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martes, 29 de mayo de 2018

Cuatro herramientas gratuitas para convertir voz en texto. Ahorra tiempo a la hora de redactar largos correos, preparar discursos o transcribir los apuntes de clase.

Cada vez es menos habitual usar el teclado del móvil. Basta con echar un vistazo alrededor para comprobar el auge de las notas de voz frente a los mensajes de texto o las nuevas formas de preguntar a Google desde estos dispositivos. En concreto, comsCore vaticina que en 2020 la mitad de las búsquedas en Internet se harán con la voz, algo para lo que contaremos con la ayuda de  asistentes personales como Siri, Sherpa, Google Now, Amazon Echo o Cortana.

Bastará con dar una orden con la voz para obtener al instante lo que queremos, sin tener que escribir esa petición. Ahora bien, de momento estos asistentes pueden quedarse cortos si necesitamos dictarles textos para ser más rápidos a la hora de redactar largos emails, preparar discursos o ponencias o incluso transcribir automáticamente mensajes de voz (por ejemplo, la grabación de una charla que queremos tener por escrito). Para este tipo de casos, existen aplicaciones web gratuitas, basadas en tecnología de Google, que es posible utilizar sin tener que instalarlas y que además cumplen con su cometido: transformar voz en texto de forma automática.

Eso sí, conviene repasar el texto final para pulirlo o corregir posibles errores, porque aunque estas herramientas cada vez están más afinadas y también se presentan como “asistentes personales”, al fin y al cabo siguen siendo máquinas. Además, al estar basadas en Google, sólo funcionan correctamente si utilizamos el navegador de esta compañía, es decir, Chrome.

Google Docs
Para utilizar  Google Docs de forma gratuita sólo es necesario tener una cuenta de Google asociada a una dirección de correo electrónico. Una vez que iniciamos sesión desde Chrome, basta con abrir un nuevo documento y dentro del menú “Herramientas” activar la opción “Escritura por voz”. Inmediatamente aparecerá el icono de un micrófono sobre el que hay que hacer clic para comenzar a dictar.

Uno de los puntos fuertes de Google Docs es que, una vez transcrito el texto, también es posible editarlo sin utilizar el teclado, a través de numerosos comandos de voz. Aunque de momento, como indica la propia compañía, estas funciones sólo están disponibles en inglés.

Dictation
Creada por Amit Agarwal, un columnista especializado en tecnología, se trata de una de las herramientas de dictado que más popularidad está ganando durante los últimos meses. Se puede abrir una sesión nueva en  Dictation cada vez que queramos utilizarla o bien añadirla como una una extensión de Chrome para tenerla más a mano en el caso de que la necesitemos cuando navegamos por Internet.

Permite guardar el resultado en un archivo .txt desde el que después podemos copiar y pegar el texto donde queramos.

Speechnotes
Al igual que Dictation, Speechnotes puede añadirse como extensión de Chrome, pero además es posible descargarla en formato app para dispositivos Android

Tiene un diseño muy limpio e intuitivo con una parte central en la que se va transcribiendo el texto flanqueado por dos columnas que son de gran ayuda: en la derecha aparecen descritos los comandos y accesos directos que podemos usar para facilitar el dictado y en la de la izquierda tenemos todas las acciones que podemos realizar con el texto final: guardarlo, enviarlo por email, subirlo a Google Drive o imprimirlo, entre otras.

Speechlogger Personal
Muy similar a la anterior, dado que comparten desarrolladores, Speechlogger Personal también cuenta con una versión app para dispositivos Android. Sus creadores la presentan con dos ventajas competitivas frente a herramientas parecidas: la puntuación automática y la posibilidad de traducir los textos transcritos a varios idiomas. Gracias a esta última función, Speechlogger Personal puede utilizarse como intérprete cuando necesitamos comunicarnos con alguien en una lengua extranjera.

https://elpais.com/tecnologia/2017/10/03/actualidad/1507030404_989048.html?rel=lom

domingo, 14 de enero de 2018

Educación: Aprender lo que no puedan hacer las máquinas

Las capacidades de investigación y creación no pueden enseñarse en una clase magistral ni en simulacros de proyectos, se necesitan procesos de aprendizaje activos, basados en la experiencia y la experimentación

