y probablemente fue la principal barrera.

Si es así, el uso generalizado del fuego probablemente marcó la invención del fuego por fricción: un palo que se hace girar contra otra pieza de madera hasta iniciar la combustión, una técnica que todavía utilizan los cazadores-recolectores.

Curiosamente, la evidencia más antigua del uso regular del fuego proviene de Europa, entonces habitada por neandertales. ¿Los neandertales dominaron el fuego primero? ¿Por qué no?

Sus cerebros eran tan grandes como los nuestros; los usaban para algo, y al vivir los inviernos de la Edad de Hielo en Europa, los neandertales necesitaban el fuego más que el Homo sapiens africano.

El hacha
Hace 270.000 años en África central, las hachas de mano comenzaron a desaparecer, reemplazadas por una nueva tecnología, el hacha de núcleo.

Parecían hachas de mano pequeñas y gruesas, pero eran herramientas radicalmente diferentes.

Rasguños microscópicos muestran que las hachas de núcleo estaban atadas a mangos de madera, lo que formaba un hacha con mango.

Las hachas se extendieron rápidamente por África, luego fueron llevadas por humanos modernos a la península arábiga, Australia y, en última instancia, a Europa.

Ornamentación
Las cuentas más antiguas tienen 140.000 años y proceden de Marruecos.

Fueron hechas perforando conchas de caracol y luego ensartándolas con una cuerda.

En ese momento, el Homo sapiens arcaico habitaba el norte de África, por lo que sus creadores no eran humanos modernos.

Las cuentas aparecieron luego en Europa, hace 115.000-120.000 años, usadas por los neandertales, y finalmente fueron adoptadas por los humanos modernos en el sur de África hace 70.000 años.

Arco y flecha
Las puntas de flecha más antiguas aparecieron en el sur de África hace más de 70.000 años, probablemente hechas por los antepasados de los bosquimanos, que han vivido allí durante 200.000 años.

Luego, los arcos se extendieron a los humanos modernos en el este de África, al sur de Asia hace 48.000 años, a Europa hace 40.000 años y, finalmente, a Alaska y las Américas, hace 12.000 años.

Los neandertales nunca adoptaron los arcos, pero el momento de aparición del arco significa que probablemente el Homo sapiens lo utilizó contra ellos.

Las puntas de lanza y flecha fueron algunas de las primeras invenciones del Homo sapiens.

Comerciando tecnología
No es imposible que la gente haya inventado tecnologías similares en diferentes partes del mundo aproximadamente al mismo tiempo y, en algunos casos, esto debe haber sucedido.

Pero la explicación más simple para los datos arqueológicos que tenemos es que en lugar de reinventar las tecnologías, muchos avances se hicieron solo una vez y luego se difundieron ampliamente.

Después de todo, asumir menos innovaciones requiere menos suposiciones. Pero, ¿Cómo se difundió la tecnología?

Es poco probable que las personas prehistóricas viajaran largas distancias a través de tierras en manos de tribus hostiles (aunque obviamente hubo grandes migraciones durante generaciones), por lo que los humanos africanos probablemente no conocieron a los neandertales de Europa, o viceversa.

En cambio, la tecnología y las ideas se difundieron, transferidas de una banda y tribu a la siguiente, y la siguiente, en una vasta cadena que unió al Homo sapiens moderno del sur de África con los humanos arcaicos del norte y este de África y los neandertales de Europa.

El conflicto pudo haber impulsado el intercambio, con personas robando o capturando herramientas y armas.

Los nativos americanos, por ejemplo, consiguieron caballos capturándolos de los españoles.

Pero es probable que la gente a menudo se limitara a intercambiar tecnologías, simplemente porque es más seguro y fácil.

Incluso hoy en día, los cazadores-recolectores modernos, que carecen de dinero, todavía comercian; los cazadores Hadzabe intercambian miel por puntas de flecha de hierro fabricadas por tribus vecinas, por ejemplo.

Los secretos que guarda la tribu que ha vivido durante 40.000 años en el lugar de origen del homo sapiens

Los Hadzabe de Tanzania son una de las últimas tribus cazadoras-recolectoras del mundo.

La arqueología muestra que ese comercio es antiguo. Se han encontrado cuentas de cáscara de huevo de avestruz de Sudáfrica, de hasta 30.000 años de antigüedad, a más de 300 kilómetros de donde se hicieron.

Hace 200.000-300.000 años, el Homo sapiens arcaico en África Oriental usaba herramientas de obsidiana obtenidas a 50-150 kilómetros de distancia, más lejos de lo que suelen viajar los cazadores-recolectores modernos.

Por último, no debemos pasar por alto la generosidad humana; algunos intercambios pueden haber sido simplemente regalos.

Sin duda, la historia y la prehistoria humanas estuvieron llenas de conflictos, pero entonces, como ahora, las tribus pueden haber tenido interacciones pacíficas (tratados, matrimonios, amistades) y simplemente pueden haber regalado tecnología a sus vecinos.

Genios de la Edad de Piedra
El patrón visto aquí -origen único, luego propagación de innovaciones- tiene otra implicación notable. El progreso puede haber dependido en gran medida de individuos, en lugar de ser el resultado inevitable de fuerzas culturales más grandes.

Considera el arco. Es tan útil que su invención parece obvia e inevitable. Pero si realmente fuera obvio, veríamos arcos inventados repetidamente en diferentes partes del mundo.

Pero los nativos americanos no inventaron el arco, ni los aborígenes australianos ni la gente de Europa y Asia.

En cambio, parece que un bosquimano inteligente inventó el arco y luego todos los demás lo adoptaron.

La invención de ese cazador cambiaría el curso de la historia de la humanidad durante miles de años, determinando el destino de pueblos e imperios.

El patrón prehistórico se parece a lo que hemos visto en tiempos históricos.

Algunas innovaciones se desarrollaron repetidamente: la agricultura, la civilización, los calendarios, las pirámides, las matemáticas, la escritura y la cerveza se inventaron de forma independiente en todo el mundo, por ejemplo.

Ciertos inventos pueden ser lo suficientemente obvios como para surgir de una manera predecible en respuesta a las necesidades de las personas.

Pero muchas innovaciones clave (la rueda, la pólvora, la imprenta, los estribos, la brújula) parecen haberse inventado una sola vez, antes de generalizarse.

Y del mismo modo, un puñado de personas (Steve Jobs, Thomas Edison, Nikola Tesla, los hermanos Wright, James Watt, Arquímedes) desempeñaron un papel enorme en el impulso de nuestra evolución tecnológica, lo que implica que las personas altamente creativas tuvieron un gran impacto.

Eso sugiere que las probabilidades de acertar con una innovación tecnológica importante son bajas.

