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jueves, 30 de noviembre de 2023

"Doble excepcionalidad", la paradoja de tener una alta capacidad intelectual y al mismo tiempo una inusual dificultad

Noah sonriendo cuando era pequeña

FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA: LUCIANA SUTOVSKY

Pie de foto,

“Con cuatro años, se sentaba a conversar de política, arte e incluso de religión”, recuerda la madre de Noah.



Cuando Noah tenía nueve años, le detectaron altas capacidades intelectuales.

El diagnóstico no fue una sorpresa para su familia, la niña leía y escribía de corrido desde los cuatro y hablaba de política y de religión con los adultos.

Pero no todo terminaba de encajar en ese perfil.

Por ejemplo, ella cuenta que cuando era pequeña aleteaba todo el rato, tanto que decidió reprimir este instinto porque le daba vergüenza.

Pero un día se dijo: “¿Y qué pasa si me permito volver a hacerlo?”.

“Lo hice y fue maravilloso”, dice con una sonrisa. “Reprimir el aleteo fue como contener algo que hasta dolía un poco”.

En su búsqueda por entender a qué se debían estos comportamientos inusuales, la joven chilena llegó a sospechar que podía tener autismo.

Tiempo después, una evaluación especializada le daría la razón: a los 15 años fue identificada con el trastorno del espectro autista.

Noah, quien tiene 18 años, presenta lo que se conoce como doble excepcionalidad o 2e.

A personas como ella, se les llama “doblemente excepcionales” porque tienen, al mismo tiempo, una capacidad y una dificultad fuera de lo común. Es como pertenecer a dos grupos.

Pero no siempre es fácil determinarlo, ya que una de las dos condiciones puede opacar a la otra.

Un concepto reciente
Las altas capacidades como campo de estudio tiene más de cien años, pero fue en la década de los años 80 que un grupo de investigadores se dio cuenta de algo que parecía ser contradictorio:

Había algunos alumnos que, teniendo habilidades intelectuales sorprendentes, también presentaban algún problema de aprendizaje o una discapacidad.

Siluetas de varias personas y se destaca una
FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Para investigadores como Conejeros, la 2e hace referencia a “una condición dual y paradójica, que implica presentar rasgos contradictorios”.

Sin embargo, no a todos en la comunidad científica les convencía el paradójico planteamiento.

“No se entendía que alguien con altas capacidades pudiera también presentar una dificultad asociada”, le dice a BBC Mundo la doctora María Leonor Conejeros, profesora de la Escuela de Pedagogía en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Los estudiantes doblemente excepcionales son aquellos que “demuestran un potencial de alto rendimiento o productividad creativa en uno o más dominios tales como las matemáticas, la ciencia, la tecnología, las artes, lo visual, espacial, o las artes escénicas o en otras áreas de la productividad humana, y que manifiestan una o más discapacidades”.

Esa definición, que cita Conejeros y otros autores en una publicación sobre la doble excepcionalidad, está incluida en la obra de las investigadoras estadounidenses Sally Reis, Susan Baum y Edith Burke.

“Estas discapacidades incluyen dificultades específicas de aprendizaje; trastornos del habla y del lenguaje; trastornos emocionales/conductuales; discapacidades físicas; trastornos del espectro autista; u otros problemas de salud, tales como el déficit de atención/hiperactividad”.

Un espacio
Un grupo de especialistas del Programa de Estudios y Desarrollo de Talentos de la Pontificia Universidad Católica de Chile, PENTA, le hizo a Noah la detección formal de su alto rendimiento cognitivo.

La definición más aceptada en el ámbito internacional de las altas capacidades es la que ofrece la National Association for Gifted Children, una organización sin fines de lucro estadounidense:

Niña escribiendo en un cuadernoFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Las altas capacidades, dicen muchos expertos, van más allá de las áreas que los test de inteligencia tradicionales miden. Foto genérica.

“Las altas capacidades se entienden como ‘aquellas que demuestran un nivel de aptitud sobresaliente (definido como una capacidad excepcional para razonar y aprender) o competencia (desempeño documentado o rendimiento que los sitúe en el 10% superior, o por encima, respecto al grupo normativo) en uno o más dominios”.

Los dominios pueden ser tan variados como, por ejemplo, las matemáticas, la lengua, así como también “destrezas sensorio-motrices” como la pintura o el deporte.

En ese contexto, el concepto de la doble excepcionalidad poco a poco se ha abierto un espacio.

Para 2015, ya había investigación de referencia y “un modelo compartido a nivel internacional”, le dice a BBC Mundo Roberto Ranz, director académico del Máster de Formación Permanente en Altas Capacidades y Desarrollo del Talento de La Universidad Internacional de La Rioja.

La complejidad para detectarlos
Los expertos coinciden en que estos niños pueden pasar muy desapercibidos.

Es complejo identificarlos porque sus altas capacidades pueden obstaculizar la detección de la dificultad.

Niños corriendo por una escuelaFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Dado que el concepto es reciente y que, en muchos casos, cuesta detectarla, niños con 2e pueden pasar desapercibidos, advierten los especialistas.

Con esa idea coincide Luciana Sutovsky, la madre de Noah.

“En casos como este, en los que ciertas características se manifiestan como una notable diferencia, como una ‘ventaja’ frente a otros, pues te dicen: ‘aprende más rápido’, ‘le va mejor en el colegio’, no se sospecha que, a la par, pueden haber necesidades de apoyo muy importantes”.

“Y es que unos rasgos se solapan con otros, se vuelven difíciles de identificar, unos van enmascarando a otros”.

Las altas capacidades y otras condiciones pueden llegar a tener características muy similares, lo que hace que la frontera entre ellas sea muy difusa.

“El foco en Noah estaba tan fuertemente puesto en su parte cognitiva y emocional, que no podíamos ver algunos otros rasgos que nos indicaban que había otra condición, que en su caso fue el autismo”.

“Yo podía sobrecompensar mis necesidades de apoyo con mis altas capacidades”, recuerda Noah.

Pero aclara que no era una cuestión de inteligencia, sino de su “tendencia a sobreanalizar todo. Observaba las interacciones a mi alrededor y las copiaba”.

Una niña armando un rompecabezasFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

La 2e se presenta con fortalezas y desafíos (foto genérica).

“El acento con el que hablo no es mi acento natural, cuando era pequeña modulaba cada palabra, hablaba como un doblaje de Discovery Kids y cuando me di cuenta de que la gente me hacía constantemente comentarios acerca de mi acento y que eso no era normal, empecé a copiar como hablaban los demás”.