El aula desaparecerá en un sentido literal y figurado. Dejará de ser el espacio dominante dado que los entornos sociales diversos y reales pasarán a ser los laboratorios de aprendizaje


Juan Freire - Especialista en cultura digital, innovación y educación 28/12/2017 -

Las tecnológicas, a la conquista del suculento mercado de la educación EFE

La educación en la que hemos vivido instalados en la era industrial fue definida por el pedagogo Paulo Freire como “bancaria”, dado que está destinada a “depositar” en el cerebro del que aprende capas de contenidos. El estudiante, pasivo, se dedica a “acumular” y asimilar contenidos hasta que éstos alcanzan una masa crítica que le permite desempeñar una acción efectiva como podría ser una profesión. Es una educación industrial, que se aísla en el aula y en la escuela y olvida casi por completo los procesos sociales como la interacción con la sociedad, el diálogo, la práctica, las experiencias...

Existen dos razones por las que esta forma de entender la educación, que sigue siendo dominante, se ha hecho disfuncional en nuestra sociedad. La primera, la más popular, parte de la evidencia de que la tecnología digital es capaz de ofrecer de forma más rápida, barata y con niveles de calidad al menos similares, muchos defienden que superiores, lo que antes ofrecían las aulas, profesores y las instituciones educativas.

La segunda aborda las razones profundas del cambio. En un mundo transformado por completo por la tecnología y los cambios sociales, la educación convencional no encara las verdaderas necesidades de los ciudadanos y profesionales contemporáneos. Vivimos en un mundo donde una proporción creciente de las tareas técnicas, sencillas y sofisticadas, están en manos de “máquinas inteligentes”. Nuestro principal reto individual y colectivo es vivir y gestionar la incertidumbre y los problemas complejos, aquellos que no podemos ni tan siquiera definir o para los que las soluciones no se adaptan a recetas predefinidas (o dicho de otro modo aquellos que, al menos por el momento, la Inteligencia Artificial no puede abordar), y para ello necesitamos capacidades de investigación y de creación. Esto no puede aprenderse en una clase magistral ni en simulacros de proyectos, se necesitan procesos de aprendizaje activos, basados en la experiencia y la experimentación.

¿Por que aún no ha sucedido la disrupción educativa?
De la mano de la tecnología, diferentes sectores, desde la cultura o los medios de comunicación a la política o el transporte público, se han ido desbaratando en las dos últimas décadas. La educación ha salido aparentemente indemne, aunque ya empieza a mostrar sus primeras grietas. Posiblemente su resistencia se deba a las barreras de entrada que oponen superestructuras muy tradicionales y fuertemente atrincheradas en su estatus social y político. Los aparentes intentos de disrupción en educación han venido de la mano de la tecnología y de los nuevos métodos, pero han sido más burbuja que verdadero cambio dado que se han orientado principalmente a dar servicio a las instituciones educativas y sus prácticas “formativas”, ancladas en el pasado o sujetas a una innovación tímida y lenta.

El software educativo más habitual aumenta el entorno educativo del aula manteniendo su estructura y reglas de juego o propone digitalizar ese formato. En el mundo del hardware y contenidos, tablets, pizarras digitales, apps, libros digitales, plataformas de contenidos … todos pretenden algo similar: mejorar el sistema conservando el sistema. Por otra parte los nuevos métodos, que se declaran alternativos a los “bancarios”, como el método del caso, el aprendizaje basado en proyectos, el aprendizaje cooperativo, o design thinking implican una transición a un aprendizaje más activo. Pero en la mayor parte de casos a costa de una trivialización de los problemas y retos que motivan el aprendizaje. Por ejemplo, el aprendizaje basado en proyectos en que el resultado está ya predefinido y se convierte en una tarea rutinaria equivalente a lo que sucede con la educación convencional. Por otra parte, se cambia el método sin cuestionar el contexto. Aprender de forma activa es una experiencia que requiere de un nuevo contexto, abierto y diverso, y por tanto de una nueva cultura de aprendizaje.