Quizás no era inevitable que el fuego, las puntas de lanza, las hachas, las cuentas o los arcos fueran descubiertos cuando lo fueron.

Entonces, como ahora, una persona pudo literalmente cambiar el curso de la historia, con nada más que una idea. 

* Nicholas R. Longrich es catedrático de Paleontología y Biología evolutiva de la Universidad de Bath en Reino Unido

https://www.bbc.com/mundo/noticias-59899937

martes, 23 de febrero de 2021

¿Sirvieron de algo 50 años de bajadas de impuestos a los ricos? Las insospechadas consecuencias de la "teoría del goteo"

La teoría del goteo prometía que si se bajaban impuestos a los ricos, se acabaría beneficiando también al resto porque ese dinero se invertiría e impulsaría la economía.

"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser…". Todas esas rarezas presenció Roy Batty en el famoso monólogo de la película Blade Runner; pero lo que nunca vio el replicante fue un impuesto a los ricos del 91%.

Hubiera sido una buena respuesta del atónito Harrison Ford para contrarrestar tal alarde de eventos impensables.

Y es que esa tasa que existía en Estados Unidos en 1963 para gravar los ingresos que superaran los 400.000 dólares de la época, para el 1% más rico de la población, había caído más de 50 puntos porcentuales en 2019, año en que transcurre la obra de Ridley Scott.

Tal cifra suena hoy ya a verdadera ciencia ficción. Esos impuestos a los ricos se han perdido en el tiempo "como lágrimas en la lluvia".

La tendencia bajista comenzó unos años antes de la llegada al poder de Ronald Reagan (EE.UU.) y Margaret Thatcher (Reino Unido), pero fueron estos dos mitos del liberalismo político quienes apretaron la palanca de los descensos masivos de impuestos para lo más adinerados, con bajadas de más de 40 puntos en el impuesto sobre los ingresos de los más ricos durante sus respectivos mandatos.

Margaret Thatcher y Ronald Reagan fueron los dirigentes que con más firmeza apostaron por las bajadas de impuestos a los más adinerados.

No quedó en la historia como algo puntual, pues su liderazgo arrastró al resto de economías avanzadas a través de las décadas.

Bajar impuestos se convirtió en lo que hoy llamaríamos trending topic en las cancillerías del mundo y bajo gobiernos de todo color político. "Bajar impuestos es de izquierdas", dijo ufano el presidente socialdemócrata español José Luis Rodríguez Zapatero en 2003.

Fue la propia Dama de Hierro quien puso el lazo que define la época: "Mi mayor logro es que hemos obligado a nuestros oponentes a cambiar de opinión", reconoció en una gala de los tories (conservadores británicos) relatada por el exministro Conor Burns.

Una promesa teórica iluminó ese camino: si se bajaban impuestos a los ricos, se acabaría beneficiando también al resto de la población, porque ese dinero se invertiría, impulsando así la economía, los puestos de trabajo y los salarios.

Era la llamada teoría del goteo, que prometía revisitar con esa fórmula la parábola de la multiplicación de los panes y los peces.

El debate sobre gravar a los ricos ha vuelto a tomar fuerza con la crisis económica emanada de la covid-19.

En medio de la segunda gran recesión en una década, los gobiernos tratan de paliar sus efectos entre la población mientras buscan ingresos para sanear las maltrechas arcas públicas.

Así, 50 años después: ¿mereció la pena bajar los impuestos a los ricos?

Los economistas británicos David Hope y Julian Limberg han tratado de responder a esa pregunta en un reciente estudio para la London School of Economics (LSE).

Y Limberg da una primera pista sobre sus hallazgos: "Los gobiernos no deberían preocuparse por las consecuencias económicas de subir los impuestos a los ricos".

No mejoró el crecimiento económico
Para responder a la pregunta, los académicos entraron al laboratorio e introdujeron en sus probetas las reformas impositivas que habían realizado casi dos decenas de países entre 1965 y 2015.

El objetivo era valorar sus efectos en la economía y la sociedad.
En un tubo fue cayendo la evolución económica de los países (Francia, EEUU, Japón, Reino Unido, Alemania, etc.). En otro, los impuestos y exenciones: impuestos sobre la renta, los dividendos del capital, sobre herencias y propiedades…

Ahí aparecieron un compendio de cifras como la tasa máxima del impuesto sobre los ingresos de los más ricos de EE. UU (del 91% al 37%), o la de Reino Unido (que desde cotas similares pasó a menos de un 50%) u otros países europeos y asiáticos con caídas de alrededor de 10 y 15 puntos, que serían incluso mayores de retroceder más en el tiempo hasta sus máximos históricos.

La tasa máxima de impuestos sobre ingresos a los más ricos ha caído masivamente en las últimas décadas.

Y lo mismo sucedió con otros impuestos que suelen afectar sobre todo a los más afortunados, como los impuestos sobre las rentas del capital o sobre lo heredado (como muestra otro gráfico, más abajo en este texto).

Con todos esos datos listos, los investigadores agitaron la fórmula para comparar su trayectoria con países homologables que no habían acometido tales reformas impositivas y ver así cómo se habían comportado sus economías.

Y los efectos que detectaron fueron cercanos a cero. Es decir, las economías de los países que bajaban impuestos no habían generado un mayor crecimiento económico añadido ni habían creado más empleo.

"Nuestra investigación muestra que la argumentación económica para mantener bajos los impuestos a los ricos es débil", reflexiona Hope.

Una conclusión con la que concuerda Ignacio González, investigador y profesor de Economía de la American University: "La evidencia de que menores impuestos al capital estimulan la inversión es muy escasa".

"Lo que observamos, más bien, es que el periodo de reducción de impuestos ha sido también un periodo de estancamiento de la inversión", le explica a BBC Mundo desde Washington D.C (EE.UU).

"Esto puede ocurrir por diferentes razones. En primer lugar, si un inversor tiene un objetivo de beneficios que ha visto satisfecho precisamente gracias al hecho de que estos están poco gravados, ¿Qué incentivo tiene para invertir más dinero? Es decir, puede que los economistas no hayan entendido el comportamiento de los inversores y que éste no se ajuste a lo que predice la teoría clásica", apunta.

"En segundo lugar, los economistas también han subestimado la cantidad de ingresos del capital que no son fruto de inversión productiva y arriesgada, sino que reflejan una simple extracción de rentas procedentes del resto de la economía y que, como tal, deben ser gravadas a unos tipos mucho más elevados.

"Por ejemplo, los beneficios que una empresa obtiene al ejercer su poder de monopolio, o las elevadas rentas de alquiler que obtienen el propietario de capital inmobiliario en el centro de una gran ciudad. Hay mucha evidencia de que este tipo de rentas han aumentado en las últimas décadas", argumenta el economista.