“Yo ahora mismo no me estoy esforzando a mirarte a la cara” -me dice en nuestra videollamada-“para mí es muy agotador y me distraería de lo que estoy diciendo”.

“Pero si me tengo que concentrar en mirarte en un esfuerzo por parecer normal, o porque me obligan que es algo que hacen muchos colegios, cuesta mucho desaprenderlo”.

“Es muy dañino porque aprendes que tu estado de existencia normal está mal”.

Ranz advierte que también se puede dar el fenómeno opuesto: “Que el diagnóstico, por ejemplo, de autismo o del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad sombree la presencia de las altas capacidades, pues estos alumnos no siempre destacan en todas las materias”.

En algunos casos, dice el psicólogo, ni las altas capacidades ni la dificultad específica llegan a ser identificadas.

Y se corre el riesgo de que nunca reciban el apoyo para su dificultad ni la estimulación adecuada para su capacidad.

Latente
El reconocimiento en Noah del trastorno del espectro autista no sorprendió a su madre.

NoahFUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA: LUCIANA SUTOVSKY Pie de foto,

“Yo no cambiaría quien soy", señala Noah. "Encuentro una fortaleza que viene de quien soy".

“Cuando entró al prekínder, a los cuatro años, leía y escribía de corrido, sabía palabras en inglés, pero su profesora evaluó su comportamiento como ‘rarito’ y nos recomendó hacer un diagnóstico ‘para descartar algún tipo de problema como el Asperger’”, recuerda Sutovsky.

“La llevamos a una psiquiatra y lo descartó. Lo que sí nos dijo es que era notoria su altísima inteligencia y que no sintiéramos que tenía dificultades al relacionarse, sino que era una niña que tenía intereses que correspondían a personas mayores”.

Una vez, dentro el programa PENTA, sus padres enfocaron todo su acompañamiento desde las altas capacidades.

Entre preguntas
Noah recuerda que “con la detección de las altas capacidades muchas cosas hicieron sentido”.

El perfil de un rostro con papelitos con signos de exclamación e interrogaciónFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Muchos niños con altas capacidades se embarcan en un proceso, a veces complejo, por explicarse a sí mismos.

“Pero con el tiempo, otras no terminaban de explicarse y que a mí me generaban mucho malestar, como tener sobrecargas sensoriales, dificultades sociales o ser una persona extremadamente literal, y veía que mis pares con altas capacidades no necesariamente pasaban por eso”.

“Me preguntaba: ¿por qué soy tan sensible? ¿por qué no puedo dejar de pensar? ¿por qué me enrosco en pensamientos tan complejos y el resto de mis pares no se preocupan de esas cosas, cómo puedo dejar de ser así?”.

Quedarse “pegada” en algunos temas, le afectaba mucho.

“Un autismo muy enmascarado”
Ubicarse en “el contexto” del espectro autista fue un proceso “muy sanador y reparador” para Noah, relata su madre.

“Esa sensación persistente de que había algo malo con ella, fue muy dañina”.

Niño preocupado sentado en el sueloFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

“A veces digo que los bullies son mejores para hacer diagnósticos de un autismo muy enmascarado que un propio profesional”, dice Noah. Foto genérica.

“Noah inconscientemente estaba todo el tiempo sintiendo la ‘rareza’ que su profesora (de la infancia) percibió acerca de ella”.

“No solo la profesora”, interviene Noah, “sino mis compañeros”.

“Yo sentía una desconexión contante con ellos”.

“Los niños se dan cuenta. A veces digo que los bullies son mejores para hacer diagnósticos de un autismo muy enmascarado que el propio profesional”.

“La exclusión social, más que nada, fue la forma que tomó el bullying para mí”.

“Sintonizados”
De acuerdo con Ranz, el desarrollo del talento en los niños con doble excepcionalidad requiere una intervención y un apoyo muy especializado, en el que tanto la familia como las escuelas y los profesionales que los atienden, trabajen en colaboración.

Eso ha sido clave para muchas familias, como la de Carlos Passi, en Chile. Su hija, de 13 años, tiene Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y fue identificada con doble excepcionalidad.

Niños con audífonos coloreando FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

“Es necesario personalizar las intervenciones y enfocarse en las necesidades de cada alumno”, indica Mònica Cortés, psicóloga especializada en altas capacidades.

“Cuando nos dieron el diagnóstico, nos entregaron bibliografía sobre el tema, nos explicaron algunas características y en realidad sí, se cumplen bastante. Mi esposa sintió un gran alivio saber de qué se trataba”, le cuenta a BBC Mundo.

“Ya con el diagnóstico se pueden tomar medidas más concretas, hay una mejor coordinación entre la psicóloga que la atiende y el colegio. A los profesores se les ha explicado y tienen una mayor flexibilidad, a veces -si está muy inquieta- le permiten salir al patio a dar una vuelta y volver cuando se siente más tranquila”.

“Es como que estemos sintonizados en comprender que hay características que la hacen más compleja”.

De hecho, una de las principales lecciones sobre la doble excepcionalidad que la psicóloga Mònica Cortés, coordinadora del Grupo de Trabajo de Altas Capacidades del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, ha aprendido -tras años de experiencia en escuelas- es que “no sirve un modelo de atención educativa igual para todos”.

“Siempre es necesario personalizar las intervenciones y enfocarse en las necesidades y la realidad de cada alumno”, le señala a BBC Mundo.

De ahí que sea clave un buen diagnóstico diferencial para que tanto la alta capacidad como la dificultad sean atendidas.

“Y eso es lo que más cuesta porque las manifestaciones de las personas con doble excepcionalidad no son iguales a una persona con solo altas capacidades, ni son iguales a una persona que tiene, por ejemplo, solo dislexia”.

Entre tonalidades
La complejidad del diagnóstico diferencial hace que no siempre haya un consenso sobre la doble excepcionalidad.

Tonos de color verde, amarillo y azulFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

"La metáfora del verde" para acercarse al concepto de la doble excepcionalidad.

Hay quienes dentro de la comunidad científica “siguen insistiendo, en el 2023, que la doble excepcionalidad no existe”, advierte la doctora Katia Sandoval, profesora de la Escuela de Pedagogía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

“Creo que nos hace falta mucha investigación, profundizar más para tener más evidencia. Muchos de los estudios que llevamos son de corte cualitativo porque como no hay estadísticas, una prevalencia clara, nos encontramos haciendo muchos estudios de casos”, le indica a BBC Mundo.