Las dos próximas décadas en educación
Hasta el momento hemos pensado en el futuro analizando críticamente el presente. Lo que sigue es una prospectiva de lo que en mi opinión es probable que suceda en los próximos años y puede acabar por convertirse en la “era de la disrupción educativa”.

1. El aprendizaje activo será el “nuevo normal”, y estará basado en comunidades intergeneracionales e “indisciplinares” (que se unen por su interés en un problema, no por afinidad disciplinar) y trabajan sobre “lo que nos afecta”. En este contexto gana protagonismo lo local, lo que nos es próximo y los problemas complejos. Los sucedáneos de aprendizaje activo, controlado y trivializado, no cumplirán las promesas y serán poco a poco abandonados o relegados a un papel menor.

2. Las competencias transversales, antes denominadas “blandas”, irán tomando más y más protagonismo porque finalmente serán casi las únicas que no puedan ser sustituidas por máquinas y algoritmos.

3. Las necesidades de aprendizaje son múltiples y cada persona, a lo largo de su vida, precisa aprender de formas diferentes. Si hasta el momento la educación buscó asegurar un nivel común y homogéneo de los estudiantes, a partir de ahora la educación deberá adaptarse a las múltiples necesidades y oportunidades. Pasaremos a entender la educación como un proceso que no termina nunca y que discurre con fases dentro de las instituciones educativas y fases en otros contextos profesionales y cívicos. En este nuevo escenario la certificación perderá valor de forma radical en favor del reconocimiento por pares y la acreditación progresiva y acumulativa de competencias y capacidades.

4. El aula desaparecerá en un sentido literal y figurado. Dejará de ser el espacio dominante para la educación dado que los entornos sociales diversos y reales pasarán a ser los laboratorios de aprendizaje.

5. Pasaremos de un sistema centrado en el profesor a otro organizado alrededor de los que aprenden y en los que emergerán una diversidad de agentes que acompañan, facilitan y median en el aprendizaje: entrenadores, mentores, expertos, colaboradores, diseñadores pedagogos...

6. La tecnología será invisible y flexible y estará presente en todos los procesos de aprendizaje. El “e-learning” tradicional y puro será una opción más y ganará reconocimiento él que sucede al “margen del sistema” dentro de comunidades digitales.

7. La Inteligencia Artificial será una herramienta esencial de mejora continua mediante las analíticas de aprendizaje. Pero se necesitará un nuevo enfoque que permita generar datos de la observación de los nuevos procesos de aprendizaje activo y no las analíticas convencionales que se generan en la educación “bancaria”.

8. El cambio vendrá de múltiples iniciativas, algunas nuevas y otras de transformación de la escuela o la universidad que compitan pero también dialoguen entre si. Las nuevas iniciativas serán una combinación de emprendimiento y proyectos educativos de corporaciones que no están ahora mismo en el mundo de la educación. En el caso de las transformaciones de las instituciones ya existentes requerirán el liderazgo de pequeños equipos de profesores y directivos comprometidos y con capacidad de acción que actuarán sobre la pedagogía pero también sobre la propia organización.

http://www.eldiario.es/sociedad/Educacion-Aprender-puedan-hacer-maquinas_0_723378320.html

sábado, 1 de abril de 2017

Catorce ‘apps’ que pueden ayudar a tratar la ansiedad y la depresión. Un estudio muestra que los usuarios de estas aplicaciones gratuitas mostraron reducciones importantes de los síntomas de ambas patologías

Un equipo de científicos ha desarrollado un conjunto de 14 aplicaciones para ayudar a personas que sufren ansiedad y depresión. Para comprobar la utilidad de estas apps, los científicos también han elaborado un estudio con un centenar de participantes y los resultados, publicados en la revista Journal of Medical Internet Research, indican una reducción significativa de los síntomas de ansiedad y depresión en los participantes. El éxito de las aplicaciones, según los investigadores, se debe a que son muy fáciles de usar y están pensadas para utilizarse con frecuencia pero en periodos de tiempo cortos. Todas las aplicaciones están disponibles en inglés en la Play Store de Android de forma gratuita. El equipo está trabajando en el próximo lanzamiento de las aplicaciones para el sistema operativo iOS previsto para el mes que viene, mientras recauda fondos para ofrecerlas en otros idiomas, como el español.