Parece que los dioses de la economía no respondieron con los dotes esperados al sacrificio ofrecido, según estos expertos.

Porque hubo un sacrificio, un precio a pagar: "Los grandes recortes de impuestos para los ricos, desde los años 80 sobre todo, han aumentado la desigualdad de ingresos, con todos los problemas que eso conlleva", sentencia Hope, coautor del estudio de LSE.

Las herencias de las fortunas se mantienen en el tiempo: hay rastros de ellas en Florencia (Italia) que perduran 600 años después.

Fortunas que atraviesan siglos
Cualquiera que haya paseado por la ciudad italiana de Florencia habrá anhelado secretamente pasar el resto de su vida allí.

La Piazza del Duomo y la de la Signoria, el puente Vecchio y el David de Miguel Ángel, la cuna del Renacimiento… es difícil alejarse de semejante belleza.

Quizá por eso es un lugar magnífico para estudiar lo que dura la riqueza. Los apellidos que fueron ilustres alguna vez no se desvanecen fácilmente con el paso de los siglos.

Tampoco sus habitantes parecen querer marcharse de allí.
Unos investigadores del Banco de Italia siguieron esos apellidos que fueron ricos a través del tiempo y la historia.

Y encontraron que aquellos cuyos orígenes estaban vinculados con familias ricas en 1.427 habían heredado algo más que los apellidos: 600 años después el efecto no se había desvanecido y, de media, tenían unos ingresos un 5% más altos y un patrimonio un 10% superior que aquellos que descendían de familias pobres.

Una evidencia de que existe "un piso de cristal que protege a los descendientes de la clase alta de caer por la escalera económica", concluyeron los autores.

Los ultrarricos que piden a sus gobiernos pagar más impuestos por la crisis de coronavirus La riqueza parece, pues, un alquitrán dorado sumamente pegajoso. Una vez que eres rico, es difícil dejar de serlo.

Los impuestos a las herencias han caído en picado también en los últimos años.

Una tendencia que continúa hoy en día, como refleja una investigación del Instituto Peterson para la Economía Internacional, que rastreó la procedencia de las fortunas de los multimillonarios en más de 70 países.

El mito de la meritocracia moderna habla de emprendedores que se hicieron millonarios comenzando con una idea en un pequeño garaje o taller. Enseguida vienen a la cabeza casos paradigmáticos: Bill Gates (Windows), Steve Jobs (Apple), Amancio Ortega (Zara)… pero en muchos países buena parte de las fortunas no son tan románticas, de acuerdo al estudio.

Así, en grandes economías europeas como Alemania, España o Francia, el 65%, el 54% y el 51% de las fortunas multimillonarias provienen de herencias.

Porcentajes que suben en América Latina hasta el 80% en Argentina o casi un 67% en Chile o Venezuela y equiparable en Colombia (50%).

“Nuestro país se está desmoronando”: el multimillonario estadounidense que pide que los más ricos paguen más impuestos.
Y en otros países con porcentaje de herencias más bajas, como EE. UU (29%), Australia (27%) o Canadá (28%), los datos del instituto muestran una procedencia significativa de rentas del sector financiero: 27%, 31% y 25%, respectivamente.

No corregir estos desequilibrios en la circulación de riqueza a través de impuestos y otras medidas redistributivas tiene consecuencias económicas y sociales, según los expertos.

Las rentas provenientes del capital deberían ser gravadas con más firmeza que las del trabajo, según muchos expertos.

¿Un cambio de paradigma ante la desigualdad?
No solo es la covid-19. El mundo sufre en estos tiempos una epidemia de desigualdad que avanza imparable.

Entre 1980 y 20015, el 1% más rico del mundo recibió una proporción dos veces mayor del crecimiento económico que el 50% de la población con menores ingresos, según el Informe de desigualdad global del WID, coordinado por el economista francés Thomas Piketty, entre otros.

Y ampliando la lupa se ve cómo el 10% más adinerado acapara cada vez más riqueza del total dentro de cada país, cómo muestra el gráfico siguiente.

La cuota de riqueza de los más ricos en cada país no ha parado de aumentar desde 1980. Cada vez acumulan más parte de la tarta de los ingresos.

Esta situación, unida a la concatenación de crisis mundiales en los últimos años parece estar resquebrajando el consenso anterior en relación a los impuestos, la desigualdad y la pobreza.

"La mayoría de los estudiantes de economía han escuchado el argumento de que lo que importa es la pobreza, no la desigualdad. Esta era una visión normativa muy extendida en las facultades de economía, especialmente en la década de los 90 y 2000", explica González, de la American University.

"Esta idea se basa en la concepción errónea de que las rentas de mercado son las que 'nos merecemos', lo que convertiría a los impuestos en sospechosos desde un punto de vista moral. La cuestión distributiva se convierte, por construcción, en un 'problema menor', y sólo habría que garantizar lo suficiente a los pobres".

Y advierte sobre algunas apelaciones a la meritocracia: "Esta visión tiene poco sentido por una razón muy obvia: las rentas del mercado están determinadas por una multitud de factores completamente exógenos al esfuerzo individual, incluyendo las políticas, como el propio sistema impositivo. Por lo tanto, más allá de la consideración moral sobre la distribución resultante, la base fáctica de ese tipo de argumentos es completamente falaz".

La ausencia de sistemas impositivos fuertes genera problemas sustanciales para combatir la pobreza.

"Unos sistemas tributarios inadecuados, así como la evasión y la elusión de impuestos, cuestan a América Latina miles de millones de dólares en ingresos tributarios perdidos, unas cantidades que podrían y deberían invertirse en luchar contra la pobreza y la desigualdad", advierte en sus informes la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

En la región, el 10% más rico posee el 71% de la riqueza y tributa sólo el 5,4% de su renta, según sus datos.

Tasa del impuesto sobre la renta que realmente paga el 10% más rico de la población en países latinoamericanos, comparado con la misma tasa efectiva de otros países.

Es hora de dar un paso adelante en materia de impuestos, apunta González desde Washington, que no niega las dificultades de desandar el camino:

"La conclusión es que debemos perder el miedo a gravar el capital, porque a tipos impositivos razonables, no hay evidencia de que los impuestos tengan efectos negativos sobre el crecimiento. Y en cualquier caso, esto se puede paliar mejorando el diseño del esquema impositivo y aumentando la coordinación internacional".

Porque las consecuencias son incluso más profundas que las que afectan al propio funcionamiento del sistema económico, alertan cada vez más voces.

