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viernes, 4 de marzo de 2022

Sobre las Checas. Ángel Viñas.

 

Contra las falacias y las mentiras que desde 1936 empezó a difundir, en la zona sublevada, la propaganda franquista y que, desde 1939, extendió al resto de España pocos son los temas que hayan gozado de tal predicamento como el de la actividad criminal de las checas, en particular en Madrid y Barcelona. Siempre fueron consideradas como los ejemplos por excelencia del “terror rojo”. Su siniestra fama se divulgó en la literatura. Nombres como el conde de Foxá, Wenceslao Fernández Flores, “El Caballero Audaz” (José María Carretero), “El Duende de la Colegiata” (Adelardo Fernández Arias) y muchos otros la elevaron a la enésima potencia en novelas que traducían odios y miedos viscerales y estaban en consonancia con las necesidades de la propaganda de los sublevados por ocultar sus propios asesinatos y venganzas. En cuanto a los novelistas citados, los dos primeros incluso han sido “rehabilitados”. Los siguientes, de ínfima calidad, todavía no. Todo se andará. Existen unas cuantas editoriales especializadas en difundir tal tipo de basura.


Ni que decir tiene que la historiografía profranquista y filofranquista encontró siempre en el “terror rojo” que emanaba de las checas todo un filón. Dura hasta nuestros días. Los trabajos de empaque académico que sobre el tema se han realizado son relativamente escasos.

Viene ahora a enriquecer la serie de obras esenciales para comprender el fenómeno la adaptación de una tesis doctoral. Hay que seguir de cerca la aprobación de tesis doctorales en historia contemporánea porque, al menos en España, es generalmente de la Universidad de donde proceden los trabajos de una nueva generación de investigadores que combinan el rigor científico y metodológico con su preocupación por temas largo tiempo dejados al arbitrio de numerosos periodistas y de aficionados siempre atentos a ventas fáciles y a excitar el morbo de un sector concreto del público lector (y no lector).

En el caso en cuestión corresponde a un joven historiador formado en la UCM y miembro del grupo de estudios sobre la guerra civil en Madrid el haber abordado, tras una serie de tanteos previos, la tarea de seguir desmitificando la densa nube que rodea el tema de las checas. Se llama Fernando Jiménez Herrera. La Editorial Comares, de Granada, que dirige mi buen amigo Miguel Ángel del Arco Blanco y cuyo catálogo es uno de los más serios y solventes en materia de la Historia que se hace en y desde la Universidad, la ha publicado, imagino que debidamente raspada de toda la parafernalia académica que suele envolver cualquier tesis doctoral que se precie.

Curiosamente la recepción que le han dado los grandes medios de comunicación, atentos a las decenas de títulos sobre temas más o menos estúpidos que aparecen casi todas las semanas, ha sido muy mesurada. Una pena. El trabajo de Jiménez Herrera merece muchísima mayor atención. Tanto de la crítica como de los lectores.

Las preguntas de las que parte este joven historiador constituyen el meollo, el alfa y el omega, de la labor de todo investigador que se respete: ¿Qué pasó? ¿Cómo pasó? ¿Por qué pasó? Sin plantearse seriamente estos tres interrogantes, y sin basar la respuesta en el descubrimiento y análisis de las evidencias primarias relevantes de época, es imposible dar explicaciones fundadas a las representaciones que el historiador se hace del pasado. Sobre todo, si se trata de temas ya “vistos”. Y, al hacérselas, debe tener cuidado con el lenguaje.

En el caso en cuestión aceptar el término de “checa” es ya un tanto ahistórico. Es el resultado de una importación movida por planteamientos y estímulos propagandísticos. Su origen es ruso o, más exactamente, soviético. Su aplicación al caso español fue una primera victoria de los sublevados de 1936. Estaba en consonancia con la línea fundamental de su propaganda de antes de la guerra y que insufló toda la conspiración monárquico-militar (y fascista). La gran diferencia es que la policía represiva soviética estuvo encuadrada desde el primer momento en las estructuras de un nuevo Estado en formación, en guerra civil y con aspiraciones revolucionarias. Luego, formó parte esencial del aparato de supervisión, vigilancia y castigo de los disidentes (cuya identificación atravesó por numerosas etapas).

El caso español es completamente diferente. Sin conocer la tesis de Jiménez Herrera, pero partiendo del tenor anticomunista de la intoxicadora propaganda que distribuyó la UME (Unión Militar Española), a mí me había llamado la atención el énfasis puesto en el peligro soviético para la alejada España desde los comienzos más serios de la conspiración en 1934. Algo que, en puridad, no era ninguna novedad porque, simplemente, fue una constante en un sector de las derechas españolas desde la implantación del régimen soviético en Rusia. Herbert R. Southworth dedicó una gran parte de su obra a dibujar los contornos de tales planteamientos.

Así, pues, con buen tino, lo primero que hace Jiménez Herrera es llamar a las cosas por su nombre en el título de su libro. El mito de las checas y dedicar el primer capítulo a estudiar la génesis y evolución de este concepto. No es un a priori. Es el resultado de estudiar el movimiento histórico al final del cual, en una coyuntura determinada surgida del fracaso de la sublevación en Madrid y Barcelona, los sublevados aplicaron aquel concepto soviético para enmascarar y/o deformar lo que ocurrió en realidad: la transformación y adaptación de una parte de los núcleos organizativos del proletariado (Casas del Pueblo socialistas, Ateneos Libertarios anarquistas y Radios comunistas) a la tarea ímproba descabezar el movimiento militar y fascista. Sin saber manejar armas, salvo las cortas, y sin organización. Lo que los autores profranquistas o filofranquistas afirman sobre las “milicias” izquierdistas para antes del 18 de julio es de risa. Yo siempre recomiendo leer los camelos de Luis Bolín que he citado en varias de mis obras.