Para ella es clave comprender que dentro de la condición, las personas no son homogéneas, no hay un patrón, y cita "la metáfora del verde" de Susan Baum, autora y docente especializada en doble excepcionalidad:

“El verde es la combinación de un amarillo con un azul. El amarillo es la persona con AC (alta capacidad) que, a la vez, presenta el azul, que es -dependiendo de la nomenclatura que se use- un trastorno, una necesidad de apoyo...

De la combinación de las dos condiciones aparece un verde, pero es un verde dentro de una infinidad de tonalidades porque no hay uno solo y habrá días que el contexto determine que tú, siendo verde, te veas más amarillo y no tan azul”.

Mitos
Para investigadores como Ranz, el reconocimiento de la doble excepcionalidad reflejó un cambio de paradigma, en el que "la visión reduccionista de las altas capacidades como un alto coeficiente intelectual (CI), de 130 o superior", se cuestionó.

“Fue como derribar un mito”.

Cerebro con lucesFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Los investigadores aseguran que la doble excepcionalidad son dos condiciones concomitantes.

“Si evaluamos a alumnos con doble excepcionalidad desde la perspectiva psicométrica del coeficiente intelectual, encontramos que, en su mayoría, no superan el 130”.

“Eso sucede porque las pruebas que implementamos para medir solamente el CI arrojan una puntuación de síntesis, que incorpora diferentes calificaciones de las capacidades de esos estudiantes”.

“Dos de ellas son la velocidad de procesamiento o la memoria de trabajo y en esos alumnos, por su discapacidad, se ven muy alteradas o bajas y eso hace que, aunque puedan destacar en factores específicos de inteligencia, como el razonamiento lógico, la capacidad numérica, la comprensión verbal, su CI no es de 130 o superior”, señala el psicólogo.

“No cambiaría quien soy”
Patricia, quien se encuentra en España, le cuenta a BBC Mundo que su hija se convirtió en su principal motivación para cursar la maestría sobre Altas Capacidades de la Universidad Internacional de La Rioja.

Su trabajo final lo tituló: “Dos veces excepcional”.

Luciana SutovskyFUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA: LUCIANA SUTOVSKY Pie de foto,

La doble excepcionalidad se da en “personas que tienen una configuración neurológica diferente de la mayoría de las personas, que condiciona su manera de entender y sentir el mundo”, dice Sutovsky.

“La conclusión que saqué con ese trabajo, y mi experiencia personal la corrobora, es que hay que focalizarse en las fortalezas, intereses y talentos de los niños, teniendo en cuenta sus debilidades y necesidades”.

“Hay que enfocarse en lo que realmente les motiva porque ahí es donde se van a desarrollar bien tanto social como emocionalmente, pues el principal problema que vemos es la ansiedad”.

“Si están bien a nivel social y emocional, sale todo su talento, lo desarrollan con entusiasmo, con ilusión”.

Sutovsky y un grupo de padres crearon la Fundación Altas Capacidades Chile, desde donde apoyan a otras familias.

“Vivir con personas doblemente excepcionales es una maravilla, es un descubrir constante, te abren a otra experiencia de vida. Es un desafío, son curiosos, sensibles, agudos, hay mucha inocencia, mucha honestidad”, dice Sutovsky.

Noah confiesa que no cambiaría quién es porque encuentra una fortaleza en su forma de ser, aunque esto no siempre fue así:

“He logrado volver a enamorarme de ciertas cosas mías que antes me avergonzaban mucho”. 

domingo, 15 de octubre de 2023

¿Buscas pareja? Necesitas hacer un ‘casting’ sentimental.


«El amor de los jóvenes no está en el corazón, sino en los ojos».
William Shakespeare. Pintura de Frank Dicksee (1884).

Las expertas en relaciones sentimentales aseguran que para encontrar a la pareja idónea hay que preparar una lista de deseos con ‘red flags’  (lineas rojas) y exigencias.

El IV Observatorio del Derecho de Familia de la Asociación Española de Abogados de Familia (Aeafa) ha abordado las causas más habituales por las cuales las parejas deciden divorciarse, y entre ellas destaca “la elección de una pareja con un carácter incompatible e irreconciliable con el nuestro”. La razón por la que señalamos este motivo, y no otros del listado, es porque la incompatibilidad de caracteres o incluso los estilos de vida opuestos son aspectos que están presentes desde el comienzo de la relación, es decir: la pareja estaba condenada ya al game over desde la casilla de salida. Aunque cada vez somos más conscientes de la importancia de hacer caso a las denominadas red flags (por más que, según un estudio de la aplicación Bumble realizado a través de Ipsos Digital, uno de cada tres españoles no termina de identificar las ‘banderas rojas’ en sus citas y relaciones), en ocasiones caemos en un clásico de los fracasos amorosos: creer que podemos cambiar a la otra persona.

El fantasma del cambio
Verónica Alcanda, headhunter sentimental y dueña de Alcanda Matchmaking, subraya el error que supone pensar que cambiar a alguien es posible, pues puede llevar a la manipulación emocional, al chantaje, al abuso psicológico y conducir al autoengaño, evitando además que aceptemos a nuestra pareja tal y como es. 

“Las personas no cambiamos radicalmente, sino que evolucionamos y nos adaptamos para superar barreras en la vida o ser más felices. Pero esta evolución es una decisión personal en la que uno ha de querer cambiar, porque tendemos a comportarnos siempre igual, por lo que cambiar un hábito adquirido durante muchos años no es tarea fácil. Se requiere una gran fuerza de voluntad y, si ese cambio viene impuesto, nunca funcionará o si lo hace, será por complacer a una tercera persona y no se mantendrá en el tiempo”, explica. Lara Ferreiro, autora de Adicta a un gilipollas, coincide en opinar que intentar cambiar al otro es un inmenso error, pues asegura que emerge una absoluta falta de conciencia de quien verdaderamente es esa persona y entran en marcha expectativas poco realistas ante el imán del denominado ‘fantasma del cambio’. “Por si fuera poco, se puede generar cierto resentimiento y la otra persona se sentirá presionada, juzgada y no valorada. Se potenciarán comportamientos manipuladores para intentar cambiar al otro, cuando en realidad hay cosas que no se pueden negociar”, advierte.