"Los paraísos fiscales y los abusos en relación con los impuestos […] están destruyendo el contrato social entre el gobierno y el ciudadano, al permitir que los que podrían aportar más a la sociedad no paguen los impuestos que les corresponden en justicia", advierte la Cepal.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-55650204

viernes, 1 de junio de 2018

WALTER ISAACSON. “Es importante que no tengamos miedo a la tecnología”. El biógrafo de Steve Jobs y Albert Einstein se centra en su último libro en el origen de la era digital a través de sus múltiples visionarios.

Nueva York 30 OCT 2015 - 14:28 CET

Walter Isaacson (Nueva Orleans, 20 de mayo de 1952) es más que un biógrafo en serie. Se atreve con los grandes genios, como Steve Jobs y Albert Einstein. El presidente del The Aspen Institute y antiguo director ejecutivo de Time publica ahora Los Innovadores (Debate), en la que echa un vistazo al origen de la era digital a través de sus múltiples visionarios, de sus talentos y de sus habilidades, de sus éxitos y de sus fracasos. En su trabajo se remonta hasta 1843, cuando Lady Lovelace describió la esencia de los ordenadores modernos. La única hija legítima del poeta Lord Byron supo ver que estas “hermosas máquinas” no tenían que limitarse a manipular números. También afirmó que ningún ordenador sería capaz de pensar.

Un siglo después, surgieron las primeras computadoras. Luego llegó la revolución de Internet. Cuando va a las conferencias y ferias tecnológicas, Isaacson trata siempre de mirar a la gente que está detrás de los productos, para entender lo que está por venir. La innovación real, comenta en esta entrevista, la logran los que son capaces de estar en el punto de unión entre humanidades y tecnología. Por eso el futuro, afirma, estará en manos de las personas que sean capaces de crear esa simbiosis hombre-computador y de la manera más simple.

Pregunta. La tecnología es algo que se da por asumido. ¿Pero entienden las nuevas generaciones las máquinas que usan?
Respuesta. Hay que enseñar matemáticas de una manera diferente, para que se enfoque más en cosas como la lógica y algoritmos, que son claves para la programación, y estadísticas, más que en cálculo. Pero también sería bueno volver a los días en que el usuario podía abrir los dispositivos electrónicos y fisgonear entre los circuitos, en lugar de estar sellados hasta el punto de no llegar a la batería.

P. Es como si se renunciara a poder arreglarlas.
R. Eso es fundamental. Nos estamos viendo alienados por una tecnología que cada vez parece más misteriosa. Por eso escribí este libro, para que se entienda que la tecnología está creada por gente normal. Son personas que entendieron cómo interruptores que se apagaban y encendían creaban un circuito para hacer lógica. Es importante que no tengamos miedo a la tecnología.

P. El origen de la Era Digital lo personifica en Ada, condesa de Lovelace. ¿Por qué?
R. Entendió que era importante conectar el arte a la tecnología, para así poder amar a la vez la poesía y las máquinas. Con su amigo Charles Babbage mostró cómo con tarjetas perforadas se podía programar calculadoras numéricas para hacer fotos, música y palabras, no únicamente números.

P. Las referencias al vínculo que debe haber entre belleza e ingeniería son constantes en su libro. Leonardo Da Vinci hizo eso mucho antes que Ada Byron.
R. Es la persona por excelencia que supo conectar arte con ingeniería y ciencia. Espero que mi próximo libro sea sobre él.

P. ¿Se puede ser visionario sin ser un genio?
R. Hay poca gente realmente inteligente. Muchos de los protagonistas de la era digital son personas normales. Lo que hay que saber es ser creativo, imaginativo. Hay que ser capaz de pensar diferente, como dijo Steve Jobs. Pero también se necesita saber crear equipos de personas. Unos son buenos teniendo ideas, otros ejecutándolas. Se puede ser un innovador independientemente de la personalidad que uno tenga. No hay una fórmula única.

P. ¿Y no es también estar en el momento y el lugar adecuado?
R. Cierto. Pero siempre es el buen momento para ser creativo.

P. Usted explica que innovación es un término que se usa con exceso. ¿Pero muy a menudo se confunde con invención?
R. Ser innovador no significa que siempre haya que ir inventando cosas. Significa que hay que hacer las cosas de otra manera, para crear una conexión con la gente.

P. Las mujeres fueron claves en el origen de la era digital, pero aparecen en la historia con un papel secundario. ¿Por qué?
R. No creo que haya diferencias entre hombres y mujeres a la hora de hacer cálculos matemáticos o de crear máquinas. El problema es que en los inicios los hombres pensaron que las máquinas eran más importantes que los programas y se equivocaron. La historia tampoco ha creado modelos a seguir de mujeres innovadoras. Por eso debemos reconocer el trabajo de Ada Byron o el de programadoras como Grace Hopper, para que inspire a más mujeres a introducirse en la tecnología.

P. La implicación militar fue esencial en el desarrollo de las primeras computadoras y de internet. ¿Debería recuperarse esa colaboración para dar el próximo salto?
R. Es importante que los gobiernos sean socios plenos y financien la investigación científica de base en las universidades. Ayudó a crear cosas como los microchips. No se trata de que participen en la creación de un nuevo producto, sino de preparar la tierra de cultivo para que germine la innovación futura.

P. ¿Cree que las empresas maduras tienen miedo a innovar?
R. Lo que creo es que las compañías que están dispuestas a comerse sus propios productos son las que innovan mejor. Apple creó el iPhone sabiendo que acabaría con el negocio del iPod; estaba dispuesto a canibalizarlo para poder crear algo nuevo.

P. IBM y HP fueron pioneras. Ahora llevan años tratando de transformarse. ¿Tan rápido va la tecnología que no siguen el paso?
R. El gran problema es que las grandes compañías no innovan bien, porque no quieren ir contra sus propios productos.

P. ¿Son imposibles de gestionar?
R. En la era actual, hay que ser ágiles. Ser pequeñas te da esa ventaja. Es mejor que tratar de ser un conglomerado.

P. ¿Cuál es su opinión sobre las patentes? Elon Musk ofrece las suyas para acelerar el coche eléctrico. En el extremo están Apple y Samsung peleándose por un diseño.
R. La tensión entre esos dos modelos ayuda a crear la dinámica para innovar. Por eso no creo que todo deba estar completamente abierto o cerrado. Sí pienso que las reglas deben evolucionar, para permitir sistemas más abiertos en lugar de patentarlo todo.

P. Da por hecho que la colaboración entre el hombre y la máquina está ganando a la idea de la inteligencia artificial.
R. Es la gran historia de la era digital. Combinar la capacidad de las máquinas con el juicio humano es más exitoso que crear máquinas que puedan pensar sin humanos.

P. ¿Habrá entonces una conexión física?
R. Claro. De alguna manera la está habiendo con los relojes y las gafas interactivas. Algún día los dispositivos electrónicos estarán dentro de nuestro cuerpo. Ya tenemos marcapasos.