Pues bien, a las tareas habituales propias y que en aquellos núcleos organizativos habían ido perfilándose en los años anteriores a la sublevación (cuando todavía se encontraba en el estadio de proyecto deseado o anhelado) se añadió, casi de forma natural, la expansión a las funciones de control y justicia. Los dos términos, obviamente, no son equivalentes. Vale el primero. El segundo habría que entrecomillarlo. Ambas se materializaron, con todo, en el surgimiento de los más propiamente denominados, que no “checas”, “comités revolucionarios”. El núcleo central del libro se sitúa precisamente en el proceso que acompañó este cambio y que se mantuvo más o menos hasta finales del año 1936.

El pueblo en armas (una de las consecuencias del desplome del aparato de seguridad del Estado, también minado por los conspiradores) asumió, temporalmente, el ejercicio de tales nuevas funciones durante aquellos cinco o seis meses, cruciales eso sí, en la identificación y represión de elementos contrarrevolucionarios (fascistas, monárquicos, clérigos, burgueses y un variopinto etc.), reales o supuestos, que de todo hubo. La eliminación física, al margen de toda la legalidad republicana pre-existente, pasó al primer plano y afectó a un gran número de personas. No es de extrañar, añadiré, que a algunos diplomáticos británicos la evolución les hiciera evocar más los días del Terror en la revolución francesa que el bolchevique tras la revolución rusa.

El autor ha llegado a novedosas conclusiones después de haber pasado varios años estudiando miles de documentos de los que todavía se conservan en una variada gama de archivos. Ante todo, el general e histórico de la Defensa, amén de los archivos de la Guardia Civil y del Ministerio del Interior y del Centro Documental de la Memoria Histórica, complementados con la documentación conservada en el Histórico Nacional, los archivos del PCE, del PSOE, de la CNT y diversos repositorios locales y provinciales. Amén de las fuentes hemerográficas conservadas en más de una docena de sitios en línea y presenciales. Ha debido ser una labor de Sísifo. Basta con echar un vistazo a la serie documental PS relativa a Madrid en Salamanca para que a cualquier investigador se le abran las carnes.

Casi una veintena de tesis doctorales en versión no publicada pero sí disponibles en la red, unas setenta obras de memorias y recuerdos de variado pelaje, recuentos oficiales y una amplia bibliografía española y extranjera complementan las fuentes documentales primarias y secundarias.

Me apresuro a señalar que Fernando Jiménez en modo alguno trata de disminuir el saldo trágico de la actuación de los comités revolucionarios. Llega hasta donde los documentos se lo permiten. En el caso de Madrid, que es en el que se concentra básicamente su relato, se hace eco de las cifras de muertos y “paseados” durante el resto del verano y el otoño de 1936 (en torno a los 8.360) pero también recoge estimaciones más elevadas, que llegan hasta un total de 13.000 personas. No es moco de pavo, bajo ningún concepto. Al tiempo, pasa revista a los intentos de lo que quedaba de poder gubernamental, más o menos respetado, para encauzar la furia popular por canales jurídicamente aceptables en una situación de excepción y, por desgracia, totalmente imprevista.

¿Por qué tales excesos al margen de la legalidad, incluso en evolución? Fernando Jiménez, en la tercera parte de su libro, pasa revista a toda una serie de explicaciones que figuran en la bibliografía generada por los más variados expertos, españoles y extranjeros, que han arrojado luz sobre el fenómeno. ¿Una muestra? Javier Cervera Gil, Francisco Espinosa, Carlos Gil Andrés, Gutmaro Gómez Bravo, José Luis Ledesma, Jorge Marco, Javier Muñoz Soro, Javier Rodrigo, Julius Ruiz, Glicerio Sánchez Recio, María Thomas, Enzo Traverso y otros.

Una nota de advertencia: he sido muy sensible a la lectura de este libro, y confieso que esta breve reseña no le hace justicia en modo alguno, por una razón personal. Francisco Espinosa, cuyo nombre no necesita presentación, Guillermo Portilla, catedrático de Derecho Penal, y un servidor hemos invertido un año, más o menos, en hacer un estudio de las bases conceptuales, jurídicas, filosóficas, políticas, históricas y de contexto de la represión que los sublevados plantearon desde antes del primer momento contra quienes permanecieron fieles al gobierno de la República. Fueron dos mundos diferentes. Nuestro trabajo saldrá para la Feria del Libro.

Cualquier lector que tenga el más mínimo interés por un tema ardientemente discutido y que forma parte del repertorio argumental de las derechas filofranquistas incluso en el día de hoy hará bien en comparar el libro de Jiménez Herrera con el nuestro. Luego decidirá quién tuvo mejor razón, quién fue más salvaje, quién más cruel, quién actuó con mayor premeditación, con más elevado grado de alevosía y sobre quienes debe caer la responsabilidad última de tantos muertos, tantos sacrificios, tantos horrores. Porque la guerra no vino por casualidad ni España o la República estaban señaladas por el dedo del Señor para un castigo bíblico. Alguien la quiso. Alguien la preparó. Alguien se preparó. Y alguien ha seguido y sigue engañando a los españoles. A pesar de todos los esfuerzos de autores extranjeros como, valga el caso, el profesor Sir Paul Preston entre muchos otros colegas británicos.

La discusión, animada por propagandistas y políticos atentos a hacer de la historia, del pasado, su particular campo de Agramante, probablemente continuará durante bastante tiempo. Las evidencias primarias permiten, sin embargo, llegar a respuestas muy diferenciadas respecto al cómo y al por qué de procesos históricos que, para bien o para mal, siguen pesando sobre la conciencia de los españoles de nuestro tiempo.

Ángel Viñas,  Historiador, economista, diplomático. Es catedrático emérito de la UCM.

