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domingo, 10 de julio de 2016

La mentira. Aznar es el único que hasta el momento no ha pedido perdón a su país por llevarlo a una guerra injusta e injustificada.

Siempre recordaré el aplauso de los diputados de las bancadas del Partido Popular en el Congreso tras la aprobación de la decisión del Gobierno de Aznar de ir a la guerra de Irak, que apoyaron sin una sola excepción, contra la opinión de millones de españoles, que nos habíamos manifestado en contra. Nunca había visto a nadie tan contento de ir a una guerra; mejor dicho: tan contento de que fueran otros, pues ni los diputados ni los ministros ni el presidente del Gobierno iban a ir. Para eso están los profesionales.

El informe Chilcot, elaborado por un comité independiente de Reino Unido a petición del Gobierno de ese país, acaba de poner negro sobre blanco las cosas que ya se sabían o se sospechaban de aquella guerra: que la decisión de invadir Irak estaba tomada antes de su justificación, que ésta se hizo sobre una gran mentira: la posesión por Sadam Hussein de armas químicas y biológicas prohibidas (nunca he entendido por qué están prohibidas unas armas y otras no, será que soy un poco panoli), y que, en el triunvirato que se formó al frente de los belicistas, Aznar jugó el papel de becario, ni siquiera de George Bush, el jefe de la coalición, sino del británico Toni Blair, ante la retirada del resto de los países europeos, con Alemania y Francia a la cabeza. “No se puede pedir ayuda a un amigo y luego, cuando él te la pide a ti, negársela”, se justificaría tiempo después en el más puro estilo Benzema el héroe de Perejil, el único que hasta el momento no ha pedido perdón a su país por llevarlo a una guerra injusta e injustificada, como si en el cumplimiento de su deber de amistad pudiera disponer de la voluntad y las vidas de sus compatriotas.

Siete años les ha costado a los miembros del comité encabezado por John Chilcot, un alto funcionario británico de gran prestigio, y la consulta de miles de documentos, así como entrevistar a un centenar y medio de testigos, llegar a unas conclusiones que, pese a no suponer ninguna novedad, no dejan de estremecer de rabia y de consternación. Que tres hombres por su santa voluntad provocaran lo que han provocado: miles de muertos y heridos y la ruptura del frágil equilibrio en que vivía una región del mundo que ahora se desangra en guerras y actos de terrorismo que nos están afectando a todos (a España especialmente el 11-M) deberían provocar más que una crítica formal y abstracta. En el mundo han sido juzgados por crímenes de guerra o contra la humanidad muchos dirigentes con menos delito que el trío de las Azores.

http://elpais.com/elpais/2016/07/08/opinion/1467979566_242541.html

sábado, 9 de julio de 2016

Lecciones del ‘informe Chilcot’. La investigación británica sobre la guerra de Irak respalda a la opinión pública; los gobiernos mintieron


El informe Chilcot sobre la participación de Reino Unido en la guerra de Irak, presentado el miércoles, viene a dar la razón a los millones de personas que durante la primavera de 2003 se manifestaron por las calles de todo el mundo condenando la acción militar. Según la minuciosa investigación iniciada en 2009 los motivos del ataque e invasión a Irak fueron falsificados y los Gobiernos implicados en la toma de decisiones ocultaron que no se habían agotado todas las opciones antes de recurrir a la guerra. Dos falsedades con un cuantioso precio en vidas humanas —lo principal— y una gravísima situación posterior de inseguridad en Oriente Próximo y, por extensión, en el resto del planeta.


España puede sacar algunas importantes conclusiones de la presentación del informe británico, tanto por el fondo como por la forma. Mientras el ex primer ministro británico Tony Blair compareció durante más de dos horas ante la opinión pública para dar su versión sobre las afirmaciones de un informe que le señala directamente, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, despachó rápidamente cualquier cuestión relativa al texto aduciendo que no lo había leído y que se trata de “algo” que sucedió hace 13 años. Obvia Rajoy que él era vicepresidente del Gobierno que involucró a España en esa guerra y que las acusaciones que vierte el informe para nada le pueden ser ajenas.

Las democracias asentadas no tienen miedo a la realización de extensas investigaciones destinadas tanto a aclarar los hechos como a evitar que los errores se repitan. El informe Chilcot fue encargado por un correligionario de Blair, Gordon Brown, que además en ese momento era primer ministro. Algo inconcebible en países en los que la lealtad al partido prima sobre el interés general, y las comisiones de investigación sirven para enterrar cualquier asunto.

http://elpais.com/elpais/2016/07/07/opinion/1467911883_265894.html