P. ¿Cuál será la próxima disrupción tecnológica?
R. La banca y espero que suceda pronto. El sistema actual no permite hacer pequeñas transacciones con facilidad y deja a mucha gente al margen. Bitcoin es el inicio de esta disrupción. Espero que Apple u otra compañía encuentre la manera de esquivar a la banca tradicional y utilice pequeños pagos con monedas digitales.

domingo, 18 de marzo de 2018

El tío olvidado de Steve Jobs sin el que el iPhone no sería un teléfono tan inteligente Tim Harford y Ben Crighton BBC, Serie:

El 9 de enero de 2007, el empresario más célebre del planeta anunció la llegada de algo nuevo, un producto que se convertiría en el más rentable de la historia.

Era, por supuesto, el iPhone.
Además de sus tremendos réditos -hay sólo dos o tres otras compañías en el mundo que ganen tanto como Apple con sólo el iPhone-, está el hecho de que creó una nueva categoría de productos: el teléfono inteligente.

El iPhone y sus imitadores representan un producto que no existía hace una década y que ahora es un objeto deseado por gran parte de la humanidad.

Pero esos son sólo unos de los hechos obvios sobre el iPhone. Cuando uno explora un poco más, la historia es sorprendente. Le damos crédito a Steve Jobs y otros personajes sobresalientes en Apple -como su viejo socio Steve Wozniak, su sucesor Tim Cook y su diseñador visionario Johnny Ive- pero algunos de los actores más importantes de la obra han sido olvidados.

Pregúntate: ¿qué hace que un iPhone sea un iPhone?
La economista Mariana Mazzucato hizo una lista de las 12 tecnologías clave para que un teléfono inteligente funcione.

¿Curios@? Aquí está la lista completa. (Pero te la puedes saltar)

Microprocesores diminutos
Chips de memoria RAM
Almacenamiento en disco duro
Pantallas de cristal líquido (LCD, por sus siglas en inglés)
Baterías de ion de litio
Algoritmos de transformada rápida de Fourier (FFT)
Internet, pues un teléfono inteligente no lo es sin internet
HTTP y HTML, los lenguajes y protocolos que hicieron que internet fuera fácil de usar tornándola en la World Wide Web (WWW) o red informática mundial.
Las redes celulares, porque si no, tu teléfono inteligente no sólo no es inteligente sino que ni siquiera es teléfono.
El sistema de posicionamiento global o GPS
Las pantallas táctiles
El asistente de inteligencia artificial manejado por voz (SIRI)


Todas esas tecnologías son componentes importantes del iPhone o cualquier teléfono inteligente, y algunas son indispensables.
Pero tras reunir esta lista y revisar su historia, Mazzucato encontró algo inesperado.
El personaje fundamental en el desarrollo del iPhone no era Steve Jobs.
Era el Tío Sam.

Los casos famosos
Todas y cada una de las 12 tecnologías que identificó la economista fueron respaldadas de manera significativas por un gobierno, a menudo el estadounidense.
Algunos de esos casos son famosos.
Mucha gente sabe, por ejemplo, que la WWW existe gracias al trabajo de Tim Berners-Lee, quien trabajaba como ingeniero de software en el CERN, el centro de investigación de partículas físicas ubicado en Ginebra y financiado por gobiernos europeos.

Internet mismo empezó como ARPANET, una red de computadoras sin precedente fundada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos a principios de los años 60.

La tecnología GPS, por supuesto, era tecnología militar pura y dura, desarrollada durante la Guerra Fría y sólo disponible para el uso civil desde los años 80.
Pero otros ejemplos son menos famosos, aunque igual de importantes.
Traductor de mundos

La transformada rápida de Fourier es una familia de algoritmos que hicieron posible pasar de un mundo en el que el teléfono, la televisión y el gramófono funcionaban con señales análogas, a un mundo en el que todo es digitalizado y por ende puede ser procesado por computadoras como el iPhone.

El más común de esos algoritmos partió de una intuición del gran matemático estadounidense John Tukey.

¿En qué estaba trabajando Tukey cuando se le ocurrió? Adivinaste: en una aplicación militar.
Específicamente, era parte del comité de asesoría científica del presidente John F. Kennedy en 1963 y estaba tratando de crear algo para detectar cuándo la Unión Soviética probaba armas nucleares.

En la punta de los dedos
Los teléfonos inteligentes no lo serían sin sus pantallas táctiles y su inventor fue un ingeniero llamado E.A. Johnson, que hizo su investigación inicial cuando era empleado de Royal Radar Establishment, una agencia del gobierno británico.

Su trabajo fue desarrollado más en el CERN.

Al final, la tecnología multitáctil fue comercializada por los investigadores de la Universidad de Delaware en EE.UU. Wayne Westerman y John Elias, que terminaron vendiéndole su compañía a Apple.

No obstante, incluso en esta última etapa del juego, los gobiernos jugaron su importante rol: Westerman pudo hacer su trabajo gracias a una beca de la Fundación Nacional de Ciencia de EE.UU. y la CIA.

La chica con la voz de silicio
En el año 2000, siete años antes del primer iPhone, DARPA -la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de EE.UU.- le comisionó al Instituto de Investigación de Stanford el desarrollo de un tipo de proto Siri, una asistente virtual que pudiera ayudar al personal militar a hacer sus trabajos.

Una docena de universidades trabajaron furiosamente en todas las diferentes tecnologías necesarias para crear ese asistente con voz.

Siete años más tarde, el resultado fue comercializado como una start-up llamada Siri Incorporated.

Fue sólo en 2010 que Apple la compró por una suma no revelada.

Dinero del gobierno... que es tuyo
Respecto a los discos duros, baterías de ion de litio, pantallas de cristal líquido y semiconductores hay historias similares.
En cada uno de los casos hubo brillantez científica y mucha capacidad empresarial del sector privado.

Pero también un montón de fajos de billetes de la cartera pública, por lo general las agencias del gobierno de EE.UU., más precisamente, de algún brazo del Ejército de Estados Unidos.
El mismo Silicon Valley tiene una gran deuda con Fairchild Semiconductor, la firma que desarrolló los primeros circuitos integrados comercialmente prácticos.
Y Fairchild Semiconductor en sus años mozos dependía del ejército.
Sin el dinero de los contribuyentes, los teléfonos no serían tan inteligentes.
Para tenerlo en cuenta
Por supuesto que el ejército de EE.UU. no hizo el iPhone ni el CERN creó Facebook o Google.
Esas tecnologías de las que tanta gente depende hoy en día fueron afinadas y comercializadas por el sector privado.
Pero fueron los gobiernos los que no sólo aportaron los fondos sino también asumieron los riesgos para que todo eso fuera posible.
Y eso es algo que no debemos olvidar cuando ponderamos retos tecnológicos futuros en campos como la energía y la tecnología.
Lo que no le quita lo genial Steve Jobs fue un genio, sin duda.