Fuente:
https://www.angelvinas.es/?p=2548

sábado, 4 de abril de 2020

_- El negocio de controlar nuestras mentes

_- El académico y ensayista Tim Wu reconstruye en Comerciantes de atención. La lucha épica por entrar en nuestra cabeza la historia de la publicidad y la propaganda, que ha desembocado en la distracción permanente de nuestra era

Se sentó frente al ordenador dispuesto a contestar un correo. Pasaron —o más bien volaron— tres horas sin que lo hiciera y acabó preguntándose qué había sucedido. Cuenta el catedrático de Derecho de la Universidad de Columbia, experto en medios y tecnología y especializado en legislación antimonopolio, Tim Wu (Washington, 47 años), que de aquella tarde malgastada acabó saliendo su ensayo Comerciantes de atención. La lucha épica por entrar en nuestra cabeza (Capitán Swing). “Muchos sentimos que hemos perdido el control de nuestras vidas, francamente. Vivir como uno quiere tiene mucho que ver con mantener el control de tu atención y tu tiempo. La idea de que con fuerza de voluntad puedes luchar contra el ambiente que te rodea, es optimista al punto de rozar lo imposible”, apuntaba el pasado 12 de marzo. “Somos como ludópatas en un casino o exalcohólicos pensando que podemos beber una sola copa: perdemos el control y hacemos cosas que no queremos”. A Wu le preocupaba cómo se ha convertido en mercancía nuestra vida, "tanto que hablar con un amigo ha pasado a ser un modelo de negocio para las redes sociales”.

Póster de reclutamiento de la I Guerra Mundial, diseñado por J. M. Flagg.
Póster de reclutamiento de la I Guerra Mundial, diseñado por J. M. Flagg.LIBRARY OF CONGRESS

En su ensayo, este hijo de madre británica y padre taiwanés, ambos inmunólogos, criado en Canadá y formado como abogado en Harvard, rebobina y cuenta la historia de la publicidad, y la de eso que Jürgen Habermas bautizó como la esfera pública, algo que hoy está “totalmente fragmentado” y donde “no se logra resolver ningún debate, ni siquiera el del cambio climático”. Su libro también aborda la propaganda moderna —cuyo nacimiento él sitúa en los carteles de alistamiento de la I Guerra Mundial— y desemboca en Internet, los microfamosos, la cuarta pantalla o los ciberanzuelos.

Carismático y mediático, este profesor, columnista habitual en The New York Times, sabe bien de lo que habla: ha compaginado su carrera académica con el servicio público, trabajando en la oficina del fiscal de Nueva York y más adelante como asesor en asuntos de competencia en la Casa Blanca de Obama, y también pasó una temporada en Silicon Valley empleado en márketing y publicidad. “Eso afectó mi manera de pensar. Una de las cosas que aprendí es que la atención es un bien escaso: nadie escucha nada, tienes que repetir mil veces algo para que cale mínimamente en la gente. Muchos no se dan cuenta de la cantidad de información que es ignorada; la mayoría de las cosas pasan desapercibidas”, señalaba en su despacho donde luce un escritorio de los sesenta que parece sacado de la serie sobre los publicitarios de Madison Avenue, Mad Men, y una placa que trajo de casa de su abuelo en Taiwan.

¿Qué pasó con el idealismo que guió los principios de Internet? “Lo hicimos saltar por los aires. Se pensaba que cuando la humanidad se pudiera comunicar se superarían las diferencias, pero quisimos tenerlo todo y fuimos ciegos ante el corazón capitalista de la empresa”, reflexiona. “Cuando Google y Facebook pasaron a ser empresas de anuncios ganaron mucho dinero y todos los demás también quisieron ser multimillonarios. Además, los ideales del principio no se institucionalizaron, no se construyó nada para fijarlos. La única excepción es Wikipedia, que es lo que Internet pudo haber sido y debió ser”. Wu también señaló a cómo los grandes gigantes pudieron haberse constituido en entidades sin ánimo de lucro, pero este plan se topó con lo que calificó de “agujero negro estadounidense”, ese dar “rienda suelta al capitalismo” y confiar en que las cosas saldrán bien o se arreglarán más adelante.

Durante sus años en la Casa Blanca se frustró. “Hacia el final, miramos a la economía y nos preguntamos si la habíamos inflado. Salvamos la crisis, pero no hicimos un buen trabajo a la hora de frenar la concentración empresarial y la desigualdad”. Integrante del grupo de académicos y expertos conocidos como los “nuevos brandeístas” (herederos intelectuales del juez Louise Brandeis, campeón de la causa antimonopolio), hoy Wu aboga por fragmentar a los cuatro grandes (Amazon, Google, Facebook y Apple) e imponer una legislación antimonopolio acorde con los tiempos, ideas que influyeron el programa de la candidata demócrata, que ya salió de la carrera, Elizabeth Warren. Y Wu cargó con fuerza contra el papel que Facebook vuelve a jugar en la campaña presidencial de 2020. “Una de las cosas que me gusta de la UE es que a veces prohíbe cosas”, argumentaba. “EE UU no está tratando con seriedad los problemas que las redes causan en las elecciones”. ¿La política capta demasiado o demasiado poco la atención del público? “Ambas cosas”, respondía y añadía que la mezcla de política y entretenimiento es un “desastre”, que empuja a una cobertura de la política como la que se hace de las estrellas. “Además, todo acaba reducido a una especie de competición deportiva en la que la única pregunta es cómo van los nuestros, si ganan o pierden”, apuntaba. “Incluso enfrentándonos a un virus, al principio, la mitad de la conversación giraba en torno a si esto es bueno o malo para Trump. Es una locura que eso sea el filtro para interpretar el mundo. Todo se vuelve muy tribal”.