Oda a la flexibilidad
Alcanda indica que hemos de evaluar, sin embargo, si a la hora de buscar pareja estamos poniendo unas preferencias realistas o si están impidiendo la posibilidad de establecer una relación satisfactoria. “En mi opinión, ser demasiado exigente puede ser contraproducente y limitar las oportunidades de encontrar una pareja compatible. Este tipo de peticiones me suceden mucho a la hora de perfilar las parejas de mis clientes. Por ejemplo, es habitual que los hombres quieran a mujeres más jóvenes y que ellas busquen a hombres de una altura determinada, a lo que yo siempre les digo que incluso después de haber analizado su porqué y comprenda que es un tema antropológico muy arraigado en nuestro ADN, que una persona sea unos centímetros más alta o unos años más joven no es algo que nos vaya a hacer más o menos felices. La pareja y la felicidad son cosas mucho más profundas que eso, y no ser flexible en temas tan superficiales nos limita mucho a la hora de encontrar la felicidad con alguien. Como dijo Lao Tse, ‘Si eres flexible, te mantendrás recto”, por lo que hallarás a tu pareja perfecta con mayor facilidad”, asegura.

El ‘casting’ amoroso
Lara Ferreiro recomienda a sus pacientes hacer un auténtico casting cuando buscan pareja, pues dice que somos una empresa de recursos humanos emocionales, por lo que al igual que las compañías hacen bien el proceso de selección de personal, tendríamos que hacer lo mismo en el amor. “Es importante conocernos lo suficiente como para saber lo que queremos y lo que no. Habría que hacer una lista con tarjetas verdes, naranjas y rojas. 
1. Las verdes son las que indican cómo debería ser la relación y esa pareja, 
2. Mientras que las naranjas son esas cosas medio tóxicas que si siguen ocurriendo, te llevarán a dejar la relación. 
3. Por último, las rojas son las cosas que con que ocurran una vez, harán que la relación se termine, como para algunos puede ser una infidelidad o descubrir que el otro está tonteando en las aplicaciones. 

Este listado es vital para evitar hacernos daño más adelante, así como para ahorrarnos tiempo y energía. En el momento en el que detectes algo que encaja en la categoría de las tarjetas rojas, has de romper y dejar de involucrate”, dice la psicóloga.

“Siempre digo que en el amor ocurre como en las campañas electorales. Durante los tres primeros meses la otra persona es maravillosa: hace regalos, falsas promesas de amor, dice lo que queremos escuchar… Pero lo importante son los hechos y si cumple lo que dice. Lo fundamental no es lo que sientes por esa persona cuando estás con ella, sino cuando estás sin ella. Si te escribe, si te llama, si te sientes mal…”, advierte. “Hay que tener cuidado con quien dice estar conociendo a alguien que le encanta y al momento, añade un ‘pero’… Ese ‘pero’ es un problema, porque cuando te estás enamorando de verdad, hay una idealización y una intoxicación de oxitocina, por lo que si aún así comenzamos con los ‘peros’, puede ser que nos hallemos ante un caso de atelofobia, o que esa persona en realidad no nos encante tanto y ese ‘pero’ en el fondo sea una señal de que no nos convence o que sencillamente estemos ansiosos por buscar una relación y nos queramos conformar con alguien. Lo importante es saber si los ‘peros’ son negociables, y esto es algo que depende de las tarjetas rojas de cada una”, añade Ferreiro.

Habrá a quien le horrorice la idea de que para encontrar pareja sea necesario hacer una suerte de lista de la compra en la que se detalle todo lo necesario para encontrar el amor, y habrá quien piense que hacer un listado con lo que tiene que tener la pareja idónea es una suerte de manifestación, es decir, de “pedirle al universo lo que deseas”, algo que Viola Davis confesó a Oprah que es exactamente lo que hizo para encontrar a su pareja. “Me dijeron que le pidiera a Dios todo lo que buscaba en un hombre, incluyendo aspectos físicos. Así que me arrodillé y dije que quería a un hombre robusto y negro, del Sur, que ya hubiera estado casado y que tuviera hijos, porque no quería agobio alguno en ese campo. Alguien que quizás fuera o hubiera sido actor, por lo que comprendiera a la comunidad artística, que fuera a la Iglesia y que amase a Dios”, explica la actriz, que asegura que a las tres semanas y media conoció a su pareja, que reunía todas las cualidades que ella buscaba.

Cómo buscar pareja de forma efectiva
Pero no es solo importante pedir lo que buscamos, sino saber preguntar las cuestiones idóneas para recaudar toda la información necesaria y que el proceso de casting no tenga fisuras. “Tienes que saber en qué momento estás y si tanto tú como la otra persona habéis resuelto el duelo anterior, porque si alguno no ha llegado a la fase de neutralización, no es conveniente buscar pareja. Por eso tienes que preguntar al otro cuánto tiempo lleva sin pareja, así como acerca de sus estudios, su trabajo, su relación con la familia, dónde se ve en cuatro o cinco años, si quiere tener hijos, qué hobbies tiene, qué opina de la infidelidad y si ha sido infiel… Al comienzo hay que ponerse estricta, pero no hay que hacerlo de forma compulsiva”, explica Ferreiro.

Verónica Alcanda, autora de Por qué no encuentro pareja: reflexiones de una head-hunter sentimental, asegura que lo más importante para encontrar a la persona idónea es empoderarse y ser capaces de decidir lo que se busca en una relación. Dice que implica tener en cuenta varios aspectos importantes:

La autoevaluación: “Antes de buscar una pareja, es importante reflexionar sobre uno mismo. Pregúntate si te estás dando lo que quieres en la vida y si te sientes satisfecha contigo misma. Invierte en tu bienestar y trabaja en tu madurez emocional y seguridad personal y en caso de necesitarlo, trabaja en tu autoestima”, asegura. 

Evitar la desesperación: “No busques pareja de forma desesperada. Evita lanzarte a la primera persona que encuentres sin filtro. Tómate tu tiempo para conocer a alguien y detecta los errores que has cometido en relaciones anteriores para corregirlos”, dice. 

Define tus expectativas: “Antes de iniciar la búsqueda, reflexiona sobre qué buscas en una pareja. Piensa en qué tipo de relación deseas, qué necesitas que te aporte y qué aspectos son importantes para ti”, señala Alcanda. 

No te fuerces: “Espera hasta que estés preparada emocionalmente y hayas superado relaciones anteriores. El momento ideal para buscar pareja varía para cada persona”, señala. 

La honestidad y la comunicación abierta son fundamentales en una relación de pareja, por lo que recomienda buscar a alguien con quien poder ser auténticos y compartir pensamientos y sentimientos. 