Uno de sus proyectos paralelos notables fue el estudio de animación Pixar, que cambió el mundo del cine con su película animada digitalmente "Toy Story".

Seguro habría creado otras cosas maravillosas pero los teléfono probablemente aún no serían inteligentes.
Incluso sin la pantalla táctil, internet o la transformada rápida de Fourier, Steve Jobs probablemente habría creado algo maravilloso.
Pero quizás no habría sido un aparato que sacudió el mundo de la forma que lo hizo el iPhone.


http://www.bbc.com/mundo/noticias-38250970

miércoles, 23 de agosto de 2017

Volver a empezar

Ante cualquier ruptura, nunca se parte de la nada. Tras el cambio, somos los mismos y con el mismo bagaje de experiencias. Hay que perder el miedo a readaptarse.

CUPERTINO. California. 16 de septiembre de 1985. Un hombre, hundido y abatido, acaba de ser relegado de su cargo. Sale al exterior del edificio donde ha tenido lugar la reunión. Sopla una brisa suave. La temperatura es cálida. Siente la necesidad de caminar y decide alejarse del lugar donde acaba de ser traicionado por quienes consideraba incondicionales. Es una humillación. Se puede disfrazar de dimisión voluntaria o retiro temporal, pero es un despido en toda regla. Uno más de tantos que se producen en Estados Unidos. Con una salvedad. La empresa que lo ha despedido fue creada y levantada por él mismo. Esa compañía se llama Apple. Y ese hombre es Steve Jobs. Derrama unas lágrimas. Es inevitable. Demasiados meses de tensión acumulada. Dinero no le falta a Steve Jobs. Pero no es ese su problema.

“¿Qué voy a hacer ahora? ¿Empezar de cero?”, se pregunta.
Le ha llevado años levantar Apple. El esfuerzo ha sido titánico. Todavía es joven. Tiene ilusiones. Energía. Ha cumplido los 30. Jobs es un aventurero, un emprendedor.

Al cabo de unas semanas llama a sus mejores colaboradores y los convence para dejar Apple. Nace NeXT, su segundo proyecto empresarial. En efecto, va a empezar de nuevo. A empezar de cero.

Volver a empezar, el título de la película de José Luis Garci, es un acontecimiento que, en un momento u otro, golpea la vida. Sea una ruptura con los socios, un giro profesional repentino, un despido, un cierre de la empresa, el final de una etapa profesional, una separación…

La sensación que se apodera de uno es la de no tener nada. Tener que volver a empezar desde la nada. Pero eso no es del todo cierto. “Cero” es una sensación, una percepción que emana del tren del cual nos hemos apeado y ya no está, de esa soledad que rodea a quien corta el cordón umbilical con una estructura, una organización, una empresa, un socio o el proyecto que lo vinculaba.

“Cero” es demasiado. Porque una persona es también su pasado, su experiencia, sus conocimientos, los criterios adquiridos a través del desempeño, los hábitos y automatismos que precisa toda profesión.

Un importante científico con quien tengo una buena amistad me pidió ir a comer el otro día. Me explicó que lo relegaban de la dirección del instituto científico al cual pertenecía. Pesaba más la desazón del qué dirán en la comunidad científica que las consecuencias reales de tal cambio. “He de empezar de cero”, me dijo. “Y tengo 60 años”.

Me resultaba incomprensible tal desazón. El científico, una hora después y una hora antes, era el mismo. Su experiencia seguía ahí. Sus conocimientos permanecían.

Todo lo trabajado, todo lo realizado es un activo y va con uno, dentro de la mochila, ahí donde viajamos. Afirma el filósofo José Antonio Marina que el talento es inteligencia en acción. Y la inteligencia no es solo la capacidad, sino el bagaje adquirido a lo largo de los años. Empezar de cero es una falacia. Ni es empezar, ni es de cero. Es continuar desde lo que uno es y sigue siendo.

Redefinamos, así pues, el sentido y significado de “nuevo proyecto o nuevo reto profesional”. Podríamos definirlo como la forma en que modificamos nuestra red de relaciones con tal de dirigir nuestra experiencia y conocimientos adquiridos hacia un nuevo propósito.

Nuestro tejido de conexiones sigue siendo el mismo. El bagaje también. En realidad solo varían dos cosas: el propósito y el modo en que nos vamos a relacionar a partir de ahora con nuestro entorno. La clave está en ese diseño, así como en las posibilidades del nuevo propósito. Volver a empezar se convierte pues en algo bien distinto: una meta diferente y un nuevo esquema de lazos y uniones. Una transformación del cómo pero no del qué, el cual sigue inalterado.

Obviamente, hay nuevas dificultades. Es también cierto que la estructura de ingresos desaparece de momento. Y que el modelo que nos mantenía deja de ser vigente. Pero, condicionados por el estupor del momento y el miedo al cambio, confundimos lo que somos con el cargo que ocupamos. Es como aquel político a quien llamaban gobernador y respondió: –Yo no soy el gobernador, sino el hombre que ocupa actualmente el cargo de gobernador.

Lo mismo a la inversa. En la vida hay momentos difíciles. Es innegable. Pero nunca se parte de cero.

Por cierto, NeXT no fue un éxito de ventas, pero sí tecnológico. La propia Apple adquirió esta empresa unos años después por 400 millones de dólares para poder relanzar los ordenadores personales Apple con el software de NeXT.

Estamos de nuevo en Cupertino, un 16 de septiembre de 1997. Steve Jobs, alegre y triunfante, acaba de ser readmitido. Sale al exterior del edificio donde se ha celebrado la reunión. Paradojas de la vida, es el mismo día del mismo mes en el que 12 años atrás fue expulsado. Continuar, en lugar de volver a empezar, le ha permitido regresar a su propia empresa.

Sopla una brisa suave. La temperatura es cálida. Siente la necesidad de caminar y decide alejarse del edificio, pero esta vez lo hace solo unos metros.

http://elpaissemanal.elpais.com/confidencias/volver-a-empezar/

sábado, 8 de julio de 2017

La historia (aún) secreta del nacimiento del iPhone

Antes de que alguien supiera sobre la existencia del iPhone afuera de Apple, el nombre clave del proyect al interior de la empresa era “Púrpura”. Nadie parece recordar exactamente por qué, tal vez por el canguro de juguete de color púrpura que tenía uno de los ingenieros.