Una de las cosas que me gusta de la UE es que a veces prohíbe cosas. EE UU no está tratando con seriedad los problemas que las redes causan en las elecciones. TIM WU.

Timothy Wu en su oficina en la Universidad de Columbia en marzo.

De vuelta al mundo de la atención que nos es robada desde todos los frentes, el profesor observa en Trump una capacidad extraordinaria para atrapar al público. “Es el rey de los hackers de la atención. Se mete dentro de la cabeza de la gente. Es un showman nato. Como los propagandistas más exitosos, tiene unos mensajes muy, muy, muy sencillos que conectan muy bien, que repite infinidad de veces de forma machacona. El coronavirus es lo único que le está volviendo loco, porque esta vez no logra cambiar la historia y dar un giro al guión”, opina.

Wu prepara un nuevo libro en el que defiende que hoy no se trata de luchar por la libertad de expresión sino por mantenernos libres de propaganda. Acababa de impartir, la misma tarde en que se celebró la entrevista, la primera clase telemática tras anunciarse el fin de toda actividad presencial en el campus, y comentaba que ahora que llegaba “la viralidad de verdad”, dudaba que este término volviera a ser usado de forma casual, como cuando se dice que una noticia o meme se volvió “viral”. Reflexionaba también sobre cómo el coronavirus está paradójicamente impulsando aún más el ciberespacio: “Estamos en una especie de extraño test para ver cuán completo es el mundo virtual que construimos. En la gripe de 1918 te ponían en cuarentena y realmente lo estabas, ahora la idea es que estemos aislados, pero conectados”.

Wu se despidió vaticinando que sería uno de los últimos encuentros cara a cara, y que en unos días nada de eso sería ya posible. Por correo electrónico, una semana más tarde, según avanza la crisis, añade: “Al final Trump si ha logrado convertirse en el centro de atención, metiéndose en peleas con todo el mundo, cambiando su postura cada semana, y convirtiendo sus comparecencias diarias en telerrealidad. ¡Ángela Merkel no puede competir!”

https://elpais.com/cultura/2020-03-28/el-negocio-de-controlar-nuestras-mentes.html?rel=lom

lunes, 30 de diciembre de 2019

Cómo Hitler fue pionero en "Noticias falsas", fake news

Hace un siglo, el futuro líder nazi comenzó su carrera como propagandista.

Adolf Hitler, alrededor de 1923. Crédito ... Keystone / Getty Images

Por Timothy Snyder

El profesor Snyder es autor de varios libros sobre el Holocausto y la política contemporánea, incluyendo "Sobre la tiranía". 16 de octubre de 2019

El 16 de octubre de 1919, Adolf Hitler se convirtió en propagandista. Sería su principal ocupación por el resto de su vida. Sin propaganda, nunca podría haberse convertido en una figura pública, y mucho menos haber llegado al poder. Fue como propagandista que hizo posible una segunda guerra mundial y definió a los judíos como el enemigo de Alemania. La forma de su propaganda era inextricable a partir de su contenido: la ficcionalización de un mundo globalizado en lemas simples, que se repetirá hasta que un enemigo así definido sea exterminado.

Antes de 1919, Hitler era un vago y un soldado. Fue sujeto del Imperio de los Habsburgo, nacido en 1889 justo en el lado austríaco de la frontera con la Alemania imperial. Un estudiante indiferente adorado por su madre, pasó su juventud soñando con la fama y manteniendo su distancia de otras mujeres. Sin haber terminado la escuela, se mudó a Viena en 1907, con la esperanza de ingresar a la academia de arte.

Suspendió el examen de ingreso, y luego su madre murió. Pasó los siguientes seis años en Viena cobrando la pensión de huérfano. Vendió algunas pinturas y contó historias sobre sus planes para convertirse en arquitecto.

En 1913, (con 24 años) al finalizar el periodo de cobrar su pensión de huérfano de Austria, se mudó a Munich, la capital de Baviera, en el sur de Alemania. Restableció su rutina de Viena: leer en la cama, dormir hasta tarde, pintar un poco, relatar fantasías a sus compañeros. Su primera elección significativa como adulto fue ser voluntario para el ejército bávaro al estallar la Primera Guerra Mundial. La guerra se convirtió para él en la causa de las causas, la fuente de los sentidos en la vida. Hitler sirvió con valentía como mensajero y fue condecorado. Fue herido por los británicos el 14 de octubre de 1918, cerca de la frontera franco-belga. Cuando la guerra llegó a su fin en noviembre, estaba en un hospital en Alemania, recuperándose de la ceguera temporal.

Adolf Hitler, sentado a la derecha, con miembros del 16º Regimiento del Ejército Bávaro en 1914. Crédito ... Roger Viollet, a través de imágenes Getty

Después de cuatro años de lucha, Alemania perdió por razones simples. Aunque victorioso en el este, donde el Imperio ruso se había derrumbado en una revolución, Berlín no pudo transformar sus colonias en los graneros necesarios para alimentar a Europa Central y resistir a tres potencias mundiales: Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, acumuladas en su oeste. En verano y otoño de 1918, mientras Alemania intentaba ganar una batalla decisiva en el Frente Occidental, era como si cada soldado alemán muerto fuera reemplazado por uno americano vivo. Sin embargo, los alemanes no habían sido preparados por su gobierno para la derrota, y Hitler lo encontró particularmente impactante. Su trabajo en 1919 sería encontrar la manera de culpar a otros.

La Primera Guerra Mundial lanzó restricciones a la política, convocando fantasías en la cúspide a la realidad. Lo hizo en condiciones particularmente revolucionarias.

La revolución bolchevique de 1917 trajo una guerra civil a Rusia, una forma de conflicto que se repitió en menor escala en toda Europa. Los imperios alemán y austriaco dejaron de existir, reemplazados por repúblicas.