 ● Utiliza diferentes métodos: considera diferentes formas de buscar pareja y sal de tu zona de confort. “Apúntate a actividades, asiste a eventos sociales donde te inviten tus más allegados o contrata los servicios de un headhunter sentimental que pueda ayudarte en la búsqueda de una pareja compatible a tu modo de vida, tus valores y tus proyectos de vida”, recomienda.

sábado, 27 de noviembre de 2021

5 hábitos de conversación que puedes usar para conectar mejor con los demás

Expertos aseguran que hay ciertas técnicas de conversación que podrían ser útiles para ayudarnos a crear conexiones más profundas con nuestros interlocutores.

¿Nos ayuda conversar para tener una mayor conexión social? Cinco pasos útiles pueden ayudarnos a fortalecer los lazos y evitar errores.

"No existe la conversación", escribió la novelista y crítica literaria Rebecca West en su colección de cuentos The Harsh Voice ("La voz cruel"). "Es una ilusión. Hay monólogos que se cruzan, eso es todo ".

En su opinión, nuestras propias palabras simplemente pasan por alto las palabras de los demás sin que se produzca una comunicación profunda.

¿Quién no ha podido reconocer ese sentimiento en algún momento de su vida? Ya sea que estemos conversando con un barista o con un amigo cercano, es posible que tengamos la esperanza de establecer una conexión pero, luego, al dejar la charla, nos quedemos con la sensación de que nuestras mentes no se pudieron encontrar.

Mucho más tras los largos períodos de aislamiento que hemos vivido durante la pandemia del coronavirus que hacen que nuestra sed de contacto social sea mayor que nunca.

Si esto te suena conocido, es posible que algo te pueda ayudar.

Durante los últimos años, psicólogos que estudian el arte de la conversación han identificado muchas de las barreras que se interponen en el camino de una conexión más profunda y las formas de eliminarlas.

1. Haz preguntas
El primer paso puede parecer obvio, pero a menudo se olvida: si deseas tener un diálogo significativo con alguien, en lugar de dos "monólogos que se cruzan", debes hacer el esfuerzo de hacer algunas preguntas.

Considera la investigación de Karen Huang, profesora asistente en la Universidad de Georgetown, EE.UU.

Mientras estudiaba un doctorado en Comportamiento Organizacional en la Universidad de Harvard, Huang invitó a más de 130 participantes a su laboratorio y les pidió que conversaran en parejas durante 15 minutos a través de un sistema de mensajes instantáneos en línea.

Descubrió que, incluso en este corto período de tiempo, la cantidad de preguntas que se hacían variaban ampliamente, desde alrededor de cuatro o menos en el extremo inferior a nueve o más en el extremo superior.

A lo largo de una serie de estudios de seguimiento, Huang descubrió que hacer preguntas marcaba una diferencia significativa en la simpatía que se generaba entre las personas.

Haz preguntas, pero recuerda que no todas las preguntas son igualmente encantadoras.

Al analizar las conversaciones en un evento de citas rápidas, por ejemplo, descubrió que la cantidad de preguntas formuladas por alguno de los solteros podía predecir sus posibilidades de conseguir una segunda cita.

No todas las preguntas son igualmente encantadoras: un seguimiento que requiere más información sobre un punto anterior es más atractivo que un cambia de tema, o que repetir lo que el otro ya te ha preguntado.

Huang concluyó que la mayoría de las personas no están preparadas para hacer preguntas y que, en detrimento de nuestras relaciones, disfrutamos hablando de nosotros mismos, pero subestimamos los beneficios de dejar que los otros hablen sobre ellos.

2. Atención con la empatía
A menudo se nos dice que nos pongamos en el lugar de otras personas, pero nuestra empatía rara vez es tan precisa como pensamos. Una de las razones de esto es el egocentrismo.

"Uso mi propia experiencia, mis propios estados mentales, como un sustituto del tuyo", dice Nicholas Epley, profesor de Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Chicago.

En su forma más básica, este egocentrismo se puede notar cuando señalamos algo en nuestro entorno físico sin darnos cuenta de que está fuera de la línea de visión de la otra persona, o cuando sobrestimamos el conocimiento de alguien sobre un tema que nos es familiar.

También puede llevarnos a pensar que alguien está sintiendo lo mismo que nosotros, o que tienen las mismas opiniones, ya sea una preferencia por un restaurante en particular o sus puntos de vista sobre un tema controvertido.

Curiosamente, la investigación de Epley ha demostrado que nuestro egocentrismo es peor cuando estamos con un conocido, en lugar de con un extraño, un fenómeno llamado "sesgo de comunicación cercana".

"A menudo percibimos que nuestros amigos cercanos y parejas son similares a nosotros, por lo que asumimos que saben lo que sabemos", explica Epley. Con los extraños, podemos ser un poco más cautelosos al hacer esas suposiciones.

Puedes intentar resolver este problema con una "toma de perspectiva" consciente, en la que imagines deliberadamente lo que la otra persona está pensando y sintiendo, basándote en tu conocimiento existente de ella.

3. Familiaridad vs. originalidad
¿Qué hay de nuestras elecciones para el tema de conversación?

Es natural suponer que la gente prefiere la originalidad. siempre debemos intentar transmitir algo nuevo y emocionante, en lugar de decirle a alguien algo que ya sabe. Pero no es así.

Según una investigación de Gus Cooney, psicólogo social de la Universidad de Pensilvania, EE.UU., sufrimos una "penalización de la novedad" cuando hablamos de algo nuevo, en comparación con un tema que ya es familiar para el oyente.

Si estamos hablando de algo completamente nuevo, es posible que nuestra audiencia no tenga los conocimientos suficientes para comprender todo lo que estamos diciendo. Sin embargo, si estamos hablando de algo que ya es familiar para nuestra audiencia, los oyentes pueden llenar esos vacíos ellos mismos.

Describir con muchos detalles las experiencias increíbles que hemos tenido, dándoles vida, puede ayudar a que otros se conecten mejor con nuestras experiencias.

La penalización por novedad podría explicar por qué una descripción de unas vacaciones exóticas a menudo no tiene tanto impacto cuando se las cuentas a tus colegas, a menos que ellos mismos hayan estado en ese lugar.

"Cuando la experiencia es tan increíble en tu cabeza que puedes olerla, saborearla y ver todos los colores, simplemente asumes que otras personas también pueden hacerlo", afirma Cooney.

Cooney sugiere que podrías superar la penalización de la novedad con una narración muy ajustada que ofrezca una impresión vívida de lo que estás describiendo.