Intellicare es un conjunto de 14 aplicaciones en total. La llamada Hub actúa como la matriz desde la que se puede interactuar con el resto de apps, gestionar las notificaciones y descargar otras aplicaciones recomendadas mediante un algoritmo desarrollado por los científicos. En un principio estas recomendaciones se hacían de forma aleatoria, pero ahora los investigadores están trabajando para que el sistema aprenda del usuario para hacer el servicio más personalizado en función de sus necesidades. No es necesario descargar las 14 aplicaciones y se pueden usar de forma independiente.

Cada app ofrece distintos ejercicios desarrollados por médicos y psiquiatras para eliminar el estrés, reducir la preocupación o eliminar la autocrítica, como Worry Knot o Day to Day. Otras aplicaciones ofrecen métodos para ayudar a fomentar prácticas positivas o estrategias para dormir bien durante toda la noche, como My Mantra o Slumber Time. “Todas las apps han sido diseñadas por un desarrollador tecnológico y un científico de la conducta. Además, tras su lanzamiento hemos tenido en cuenta los comentarios de los usuarios para mejorar algunos aspectos”, explica David Mohr, autor principal del estudio y director del Centro de Tecnologías de Intervención Conductual (CBITs) de la Universidad del Noroeste, en EE UU. Los investigadores esperan poder recabar información del usuario de forma confidencial y mediante autorización para poder diseñar nuevas estrategias y aplicaciones para tratar la depresión y la ansiedad.

El objetivo de los científicos es que las aplicaciones apoyen a los millones de personas que sufren estas patologías, pero que no pueden recibir el tratamiento adecuado por diferentes motivos. Las apps están disponibles en la tienda digital de Android desde 2014, pero el estudio para comprobar la utilidad de estas aplicaciones se ha hecho a lo largo de 2016. En el estudio se inscribieron 99 participantes iniciales y 90 completaron todas las evaluaciones a lo largo de las ocho semanas que duró el ensayo. En ese periodo, los participantes contaron con la ayuda de un entrenador que les hizo un seguimiento mediante llamadas de teléfono y mensajes de texto. El entrenador debía tener al menos una licenciatura en psicología o formación similar y recibió a su vez un entrenamiento previo.

http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2017/01/11/actualidad/1484137256_613682.html?rel=mas

jueves, 11 de julio de 2013

El ahorro está en el móvil

Algunas aplicaciones para móviles ayudan a reducir el consumo de energía y ahorrar gastos

El capitán Kirk se comunicaba con la tripulación del USS Entrerprise con un dispositivo muy parecido a lo que hoy conocemos como teléfono móvil. Star Trek no solo profetizó esta tecnología, sino que la inspiró, según reconoció Martin Cooper, un empleado de Motorola considerado el padre de los celulares. Pero los móviles han avanzado mucho más de lo que vaticinó la serie de los sesenta. No solo sirven para hablar y mandar mensajes, los ‘smartphone’ y las miles de aplicaciones que se pueden descargar en ellos permiten conocer el tiempo que hará mañana, jugar, retocar fotografías, leer el periódico, y también ahorrar.

Consumir menos electricidad o agua en el hogar son cuestiones que afectan no sólo al bolsillo, sino también al Planeta. Conseguirlo es posible si se sabe cómo y hay aplicaciones móviles que llevan la información y las herramientas para hacerlo a la palma de la mano. Algunas de ellas dan consejos, otras ofrecen opciones más avanzadas para controlar, con estadísticas, el gasto energético en casa y calcular en qué partidas se derrocha y en cuáles se puede ahorrar. Las opciones son tan diversas como las necesidades de cada uno, solo hay que buscar (y encontrar) la aplicación adecuada.

En casa

¿Quiere saber qué alimentos en su nevera están a punto de caducar para evitar el derroche de comida y ahorrar en la lista de la compra? Su móvil le avisa. De descarga gratuita, Vencimiento de alimentos-Saver permite introducir las fechas de caducidad, incluso las fotos del producto, y activar una alerta para cuando falten pocos días para su vencimiento. Cada español derrocha 163 kilogramos de alimentos consumibles al año. Esta aplicación puede ayudar a evitarlo y, además, informa de dónde se puede donar el producto en caso de que no se vaya a consumir. Food Planner o Best Before son opciones parecidas para gestionar la despensa de manera eficiente.

Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente es uno de los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas. Para ello, una de las metas es “incorporar los principios del desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales y reducir la pérdida de recursos del medio ambiente”. Eso es competencia de los Estados, pero en casa, cada uno también puede hacer lo suyo. Víctor Pascual, ingeniero informático desarrollador de la aplicación para móvil Ahorro en casa, se aplica un “truco muy simple” de los muchos que aporta en su creación. “Meter una botella de dos litros en la cisterna reduce el agua que expulsa en cada descarga. Aunque esto no suponga mucho ahorro en la factura, que no es de las más cuantiosas, si lo hacemos muchas personas, se ahorra agua que es un recurso escaso”, explica.

Pascual creó esta smartguía con consejos para ahorrar en el hogar porque pensó que era “interesante reunir esta información en un momento de crisis”. Las recomendaciones que da, extraídas de páginas web especializadas, de organizaciones como Greenpeace y blogs, están categorizadas por fuentes de energía y partes de la casa. La mayoría de indicaciones las ha probado él mismo. “Te ahorras dinero”, asegura. El único inconveniente que le han comunicado algunos usuarios es que no esté disponible para iPhone, según dice. Lo que sí recibe son sugerencias de métodos de ahorro que va incorporando y actualizando en la aplicación.

En español también está disponible Ahorro de energía en el hogar. Se trata de “un libro electrónico” gratuito con información extraída de la web de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos, según explica su desarrollador Edgar Correa, de la empresa Esctec. Él mismo ha comprobado algunos. “Vivo en un área muy caliente en verano y fría en invierno en el noroeste de Estados Unidos y los consejos que más practico son los relacionados con las ventanas. En verano hay que mantenerlas cerradas durante el día para que el sol no entre y así mantener las habitaciones frescas y el aire acondicionado no trabaje duro. Se ahorra energía”, explica. “Las recomendaciones realmente son útiles, también para ahorrar dinero, ya que ayudan a reducir la facturas”, afirma.

La herramienta Ahorraenergía para móviles, desarrollada por Gas Natural Unión Fenosa, va un paso más allá. Permite saber cuánto se puede ahorrar eligiendo un equipamiento más eficiente para el hogar. Concretamente, consiste en un doble simulador –uno para electrodomésticos y otro para iluminación- que permite calcular cuánto se ahorraría con artefactos más eficientes, en función de los que se tengan.

En el caso de los electrodomésticos, la aplicación pide introducir el tipo de aparato (secadora, frigorífico, lavavajillas, lavadora, aire acondicionado, horno) y su etiquetado energético para, posteriormente, calcular el importe de ahorro económico anual con otros más eficientes. Además, también informa de la reducción de emisiones de CO2 con un aparato que consumiera menos energía.

En cuanto a la iluminación, la herramienta estima el ahorro con una iluminación más adecuada, sustituyendo bombillas de alto consumo por unas más eficientes. El cálculo se realiza en función de los vatios de potencia de las bombillas en el hogar y de las horas de consumo diario.

Al volante

La casa no es el único entorno en el que se puede ahorrar energía y dinero. También se pueden instalar en los móviles sistemas para reducir el gasto y el consumo de combustible para el coche.

Por “necesidad personal”, Alberto Alonso creó Gasolineras de España. No importa en qué punto de la geografía española se haya quedado seco el tanque de gasolina, esta aplicación informa de cuáles son (y dónde están) las estaciones cercanas más baratas. Aún más, estima cuánto ahorrará por litro repostado y cuánto le costará llegar. “La gente pedía saber si es rentable ir”, explica Alonso. “El ahorro está asegurado, unos euros cada vez que llenas el tanque es mucho dinero en un año”, explica. En este sentido, el desarrollador reconoce que una gran parte de los usuarios son camioneros que, además, le sugieren mejoras. “Con depósitos tan grandes, ellos notan mucho la diferencia de precios entre gasolineras”, dice.