El nuevo gobierno socialista de Alemania fue desafiado desde la derecha por aquellos que no estaban satisfechos con la paz, y desde la extrema izquierda por aquellos que querían avanzar hacia la revolución. Como en gran parte de Europa, los intentos de revolución de izquierda se encontraron con una reacción más dura de la derecha. En abril, en Munich, un grupo de izquierdistas radicales intentó establecer un régimen comunista. El gobierno central de Berlín, aunque socialista, aplastó la rebelión con los soldados y los paramilitares de extrema derecha; Al menos 600 personas fueron asesinadas. La experiencia enseñó a los comandantes del ejército en Baviera que tendrían que planificar una parte activa en la política. Hitler mantuvo un perfil bajo durante estos eventos hasta que su resultado fue claro, y luego adoptó una postura agresiva que definiría su carrera posterior.

Cuando regresó del hospital a Munich el 21 de noviembre de 1918, encontró el cuartel, un lugar que siempre había encontrado cómodo, gobernado por los consejos de soldados de izquierda. Para Hitler era importante permanecer en uniforme, ya que su paga del ejército era su única fuente de ingresos. Elegido como representante por sus camaradas, trabajó con estos consejos. Cuando la revolución de abril de 1919 los dividió, Hitler parece haberse mantenido alejado de la acción. Solo cuando prevaleció la reacción de derecha él escogió un bando, denunciando a los soldados de izquierda a los oficiales. Mostró las cualidades deseadas por un ejército que ahora estaba decidido a adelantarse a los desarrollos políticos y darles forma.

El 11 de mayo de 1919, se formó un nuevo comando en Munich a partir de elementos del ejército que habían aplastado la revolución. Incluía un departamento de información, destinado a penetrar e influir en la sociedad civil y los partidos políticos. Los soldados serían entrenados como activistas políticos, actuando encubiertamente como agentes de las fuerzas armadas para moldear la opinión pública. Esta fue la tarea de posguerra de Hitler. En junio asistió a cursos especiales en la Universidad de Munich diseñados para proporcionar a los futuros agentes los antecedentes ideológicos necesarios. Hitler fue particularmente tomado con la conferencia de economía de Gottfried Feder, quien le enseñó a distinguir entre capital productivo (nacional) e improductivo (judío).

En agosto, Hitler fue asignado para reeducar a los soldados alemanes que habían estado detenidos en campos de prisioneros de guerra. Ese mes participó en una discusión sobre la responsabilidad del estallido de la guerra, mostrando, como informó un oficial, un estilo de hablar "enérgico y accesible". Sus propias charlas sobre temas como la emigración de alemanes y los términos de la paz de la posguerra fueron bien recibidas.

El 28 de agosto, su tema fue el capitalismo, que él asoció con los judíos. Al mes siguiente, su comandante le ordenó infiltrarse en un pequeño grupo de derecha conocido como el Partido Alemán de los Trabajadores (Deutsche Arbeiterpartei, o DAP). Se había fundado en enero y tenía alrededor de cien miembros en ese momento. Hitler asistió a una de sus reuniones en una cervecería el 12 de septiembre, y por casualidad habló al final. El líder del DAP quedó impresionado por las florituras oratorias de Hitler y lo instó a unirse a la fiesta. Este fue también, aparentemente, el deseo de los oficiales superiores de Hitler. En su solicitud escrita, dijo que quería ser propagandista: "La gente me dice que tengo talento para eso". Se unió, pero permaneció en la nómina del ejército. Como resume el biógrafo maestro de Hitler, Ian Kershaw, el ejército "convirtió a Hitler en un propagandista".

Debido a que Hitler fue pagado por el ejército y no tenía otro trabajo, podía dedicarse a tiempo completo a esta tarea. La situación era ideal para él. El DAP ya existía, por lo que Hitler no tuvo que fundar su propio grupo, algo que habría encontrado aburrido y poco poético. Pero debido a que el DAP era tan pequeño, inmediatamente se destacó como su principal orador público. Se dedicó a planificar y practicar sus actuaciones en el salón de cerveza, usando un espejo para perfeccionar expresiones y gestos. Se estaba convirtiendo en un artista. Como el propio Hitler lo expresó unos años más tarde en "Mein Kampf", "El uso correcto de la propaganda es un verdadero arte".

En sus discursos de fines de 1919, Hitler fue pionero en un estilo de propaganda que ha definido gran parte del siglo desde entonces. En septiembre de 1919, en respuesta a una carta de uno de sus estudiantes soldados, Hitler definió su actitud hacia la cuestión judía. Todo lo que podría parecer un objetivo superior ("religión, socialismo, democracia") era para los judíos una forma de ganar dinero. Los judíos no debían ser tratados como semejantes, sino entendidos como un problema objetivo, como una enfermedad ("tuberculosis racial") que debía resolverse. En "Mein Kampf", Hitler llevaría estos puntos un paso más allá. Todas las ideas de bondad universal eran simplemente trampas mentales puestas por los judíos para atrapar cerebros alemanes débiles. La única forma de restaurar la fe alemana en la virtud alemana era la eliminación física de los judíos. Lo mismo se aplica a las ideas de verdad universalmente accesibles.

Como lo expresó Benjamin Carter Hett en un excelente estudio reciente sobre el ascenso de Hitler al poder: "La clave para entender por qué muchos alemanes lo apoyaron radica en el rechazo de los nazis a un mundo racional y fáctico".

En sus discursos de finales de 1919, Hitler fue pionero en un estilo de propaganda que ha definido gran parte del siglo desde entonces (y que el filósofo Jason Stanley ha descrito de manera sofisticada). Comienza con una total dedicación a la técnica persuasiva, pasa por la creación de un mito puro y termina con el orador que dirige a su país en la búsqueda de fantasmas falsos que terminan sobre tumbas reales.