4. No tengas miedo de profundizar
Muchas experiencias humanas compartidas pueden ser increíblemente profundas, incluso en una charla ligera. La investigación reciente de Epley muestra que la mayoría de las personas aprecian la oportunidad de explorar sus pensamientos y sentimientos más íntimos, incluso si están hablando con desconocidos.

El equipo de Epley pidió a parejas de participantes que no se habían conocido previamente, que discutieran preguntas como: "Si una bola de cristal pudiera decirte la verdad sobre ti, tu vida, tu futuro o cualquier otra cosa, ¿Qué te gustaría saber?".

La mayoría de los participantes temía que los intercambios fueran muy incómodos, pero la conversación fluyó mucho más de lo que habían predicho. También sintieron una mayor sensación de conexión y todo esto con un estado de ánimo más feliz después del intercambio.

Las conversaciones honestas aunque muchas veces son complejas generan mayor conexión entre las personas, un estado de ánimo más feliz y una sensación constructiva duradera.

"En estas conversaciones profundas, tienes acceso a la mente de otra persona y puedes reconocer que la otra persona realmente se preocupa por ti", dice Epley. "Eso puede generar un intercambio de palabras conmovedor, incluso aunque nunca vuelvas a encontrarte con esa persona".

5. Honestidad con tacto sobre la bondad sin sentido
Imagínate por un momento que te ves obligado a hablar con total honestidad durante cada interacción social. ¿Cómo te iría en tus relaciones?

Hace unos años, Emma Levine, profesora asociada de Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Chicago, y Taya Cohen, profesora asociada de Comportamiento Organizacional en la Universidad Carnegie Mellon, decidieron convertir este experimento mental en realidad.

Reclutaron a 150 participantes y los dividieron en tres grupos. Se pidió al primer grupo que fuera "absolutamente honesto" en cada conversación, en casa y en el trabajo, durante los siguientes tres días; al segundo grupo se le dijo que fuera amable, cariñoso y considerado durante el mismo período, mientras que al último tercio se le animó a comportarse normalmente.

Los participantes honestos obtuvieron puntajes tan altos en las medidas de placer y conexión social durante los tres días como aquellos a quienes se les dijo que fueran amables y, a menudo, encontraron mucho sentido en los intercambios.

"Parecía que sería horrible", dice Cohen, "pero los participantes informaron estar felices de haber tenido conversaciones honestas, aunque fueran difíciles".

Experimentos de seguimiento demostraron además que la comunicación honesta resultó ser mucho más constructiva de lo que la gente predijo y los beneficios de la revelación franca sobre su bienestar general continuaron durante al menos una semana después.

No hace falta decir que la honestidad se sirve mejor con una buena dosis de diplomacia.

Cohen dice que debes pensar detenidamente sobre el momento de tus comentarios, la forma en que están redactados y si la persona tendrá la oportunidad de hacer uso de la información. 

domingo, 17 de enero de 2021

_- El problema no es que sean ricos, sino riquísimos, ineficientes y a costa de los demás.

_- Hace unos días mi compañera y amiga Carmen Lizárraga, profesora Titular de Economía Aplicada de la Universidad de Granada, publicó un comentario en Twitter señalando la abismal diferencia de ingresos entre los dueños de Inditex y Mercadona y sus trabajadores. Era una manera rápida, como no puede ser de otra forma en esa red social, de llamar la atención sobre las enormes diferencias de ingresos que se dan en el seno de las empresas, algo que muchos economistas bastante ortodoxos han reconocido siempre como una fuente de ineficiencias y pérdida de productividad, tal y como ella misma se encargó de señalar en un artículo posterior (aquí).

Lo curioso del caso fue la tremenda reacción que suscitó su comentario, desde los insultos más o menos habituales hasta las acusaciones de comunista, bolivariana, ignorante, radical… simplemente porque, tras limitarse a proporcionar los datos de ingresos, recurrió a la ironía escribiendo: “¿Como se llama la película? Con el sudor de los de abajo”.

El caso me parece que va más lejos de la simple anécdota. Cuando se proporcionan datos sobre las grandes desigualdades de nuestro tiempo y se reclaman medidas de política económica para reducirlas casi siempre se suele encontrar ese tipo de reacciones. Los medios de comunicación, los economistas, periodistas o políticos comprometidos con la defensa del orden establecido responden de manera furibunda, descalificadora y repitiendo siempre los mismos argumentos: las diferencias de ingresos actuales son naturales y han existido siempre, se deben exclusivamente al valor que aportan las personas ricas, más innovadoras y competitivas, y no son negativas sino deseables porque su existencia genera crecimiento económico y empleo, además de mucha ayuda a los demás, gracias a su generosidad.

Lo cierto, sin embargo, es que nada de esas supuestas ventajas responden a la realidad.

– En nuestra época hay más milmillonarios (o su equivalente en términos reales) que nunca. En 1996 había 423 en todo el mundo, mientras que, según la revista Forbes, en marzo de este año eran 2.095, cinco veces más (aquí). De ellos, 24 en España, muy por debajo de los 651 de Estados Unidos, 390 de China, 110 de Alemania o 39 de Francia y 36 de Italia.

– La riqueza de los milmillonarios también alcanza hoy día el porcentaje más alto sobre la riqueza total del último siglo y quizá de la historia: esas 2.095 personas representan el 0,00003% de la población mundial mientras que su riqueza equivale al 12% del producto bruto anual de todo el planeta. En Estados Unidos, las 614 personas más ricas tienen una riqueza equivalente a la que poseen los 165 millones que constituyen la mitad más pobre de su población.

– No es verdad que la riqueza de los milmillonarios sea el resultado de su innovación o de que sean capaces de incorporar avances que supongan mejoras en el crecimiento económico o el empleo. Hay una prueba evidente, precisamente en estos últimos meses de pandemia: desde el último mes de marzo al 7 de diciembre, el patrimonio neto de los 651 milmillonarios estadounidenses ha aumentado en un billón de dólares, al pasar de 2,95 billones a 4,01 billones (datos aquí).

Otras investigaciones también han demostrado que la innovación ha cambiado de pautas en los últimos cincuenta años. En los setenta del siglo pasado sí era cierto que la innovación se producía mayoritariamente en el seno o por impulso de compañías privadas, lo que justificaría sus beneficios extraordinarios. Actualmente, por el contrario, se sabe que alrededor de las dos terceras partes de la innovación se produce en el seno o bajo el impulso de equipos en donde están presentes fondos gubernamentales o que cuentan con una importante aportación de fondos públicos (datos aquí). Y eso no solo contrasta con los mayores beneficios extraordinarios que se reciben ahora sino también con la menor contribución fiscal que hacen las empresas y grandes patrimonios: en los años sesenta y setenta del siglo pasado (con menos beneficios) proporcionaban el 30% de los ingresos públicos de Estados Unidos y ahora sólo el 10%.