Púrpura era tan secreto que incluso dentro de Apple muy poca gente sabía de él. Lo desarrollaron en un laboratorio sellado detrás de lectores de credenciales y una puerta de metal. Los empleados tenían que firmar acuerdos de confidencialidad para sus acuerdos de confidencialidad. El laboratorio se empezó a conocer como el “dormitorio púrpura”, porque ahí la gente trabajaba 24 horas, durante fines de semana, días festivos, vacaciones, lunas de miel. Comían ahí. Dormían ahí.

De hecho, aunque en algún momento surgiría como el más perfecto ejemplo de la colaboración entre el cofundador de Apple, Steve Jobs, y el mago del diseño Jony Ive, Púrpura se podría percibir como una pesadilla causada por el trabajo excesivo, archivos comprimidos sin soluciones técnicas y disputas políticas al interior de la empresa.

“Creaste una olla de vapor con un grupo de gente realmente inteligente, pero tienes una fecha de entrega imposible de cumplir, una misión imposible, y después te enteras de que el futuro de toda la empresa depende de ella”, dijo Andy Grignon, uno de los ingenieros clave en el desarrollo del iPhone. “Era como una sopa de miseria”.

Sin duda, el llamado dormitorio púrpura un día será el escenario de una película dramática tensa y claustrofóbica con el guion de Aaron Sorkin. Si es así, la película se podría basar perfectamente en The One Device: The Secret History of the iPhone, un libro nuevo de Brian Merchant, un editor de Motherboard, la división de ciencia y tecnología de Vice.

Merchant realiza la labor importante de excavar y recopilar una gran cantidad de detalles y anécdotas sobre el desarrollo del iPhone, muchos de los cuales no se habían registrado hasta ahora. La labor tiene importancia porque, además de ser resistente a salpicaduras, al agua y al polvo, el iPhone resiste a la historia.

El iPhone vive entre nosotros, pero parece —está diseñado para parecer— como si hace hubiera llegado a nuestro mundo desde hace apenas unos minutos desde un plano existencial más alto, más ideal. Así como la pantalla negra y plana no se adapta a los contornos del cráneo humano, la superficie deslumbra, apetece hasta lamerla, pero no ofrece pistas de dónde y cuándo lo hicieron ni quién ni cómo.

Ni siquiera se puede abrir sin el destornillador especial que patentaron con el nombre “Pentalobe”. No es solo un efecto del diseño físico del iPhone, sino de la extraña cultura de reverencia y de secreto que Apple ha creado alrededor de sus productos. El iPhone sabe todo de nosotros, pero sabemos muy poco de él.

Un ejemplo: la tecnología multitáctil, la cual permite que la pantalla táctil del iPhone registre de inmediato varias huellas digitales: por eso puedes pellizcar la pantalla para hacer un acercamiento. ¿De dónde salió? Jobs siempre sostuvo que Apple inventó la tecnología multitáctil. No es verdad.

Como lo demuestra Merchant, en realidad la inventaron en varias y diferentes ocasiones, entre ellas durante la década de 1960 en el Royal Radar Establishment de Inglaterra y en la década de 1970 en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por su sigla en francés).

La tecnología multitáctil que específicamente llegó al iPhone se originó durante el cambio de milenio y el responsable fue un hombre del que seguramente no has oído hablar: Wayne Westerman. Westerman fue un brillante doctor en ingeniería de la Universidad de Delaware que trabajó en la tecnología multitáctil en parte porque sufría graves lesiones que hacían que fuera una agonía usar los teclados convencionales.

En 2005, Apple adquirió la empresa de Westerman, FingerWorks, con lo cual esta y el mismo Westerman desaparecieron detrás de la cortina de titanio de Apple. El resto es, y no es, historia (Apple no dejó que Merchant entrevistara a Westerman o ninguno de los empleados que trabajan actualmente en Apple para The One Device. Gracias a su esmero, Merchant logró encontrar a la hermana de Westerman).

El iPhone está diseñado para tener una eficiencia y una compactibilidad máximas. The One Device no las tiene. Los tres capítulos sobre el desarrollo del iPhone son el corazón del libro, pero también hay material de relleno. Curiosamente no es nada clarificador leer un análisis metalúrgico de un iPhone pulverizado ni saber de la gran odisea que hizo Merchant por todo el mundo, una especie de “iCalvario” para encontrar las materias primas que utiliza Apple: pasó por una mina de estaño en Bolivia, una mina de litio en el desierto chileno y un botadero electrónico en Nairobi donde terminan muchos iPhone. Este tipo de turismo de hacker se puede hacer bien: el mejor ejemplo es el artículo épico que escribió Neal Stephenson para Wired en 1996, “Mother Earth Mother Board”.

El único éxito conspicuo que Merchant tuvo en esta línea es su visita a la fábrica Foxconn, la cual está a las afueras de Shenzhen, China, y es donde se producen los iPhone. Foxconn tiene reputación de tener malas condiciones laborales, y los visitantes suelen ir acompañados de cerca pero, durante una ida al baño, Merchant logra deshacerse de sus escoltas y se da una vuelta por las instalaciones vastas y distópicas.

“Es toda una fábrica”, escribe Merchant, “un millón de aparatos electrónicos para el consumidor que se ensamblan en monolitos idénticos de colores opacos. Te sientes diminuto entre ellos, como un breve escupitajo de materia orgánica entre motores industriales del tamaño de un portaviones”. Es un vistazo palpable de la manera en que el iPhone, como un virus resplandeciente, ha cambiado físicamente la forma del mundo para producir copias de sí mismo.

Merchant también cuenta las historias de los orígenes de las tecnologías que convergen en un iPhone: el cristal Gorilla Glass, los sensores de movimiento, las baterías de iones de litio, los chips ARM, la tecnología inalámbrica, etcétera. Muestra cómo el trabajo de muchas personas se vertió en la creación del iPhone, como un contrapeso del “mito del inventor solitario: la noción de que, después de incontables horas de trabajo duro, un hombre puede inventar algo como por arte de magia que cambiará el curso de la historia”.

El inventor solitario entra en juego después de unos párrafos, pero Merchant pasa capítulos completos hablando con gente como Mitsuaki Oshima, el padre de la estabilización de imágenes. Sin duda, Oshima tiene cualidades admirables ocultas pero, como entrevistador, Merchant es incapaz de descubrirlas (“Incluso cuando se agitó la cámara, la imagen no estaba para nada borrosa. ¡Era demasiado bueno para ser verdad!”).