En "Mein Kampf", Hitler escribió que la propaganda "debe limitarse a unos pocos puntos y repetirlos una y otra vez". En su primer discurso ante el DAP como uno de sus miembros, en una cervecería en Munich el 16 de octubre, Parece que ya ha comprendido esta técnica. En "palabras fuertes", como recordó un oyente, exigió una acción decisiva contra el "enemigo del pueblo" judío. Reservó la furia particular para los periódicos, exigiendo que fueran reemplazados por órganos de propaganda que hablaran de las emociones alemanas. No mucho después, el ejército ayudó a Hitler y su partido (conocido entonces como NSDAP, abreviatura de Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei, o los "nazis") a adquirir un periódico para difundir su mensaje. Lo que Hitler ofreció en 1919 fue una respuesta a la globalización.

En una nueva biografía poderosa, Brendan Simms sostiene que Hitler fue impresionado en el frente occidental por el poder global de Gran Bretaña y Estados Unidos. Hitler tenía razón, por supuesto, en que el destino de Alemania estaba sellado por el poder de los imperios capitalistas, especialmente una vez que los estadounidenses habían entrado en la guerra. Pero en lugar de llegar a la conclusión de que una guerra no era de interés para Alemania, Hitler en 1919 prefirió un retrato emocional de los alemanes como víctimas inocentes del mal global.

Hitler, con miembros del nuevo partido nazi, intentó un golpe de estado en 1923 conocido como Beer Hall Putsch. Crédito ... Archivo de historia universal / Grupo de imágenes universales, a través de Getty Images

Enviado a prisión después del intento de golpe, Hitler fue liberado en 1924. Crédito ... Gamma-Keystone, a través de Getty Images

Para el 13 de noviembre, en otro discurso en el salón de la cerveza, estaba culpando a los judíos no solo por el capitalismo sino también por Comunismo. Hubo una conspiración global contra los alemanes, por lo que los alemanes tuvieron que desenmascarar a sus agentes judíos para defenderse. Habló, como lo recordó un miembro de la audiencia, "de una manera extremadamente hábil", llamando "imágenes" de injusticia a los alemanes "que hicieron latir los corazones".

Los biógrafos de Hitler luchan con la cuestión de cuándo se convirtió en antisemita. Antes de 1919 no tuvo dificultades para llevarse bien con los judíos, incluidos los de su unidad en la guerra, uno de los cuales fue el comandante que lo condecoró. Sus ideas antisemitas surgieron en público junto con el giro a la propaganda como una forma de vida. El antisemitismo de Hitler produjo una respuesta simple a cada pregunta complicada. O, más bien, transformó las preguntas sobre lo que podría ser mejor para los alemanes en una sesión de misteriosas fuerzas que gobernaban el mundo. Una solución ya no significaba abordar de manera efectiva un problema específico, sino la eliminación de esas fuerzas misteriosas, personificadas como judíos.

Para los pensadores contemporáneos que consideraban a Hitler un propagandista, como Victor Klemperer y Hannah Arendt, el problema no era cuándo llegó a ciertas convicciones internas, sino más bien lo que la expresión de la propaganda hitleriana hizo a la vida pública. En 1919, Hitler era conocido solo en algunas cervecerías de Munich. En 1923, ganó cierta notoriedad nacional por su intento fallido de ganar poder, recordado como el Beer Hall Putsch.

Fue en prisión después  que compuso "Mein Kampf". La forma de política de Hitler ganó apoyo masivo cuando la Gran Depresión trajo a Alemania una nueva serie de conmociones globales. Una de las consecuencias de esa crisis económica (a partir de la de 2008) fue el colapso de los periódicos independientes, una institución que Hitler siempre denunció como un "enemigo del pueblo" judío. A medida que las voces de los periodistas se debilitaban, los propagandistas emitieron el golpe de gracia. Para entonces, Hitler y los nazis habían encontrado el simple eslogan que repetían una y otra vez para desacreditar a los periodistas: "Lügenpresse".

Hoy, la extrema derecha en Alemania ha revivido este término, que en inglés es "noticias falsas". FAKE NEWS

https://www.nytimes.com/2019/10/16/opinion/hitler-speech-1919.html

viernes, 27 de julio de 2018

La propaganda del otro

Cómo occidente reacciona ante el informe del adversario cuando este rompe su monopolio.

Fue a finales de los noventa en Moscú. Solía visitar a un ex muy alto cargo analista del antiguo KGB de la URSS, el cerebro pensante de la acción exterior, un hombre culto, inteligente y con mucho mundo ya completamente apartado de toda función oficial. La URSS llevaba años enterrada y era el tipo de fuente que, si lograbas ganarte su confianza, valía un Potosí. Naturalmente, el acuerdo no era contármelo todo, pero sí, responder directamente a mis preguntas. Lo que no se podía contar, no se contaba. Así llegamos a una relación de confianza.

Fue aquel teniente general jubilado, cuya casa tenía video vigilancia, una rareza entonces, quien, entre otras cosas, me contó con bastante detalle los defectos de las alianzas mundiales de Moscú en la guerra fría, el despilfarro de unos medios que eran muy limitados y que si se hubieran concentrado en ciertos países habrían rendido mucho más. Entre sus observaciones críticas sobre la propaganda recuerdo la siguiente: Moscú podría haber creado una red de medios mucho más eficaz que la oxidada red de las agencias Tass y Nóvostí, las revistas en idiomas extranjeros como “Tiempos Nuevos” o “Novedades de Moscú” o el servicio internacional de Radio Moscú, todos muy mediatizados por el KGB y cuyas relaciones internas darían para escribir miles de folletines alguno de ellos completamente kafkiano.