Para el ahorro de combustible durante la conducción, es decir, herramientas que informen en vivo de qué se puede hacer para reducir el consumo durante el trayecto en función de la velocidad y características del vehículo, todavía no hay muchas, muy pocas disponibles en español y no todas con información precisa, según los usuarios. Por 0,77 euros está disponible Fuelfit, y gratis GreenMeter.

Un GPS en el teléfono que informe de la situación del tráfico puede ayudar, sin embargo, a evitar atascos y con ello el gasto innecesario de combustible. Comprobar el estado de la circulación es un hábito sencillo bueno para el medio ambiente, para el bolsillo, y para los nervios del conductor.

No sin mi móvil

La guinda de los ahorros en el móvil son las aplicaciones para disminuir el consumo de batería del propio teléfono. Juice Defender es de las que gozan de mejor crítica por parte de los usuarios y expertos. Hay dos versiones, una gratuita y otra de pago con mayores posibilidades. Permite configurar el dispositivo para que gaste lo menos posible y, además, alerta de cuándo otra aplicación está consumiendo batería de manera ‘fantasma’, cuando no se está usando. Battery Booster y Battery HD son otras de las cientos de opciones disponibles gratuitas. Probarlas no cuesta nada y pueden ahorrar muchos enfados cuando a mitad del día, en el transcurso de una conversación, justo cuando más necesario es, al móvil le da por apagarse. ¿Quién no ha escuchado al compañero de trabajo exclamar “Si lo he cargado esta mañana”?
Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/07/10/actualidad/1373492965_494565.html

sábado, 22 de enero de 2011

How to Make Your iPhone Gently Weep. Cómo hacer de tu iPhone, u otro celular, un emocionante y útil instrumento.

...The iPhone next month has left a lot of Android users wondering whether they, too, should jump on the Apple bandwagon.
If you’re musically inclined, the answer is probably yes, because apps for musicians are in much shorter supply on Android than on Apple devices. Just look at what’s available to players of the country’s most popular instrument, the guitar.
On Android, you can pick through some passable tuners and scale guides. On Apple, you have apps that can breathe new life into the instrument.
For about $50, and an inexpensive hardware connector, versions of apps like AmpliTube, AmpKit and iShred Live give guitarists a mobile recording studio with nearly every traditional sound effect. And you can test more limited versions of these apps for far less money.
For hobbyists who don’t own an array of amps and effects pedals, but who would like to experiment with sound, the apps are great fun. For professionals, the apps come in handy when generating and recording new ideas while away from the studio.
Of the three, I found AmpKit+, the full version of the app, the easiest, most versatile and the best value, especially on an iPad. The app costs $20; the limited version is free.
Like the limited version of other guitar apps, iShred Live is free, with more guitar effects available à la carte within the app. The full version of AmpliTube costs $20, and a limited version is free, but unlike the others, you must buy separate versions for the iPhone and iPad.
You can try iShred Live with just an iPhone headset. The microphone picks up the guitar’s sound and plays back your song with a sound effect.
That’s especially handy for acoustic guitarists who usually can’t plug their instrument into anything. But for those with electric guitars or acoustic-electric hybrids, the best results with these apps come when you connect the guitar to the iPhone, using hardware like Griffin Technology’s GuitarConnect ($30 at GriffinTechnology.com) and IK Multimedia’s iRig ($40, at IKmultimedia.com ).
AmpKit+ and AmpliTube offer a wide range of sound effects, including standards like distortion, wah and delay.
Each app has important features lacking in the other, but in general, if you want to record multitrack songs from within the app, AmpliTube is the better call, while AmpKit+ offers a nimbler environment for experimenting.
AmpKit, the free version, includes two effects pedals, one amp, two speaker cabinets and two microphones. AmpKit+ includes 13 amps, 18 effects pedals, 13 cabinets and eight microphones.
The app is nicely intuitive in most ways, but flawed in one major respect. I needed to tweak the AmpKit+ settings before the effects worked as well as they did on the other apps. Among other things, the sound effects were clipped short, and feedback was occasionally a problem. Todo el artículo aquí en el NYT.

Browse all the mobile app coverage that has appeared in The New York Times by category, and see what Times writers have on their phones and tablets.

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