– Tampoco es verdad que los más ricos del planeta, esas 2.095 personas (sin contar a quienes tienen patrimonios escondidos, dictadores, o delincuentes internacionales), hayan acumulado su enorme riqueza solo gracias a su mérito o esfuerzo personal o contribuyendo a que la economía sea más eficiente y competitiva.

Según las investigaciones de Thomas Piketty y otros investigadores, en Estados Unidos el 60% de la riqueza se hereda y en Europa alrededor del 55% (aquí). Y el economista estadounidense Robert Reich muestra que el origen de las fortunas más grandes del planeta no es precisamente el mérito, la innovación o la mayor eficiencia sino, además de la herencia, el poder del mercado que aniquila la competencia, la información privilegiada y el pago a los políticos para conseguir leyes y normas favorables a sus intereses (aquí).

– También se ha demostrado que no es cierto que se produzca un supuesto efecto positivo de la desigualdad y de la existencia de personas muy ricas sobre el resto de la economía (el llamado “efecto derrame”). No es verdad, como se quiere hacer creer, que cuanto más superricos haya, más riqueza se “derrama” sobre el conjunto de la sociedad.

Una investigación de David Hope y Julian Limberg de la London School of Economics and Political Science (aquí) ha demostrado recientemente que también es falso que sea bueno para la economía que haya superricos y que sus fortunas estén cada día más exentas de impuestos. Después de estudiar lo ocurrido en 18 países de la OCDE durante los últimos 50 años, concluyen que, allí donde han bajado los impuestos, la desigualdad ha aumentado porque las rebajas impositivas solo han beneficiado al grupo que posee el 1% más elevado de la renta. Y en su investigación han comprobado que menos impuestos y más desigualdad va unido a menos crecimiento económico y a más desempleo, de donde deducen que no hay que tener miedo a subir los impuestos a los superricos (en concreto, en estos momentos de crisis por la epidemia) porque eso no va a producir menos actividad o menos empleo, sino todo lo contrario.

– Tampoco es verdad que mucha mayor riqueza vaya unida a una gran filantropía por parte de los superricos. Es significativo, por ejemplo, que cuando Bill y Melinda Gates y Warren Buffet propusieron a otros millonarios donar el 50% de su riqueza durante diez años a fondos de beneficencia sólo consiguieron reclutar a 211, uno de cada diez de los 2.095 milmillonarios del planeta. Y eso, sin entrar a considerar que ese tipo de filantropía no es, en realidad, sino una forma de privatizar la solidaridad que al final supone una merma de ingresos para la provisión de bienes públicos esenciales y para las organizaciones más pequeñas o independientes y que, lógicamente, lleva consigo el control de quien recibe las ayudas, lo que las envilece, a veces, de forma sustancial.

El coste y la bárbara irracionalidad de la desmesurada concentración de la riqueza de nuestros días se percibe con un simple dato sobre la mayor fortuna del planeta, la que posee el dueño de Amazon, Jeff Bezos: su riqueza ha aumentado en 74.000 millones de dólares del 18 de marzo al 7 de diciembre. Eso quiere decir que si ese incremento de ingresos para él solo se hubiera repartido entre todas las personas que emplea Amazon en todo el mundo, poco más de 1,2 millones, cada una de ellas hubiera recibido unos 62.000 dólares mientras que Bezos hubiera seguido siendo ahora en diciembre igual de superrico que hace nueve meses.

Es lógico que los grandes milmillonarios oculten el origen de sus grandes fortunas; que no reconozcan lo decisivo que ha sido a la hora de acumularla la disposición de bienes y recursos públicos por los que no están dispuestos a pagar. Pero lo que no se puede negar es que, en general, la concentración tan extraordinaria de la riqueza que se ha producido en los últimos años ha ido acompañada -en la economía- de menos actividad, de más crisis, de menos empleo, de peor provisión de bienes públicos imprescindibles, y de mercados más concentrados y, por tanto, más ineficientes. Y, desde otros puntos de vista, de menos derechos individuales y sociales, de más injusticias y de menos democracia porque ha aumentado el poder de quienes pueden decidir al margen de la política representativa gracias a su control sobre los partidos, los medios de comunicación y las fuentes de creación de opinión y formación.

Conseguir que no ya los ricos, sino los riquísimos que dominan el planeta, contribuyan como los demás al mantenimiento de la sociedad, que se desincentiven y penalicen sus abusos de poder en los mercados, que se persiga y castigue su torticera influencia en la política o que se fomente la meritocracia y se penalice la gran herencia no es, a la vista de la situación a la que hemos llegado, ni siquiera un objetivo político o ideológico, sino un imperativo ético que debiera defender cualquier persona sensible, honesta y concernida por el futuro del planeta y de las generaciones futuras.

https://juantorreslopez.com/el-problema-no-es-que-sean-ricos-sino-riquisimos-ineficientes-y-a-costa-de-los-demas/

jueves, 23 de marzo de 2017

_--‘Sisu’, el efectivo remedio finlandés cuando la vida te golpea

_--Se trata de un término que engloba todo lo necesario para “tener agallas” en los momentos más complicados de tu existencia.


Si algo nos ha enseñado la crisis es la “perseverancia frente a la adversidad” que tenemos los españoles. De hecho, se podría decir que los españoles tenemos mucho ‘sisu‘, aunque se trate de una palabra que se utiliza para definir el carácter de los finlandeses. Sisu es un concepto con el que se identifica al pueblo finlandés y que tiene toda una construcción cultural en torno al mismo. Aunque no tiene una traducción literal, sería algo así como tener agallas en los momentos más complicados. Sin embargo la palabra “sisu” esconde diferentes significados, que unidos, podrían llegar a ser incluso una nueva filosofía de vida, que nos ayudaría a salir fortalecidos de los momentos de crisis.

Perseverancia y estoicismo:
La primera idea que queda clara del “sisu” es la perseverancia. Sobre esta idea la psicóloga Yolanda Cuevas, explica que es un valor difícil de encontrar en el mundo actual, “donde la impaciencia y la tecnología nos hacen quererlo todo ya”. Es por ello que no conseguir las cosas de forma inmediata acaba produciendo sufrimiento, sobre todo a las nuevas generaciones. En cambio, las personas con “sisu” son las que son capaces de perseverar con cabeza. “La perseverancia necesita de momentos de reflexión, de creatividad, que solo llegan si paras la máquina mental y das espacio a su reposo”. También supone trabajar la aceptación, que no la resignación, de las cosas que ocurren en el proceso. “Esta aceptación es clave para no dejarse llevar por la rumiación mental de emociones que se cronifican, restando energía y descentrando la atención de lo que sí funciona o depende de mí”.