“Habría bastado”, decía el ex jefe analista, “con copiar a nuestros adversarios: crear un canal que diera voz a todos los disidentes del mundo occidental”. Los adversarios disponían de tal red. En realidad una red de redes que se llamaba “Voz de América”, “Radio Liberty”, “Radio France International (RFI)”, “Deutsche Welle”, “BBC”, etc. La mayoría de ellas tenía programas en ruso y ucraniano, y algunas en casi todas las lenguas importantes de las diversas nacionalidades de la URSS (y había muchas lenguas en la URSS!). Los disidentes soviéticos, fuera en Lituania, San Petersburgo, Tibilisi o Moscú, se expresaban a través de aquellos medios, que difundían sus papeles y noticias. Millones de ciudadanos soviéticos escuchaban aquellas “voces”; ese era el eufemismo con el que la prensa oficial se refería a veces a aquella red, eficaz, profesional, bien pagada. Pues bien, muchos años después, ya con Putin y concluida oficialmente desde hacía quince años la guerra fría, Moscú creó un aparato similar.

Fue en 2005. Entre tanto el ex gran jefe analista volvió a servir a la patria. Quizá fue su vieja idea, quizá estaba en el aire, pero con el canal Russia Today (RT), Moscú hizo las cosas bien.

Una propaganda alternativa
Desde entonces el canal y las agencias internacionales no han hecho más que crecer. El presupuesto de RT es de unos 300 millones de dólares. Contrataron a competentes profesionales extranjeros y se han consolidado como un formidable medio de comunicación global en muchas lenguas. Naturalmente, la hegemonía informativa occidental es aplastante y naturalmente RT defiende intereses rusos, pero su mera existencia contribuye al pluralismo. Quiero decir al pluralismo realmente existente, que especialmente en materia de medios de televisión es un pluralismo de propagandas, algo que está muy lejos de ser ideal, pero que es mucho mejor que el monopolio que sufrimos durante la primera guerra de Irak (CNN) o la inducida disolución bélica de Yugoslavia (CNN+BBC, etc.).

La red propagandística occidental sigue siendo la principal, pero el mundo emergente multipolar ya tiene sus aparatos alternativos: los canales del Golfo, la china CCTV (también en varios idiomas), RT, Tele Sur, y otras.

En el pulso Rusia-Occidente la desproporción de medios salta a la vista. RT no forma parte de una inexistente red de los emergente. Frente a sus 300 millones, la Deutsche Welle dispone de un presupuesto de 350 millones, RFI 380 millones, la BBC 524 millones y el complejo americano mucho más. Y todos esos medios actúan al unísono en cuanto a la difamación de Rusia se refiere. Pese a todo, RT se ha convertido en un adversario de peso.

Su canal en inglés, por ejemplo, se parece mucho a un medio alternativo: ahí es donde el ciudadano americano puede enterarse de muchas noticias relevantes que sus medios no dan. Aunque la idiosincrasia del régimen ruso sea bien de derechas, una versión nacional-eslava de eso que calificamos como espíritu neocon, su posición en el mundo redunda en un posicionamiento mucho más liberal (partidario de la diplomacia y del multilateralismo) y crítico con el belicismo realmente existente (que es occidental) en cuestiones internacionales. El resultado es interesante. Por eso, pese a la modestia de sus medios, esta competencia se ha hecho muy incordiante en occidente, cuyas potencias no soportan que el adversario les responda, aunque sea modestamente, con su propia moneda.

Atando corto al incordio
Todos ustedes conocen las denuncias por atropello a la libertad de información que se producen en Rusia, pero seguramente desconocen que los periodistas y colaboradores de RT trabajan en Estados Unidos en unas condiciones muy parecidas a las que los periodistas occidentales estábamos sujetos en la URSS. En Estados Unidos el canal ruso se ha tenido que registrar como “agente extranjero” (igual que algunas ONG financiadas por dinero occidental en Rusia) y están obligados a trabajar con esa etiqueta. Los periodistas deben enviar copias de su trabajo a las autoridades en un plazo de 48 horas y sus movimientos están estrictamente supervisados. Por supuesto, empresas privadas como Google y Twitter, estrechas colaboradoras de la NSA como se ha demostrado, discriminan al canal ruso todo lo que pueden. En el parlamento británico se han escuchado voces de diputados para “clausurar” RT. En Alemania, con el complejo mediático más uniforme y retrógrado de Europa occidental, la campaña antirrusa ha batido todos los récords y con ella la demonización de los medios rusos. El parlamento europeo ha aprobado resoluciones discriminatorias contra los medios de comunicación rusos. Twitter y Facebook ya han cerrado las cuentas de portales rusos como USAReally.com, donde pueden leerse informes tan sorprendentes como el de que uno de cada cuatro americanos apoyaría la secesión pacífica de su estado de los Estados Unidos… Y en el este de Europa las cosas son aun más rudas: una periodista de RT, Paula Slier, acaba de ser expulsada de Ucrania- y su entrada en el país vetada por cinco años- al acudir a un certamen de la OSCE sobre libertad de información organizado en Kiev. En Estonia, el periodista y ex diputado italiano Giulietto Chiesa, habitual colaborador de RT, fue también expulsado cuando acudió a una conferencia. Son solo algunos ejemplos recientes entre muchos otros.

Los procedimientos que occidente utiliza para remediar que los rusos hayan logrado establecer cierta competencia con el antiguo monopolio informativo occidental, son claros atentados a la libertad de información y bastante reveladores de hacia donde soplan los vientos en nuestras democracias. En cualquier caso, gracias al pluralismo de propagandas es mucho más fácil orientarse en los actuales conflictos que sacuden nuestro agitado mundo.

Rafael Poch de Feliu

lunes, 14 de mayo de 2018

_- La fuerza de los hechos y las mentiras de la propaganda.