El terrible hábito que tiene Merchant de viajar en el tiempo es aún peor. Para poder hablar sobre los magnetómetros, primero debemos quedarnos quietos para una clase de historia (“las brújulas se pueden rastrear al menos desde la dinastía Han, cerca del año 206 a. C.“) Para comprender la producción de línea de montaje, un concepto que resulta muy familiar para muchos lectores, hay que hacer un esfuerzo para ir hasta el pleistoceno (“el Homo erectus, el cual surgió hace 1,7 millones de años, fue la primera especie que adoptó ampliamente el uso de herramientas…”). El origen de este tipo de escritura se puede rastrear al menos desde la licenciatura, hasta aquellos ensayos pesados que empiezan así: “Desde el principio de los tiempos, la humanidad se ha preguntado…”.

Pero cuando regresa a la creación del iPhone, Merchant cuenta una historia mucho más rica, la más rica que yo haya visto, a pesar de haber cubierto a Apple como periodista durante años. Si alguna vez han trabajado en un proyecto que es un caso perdido y se siente como que no va a ninguna parte, sacarán fuerza espiritual del relato de Merchant sobre la vida en las trincheras de Púrpura. Incluye fascinantes callejones sin salida y proyectos interesantes que tenían potencial (un prototipo basado en la rueda a la cual se le daba clic en el iPod original, que contaba con iluminación de colores azul y naranja en la parte trasera); sacrificios personales (“El iPhone es la razón de mi divorcio”); obstáculos técnicos sombríos (el sensor infrarrojo de proximidad del teléfono, el cual apaga la pantalla cuando está cerca de tu cabeza, no reconocía el pelo oscuro); la tensión tras bambalinas en el lanzamiento (de hecho, yo estuve ahí y presencié cómo Jobs ensayaba el famoso discurso sobre el iPhone, pero al parecer me perdí de todo); incluso un asesinato simbólico que se dio sobre el escenario (el momento en que Jobs hizo una demostración pública de cómo borrar un contacto y utilizó el nombre del vicepresidente de Apple, Tony Fadell, a manera de anuncio de la inminente salida de este último).

El iPhone se disfraza de algo que no habrían podido hacer las manos del hombre. El libro de Merchant hace visible la labor humana y en el proceso disipa un poco de la niebla y la distorsión de la realidad que rodean al iPhone. The One Device no es definitivo, pero es un comienzo. Lo que necesitamos es un equivalente crucial de un destornillador Pentalobe, un libro que desnude el significado del iPhone, para poder interrogar de manera apropiada a este simbionte, o parásito, que ha introducido nuevos tipos de conexiones y desconexiones en nuestras vidas. Si el iPhone fue una revolución, ¿exactamente quién o qué fue derrocado? Una de las historias de Merchant viene de Grignon, la primera persona en recibir llamadas en el iPhone. La ironía es que no contestó. “En vez de que fuera un momento glorioso al estilo Alexander Graham Bell, fue solo como: ‘Bien… mejor que entre el correo de voz’”, dice Grignon. “Creo que es muy pertinente, dada la situación actual”.

Lev Grossman fue el columnista de tecnología de la revista Time durante 15 años. Es el autor de la trilogía de "Los magos".

https://www.nytimes.com/es/2017/06/22/iphone-decada-historia-creacion/?smid=fb-espanol&smtyp=cur

jueves, 25 de agosto de 2011

Apple y el diseño de una carrera de éxitos

Una historia de éxitos: Apple.

Apple, Steve Jobs

El cofundador de la empresa dimite, estaba de baja desde enero.- Lo sustituirá Tim Cook, hasta ahora director de operaciones

lunes, 24 de enero de 2011

Steve Jobs, el líder de la mítica manzana; baja por enfermedad.

Steve Jobs, el hombre que revolucionó el ordenador personal con los Mac, el cine de animación con Pixar, la música con el iPod, los móviles con el iPhone, y pretende cambiar los medios de comunicación con el iPad, se retira forzado por una grave enfermedad


Desde el lugar desconocido donde cuida de su maltrecha salud, Steve Jobs, co-fundador de Apple en 1976, habrá visto con alivio cómo ha soportado la empresa el terremoto de su partida y su sustitución temporal por su lugarteniente Tim Cook. Las cosas, de momento, van viento en popa para Apple, que en abril pasado superó a su eterno rival, Microsoft, y se colocó como la segunda compañía del mundo por capitalización bursátil, con un valor de 232.000 millones de euros, solo por detrás del gigante petrolero Exxon. Y todo gracias a Jobs. Expulsado de la que era su casa en 1985 y repescado en 1997, en poco más de diez años ha conseguido el milagro: colocar a Apple en la cima y hacer de ella una de las empresas punteras del mundo en innovación. Un logro más de esta especie de rey Midas moderno que solo cobra un dólar simbólico al año, y ha convertido en oro casi todo lo que ha tocado.

Jobs tiene el don de anticiparse a los deseos de los consumidores. Lo ha conseguido con los ordenadores iMac, con el iPod, con el iPhone, con el iPad, productos que han conformado la fisonomía de nuestro mundo. La gente, cree, no está en condiciones de saber cuál será el siguiente producto estrella. Por eso le gusta la frase de Henry Ford, el hombre que hizo del automóvil un producto de consumo masivo: "Si les hubiera preguntado a mis clientes lo que querían, me habrían dicho: un caballo más rápido".



Budista, vegetariano -aunque come también pescado-, con fama de autoritario e intratable, casado y padre de cuatro hijos - a la mayor, fruto de una relación juvenil tardó meses en reconocerla-, Jobs ha estado marcado desde el principio por un destino especial. Nacido en San Francisco, en febrero de 1955, sus padres, dos jóvenes licenciados de la Universidad de Wisconsin, decidieron darle en adopción. Su madre, según contaría el propio Jobs muchos años después, había localizado a un matrimonio de abogados de buena posición para entregarles a la criatura, pero a última hora lo rechazaron porque querían una niña. Se abrió pasó entonces una solución de urgencia, la de los Jobs, los segundos en la lista de aspirantes al bebé, un matrimonio de Mountain View, una pequeña ciudad en el área de la bahía de San Francisco (California). No puede decirse que fuera la mejor manera de llegar al mundo, pero el pequeño Steve Paul Jobs tardó en enterarse de estos detalles.

 En algún momento de su vida, sin embargo, el asunto debió de obsesionarle lo suficiente como para contratar a un detective privado para que localizara a su madre biológica. Resultó ser Joanne Simpson, especialista en terapia del lenguaje que finalmente se había casado con el padre de Steve, Abdulfattah Jandali, sirio de religión musulmana, poco después de entregarle a él en adopción. La pareja duró apenas cuatro años, tiempo en el que nació una hija, Monna Simpson, una escritora famosa en Estados Unidos. Todo un culebrón que contribuyó seguramente a construir la personalidad hermética y exigente del jefe de Apple. (LOLA GALÁN 23/01/2011 en El País) Leer más aquí. Más aquí en el NYT. Y aquí en "El País" de los Negocios