Gestión del estrés:
Para conseguir sobrevivir a una situación adversa, no solo hay que tener perseverancia, también hay que ser capaz de hacer una gestión de la ansiedad, ante la incertidumbre y el estrés. Sobre este punto, Yolanda Cuevas explica en primer lugar que, si bien el estrés puede activarnos en un momento dado, “vivir estresado genera sentimientos de descontrol, de saturación y de no ser capaz de afrontar el día a día. La vida se vuelve demasiado dura, grande y pesada y se pierde la capacidad de disfrute”. Esto es así porque, según la experta, el estrés es mecanismo que nos ayuda a centrar todos nos esfuerzos ante una situación difícil, activando nuestro sistema circulatorio, respiratorio o los músculos, pero desactivando, para compensar el esfuerzo, el aparato reproductor, el sistema inmune y el sistema digestivo. Es por todo ello que no hacer una gestión del estrés que produce una situación complicada que si alarga en el tiempo puede acarrear “problemas relacionados con enfermedades del corazón, contracciones o lesiones musculares, problemas respiratorios, problemas para dormir, problemas sexuales, problemas para concebir, problemas digestivos y relacionados con la comida, o diferentes enfermedades al quedarse el sistema inmune al descubierto”.

Honestidad e integridad:
Tener “sisu” no significa mantenerse en las trece pase lo que pase, significa hacerlo para defender nuestros valores y lo que creemos que realmente merece la pena. Es por ello que la honestidad y la integridad son también dos cualidades básicas, no solo con los demás, sino sobre todo, con nosotros mismos. “Actuar cómo se piensa y siente, para no llevar una doble vida, es tener calidad humana”, añade Yolanda Cuevas. Algo que parece sencillo, pero que en los momentos difíciles no todo el mundo consigue.

Capacidad de resolución ante los conflictos:
Se da por hecho que una situación adversa en nuestra vida, bien sea una crisis económica, una enfermedad o la pérdida de alguien querido, van a aparecer conflictos que deberemos de afrontar. Las personas con “sisu” son aquellas que no rehúyen los problemas, sino que les buscan soluciones. Algo que va unido a una buena inteligencia emocional, según Cuevas, ya que tal y como desarrolla, “el conflicto es parte de la vida y por ello es clave aprender a gestionarlo con mente y corazón”. Porque resolver conflictos no consiste solo en enfrentarse a ellos, sino que también supone saber tomar las mejores decisiones. Es por ello que la experta insiste en que “desarrollar la capacidad de percepción es clave para sumergirte en el iceberg de cada situación, ya que quedarse con lo que se ve aparentemente o a primera vista no ayuda, si no que condiciona”.

Resiliencia:
Tener agallas en una situación crítica, no supone solo sobrevivir a la misma, sino saber recuperarse e incluso salir reforzado. “La resiliencia es la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado por ellas de manera positiva”, conceptualiza el también psicólogo Miguel Ángel Rizaldos. Es decir, que no es sino el proceso por el que somos capaces de adaptarnos de la mejor manera posible a la adversidad. Esto no quiere decir que no suframos o sintamos angustia, ya que “el dolor y la tristeza es algo natural en las personas que han sufrido grandes adversidades o traumas en sus vidas”. Por ello el resiliente, aunque sufre, es capaz de salir del sufrimiento pese a los obstáculos. El experto aclara, además, que “las investigaciones han demostrado que la resiliencia puede ser natural al ser humano, y no algo extraordinario. Así que todas las personas podemos desarrollar resiliencia en una situación extrema”.

Ver más allá del momento:
Algo así como entender que después de la tormenta llega la calma, incluso después de tormentas muy largas. Cuando estamos sumergidos en un problema, no podemos ver más allá del mismo, pero la persona con “sisu” sabe ver más allá de las cosas y de lo obvio para darle perspectiva a su situación o a su problema. Según Rizaldos, “muchas veces no podemos evitar que ocurran circunstancias negativas que no dependen de nosotros, pero sí podemos manejar la manera en la que reaccionamos ante estas. En este caso, se trataría de considerar que el presente negativo, según como vino, se irá”. Volviendo al refranero, también podría aplicarse a no perder de vista aquello de que: “No hay mal que 100 años dure”.

Pasión por los ideales y metas:
Una persona con “sisu”, que se refuerza ante situaciones críticas, es la que tiene un verdadero convencimiento en lo que hace, o la que, dando un paso más, siente pasión por un proyecto o un ideal, que sigue defendiendo aunque las cosas se pongan complicadas. Sin embargo, Rizaldos aclara que para que la pasión no nos arrase, “hay que tener metas realistas, en relación con nuestros valores, con lo que queremos”. De esta forma, “se trata de hacer algo regularmente que nos dirija hacia nuestras metas, aunque en principio te parezca que es un paso pequeño. En vez de enfocar nuestros esfuerzos en objetivos que resultan muy difíciles, lo ideal es que consigamos centrarnos en las cosas que tenemos más probabilidad de lograr hoy y que se aproximen en la dirección hacia la cual queremos ir”.

Valentía y autoconfianza:
Para afrontar todos estos retos, desde luego, parece claro que hay que tener otras dos cualidades claras. Ser valiente, que no implica no tener miedo, sino precisamente saber enfrentarlo, y tener autoconfianza, es decir, confiar en que somos capaces de enfrentar esos temores. Miguel Ángel Rizalos apunta a que “tenemos que buscar oportunidades para descubrirnos a nosotros mismos”, porque en las situaciones difíciles es cuando más se aprende de no solo de los demás, sino de nuestra propia persona. De esta forma, será cuando tengamos un mayor crecimiento personal. “Está demostrado que un porcentaje significativo de las personas que han experimentado tragedias y situaciones difíciles, han mejorado en el manejo de sus relaciones personales, han tenido un incremento en la fuerza personal aun cuando se sienten vulnerables, la sensación de que su autoestima ha mejorado, una espiritualidad más desarrollada y una mayor apreciación de la vida”.

Fuente: http://smoda.elpais.com/belleza/sisu-finlandia-superar-adversidades/