_- Hace ya años que llegaron al gobierno los "alcaldes del cambio" en las principales capitales del país. Los que siempre habían gobernado intentaron atemorizar con esa posibilidad y ahora intentan vender un fracaso en su gestión para dañar la imagen de Podemos en las próximas elecciones generales. Sin embargo, como suele se habitual, sus vaticinios no se cumplen y el desastre que venden no solo no es tal sino que estos gobiernos municipales no dejan de dar lecciones de buena gestión y gobierno.

Carmena vuelve a cerrar sus cuentas con 1.120 millones de superávit y devuelve 450 millones de deuda en 2017.
El Ayuntamiento de Madrid pide al Estado que habilite las medidas oportunas para destinar el remanente de tesorería de 2017 (1.116 millones) a la realización de…

ELDIARIO.ES

martes, 30 de agosto de 2016

Ser brecha o pared: Podemos y las terceras elecciones. Publicado el 28 agosto, 2016 por Juan Carlos Monedero

Párate o camina, pero no te tambalees. Así reza una propuesta milenaria. La confusión electoral, post electoral y preelectoral está afectando a lo nuevo. Y ahí no hay luz. La luz está en la calle. Dentro lo que hay son bombillas. Y estatuas. Y telarañas.

España entró muy tarde al estado social por culpa de la dictadura. Mientras en Europa se ponía en marcha un estado social, democrático y de derecho nacido de la derrota de Hitler y Mussolini, aquí se fusilaba al amanecer y se encarcelaba o exiliaba al pensamiento democrático. Algunos hoy, en el PP o en Ciudadanos, siguen mirando con simpatía a la dictadura y creen que Franco fue un gran estadista. Si entendiéramos que el franquismo fue una dictadura de clase entenderíamos que hay conexiones que no se comprenden con otras herramientas. Hay muchos políticos y periodistas a los que les sentaría excelente una vestimenta falangista.

El modelo neoliberal, es decir, este momento del capitalismo en donde la patronal se atreve a decir que los trabajadores debieran pagar a los empresarios cuando son despedidos, necesita cambiar el contrato social democrático y social en nombre de la competitividad. La globalización se hace sobre las espaldas de las clases medias, las mujeres y los trabajadores del sur. Los derechos laborales son un impedimento para el beneficio empresarial. JP Morgan ha dicho que los derechos sociales eran importantes en España solo porque se estaba saliendo de la dictadura. Pero que ahora ya no hacen falta. Si debe valer más la vida digna de un ser humano o el beneficio de apenas el 10% de la población lo decidirá el conflicto social. Las luchas de ayer son los derechos de hoy, y las luchas de hoy son los derechos de mañana. Ir a votar no entra dentro de la idea de conflicto, si bien puede ser la palanca esencial para lograr cambios. Votar no es garantía de que logres cambiar las cosas, pero si no votas, te van a reventar y encima dirán que tú así lo has decidido. Toca votar y estar dispuesto a defender en la calle la soberanía democrática. En España estamos en un empate esperpéntico (más que catastrófico): la ciudadanía no tiene la fuerza suficiente como para frenar la pérdida de derechos sociales y las élites no tienen la fuerza suficiente para formar un gobierno que complete los procesos de privatización, de desrregulación y de primacía de los intereses de la banca iniciados en los gobiernos de Felipe González, constitucionalizados por José Luis Rodríguez Zapatero y llevados a sus extremos por los gobiernos de Aznar y Rajoy.

El 15-M nació como respuesta a la expulsión creciente de sectores sociales por culpa de ese modelo económico depredador, acompañado de la impunidad de la corrupción, que afecta al tuétano del PP y del PSOE, y la caradura de los políticos corruptos que orinaban sobre el respetable pero le decían que llovía. No les hemos parado los pies. Sigue de Ministro en funciones el responsable de interior que ha inventado pruebas contra Podemos y CDC, pero el PP pide la inhabilitación política para Pablo Echenique porque en una fiesta privada cantaba una jota no de las más escabrosas. Algo que se hace público porque un medio pantuflo que tiene en su historial haber falsificado pruebas en connivencia con policías corruptos, saca en su medio-vertedero contenidos de un teléfono robado. Como diría Labordeta, vayánse a donde pertenecen. Ahí exactamente. Son cosas que pasan cuando tienes un Presidente de gobierno que no ha tenido que dimitir pese a escribirse amablemente con su tesorero preso en una cárcel de la democracia.

Cuando el hielo se resquebraja lo hace en direcciones que no son predecibles. Después de las elecciones de diciembre, Podemos invitó al PSOE a explorar un gobierno conjunto. Pero una semana después de los comicios, el 28 de diciembre, el Comité Federal del PSOE prohibía a Sánchez negociar con Iglesias. Eso echó al PSOE en manos de Ciudadanos. A los que, durante la campaña, les llamaba “cachorros de la derecha”. Ni Rajoy -que forzó a la Casa Real a caminar por la línea borbónica histórica- ni Sánchez, que sólo piensa en su supervivencia, lograron formar gobierno. Podemos insistió en que no se trataba de apoyar un gobierno de Rivera presidido por Sánchez, y que no se trataba de sacar a Rajoy para mantener las mismas políticas. Y nos fuimos a las segundas elecciones. Y las cosas quedaron, más o menos, en donde estaban. Rajoy recuperó parte del voto que se había ido a Ciudadanos, el PSOE tuvo el peor resultado de su historia -y como andan como pollo sin cabeza, lo celebraron como si fuera una medalla de oro-, y Unidos Podemos se quedó igual en escaños pero perdió un millón de votos, principalmente por creerse las encuestas, por hacer una campaña desdentada y por dedicar los seis meses posteriores a diciembre a hacer vida parlamentaria y olvidarse de la calle.

El “sistema” quiere una gran coalición en alguna de sus formas. Que el PSOE, el PP y Ciudadanos se pongan de acuerdo. Incluso, que pacten con la derecha catalana y con la vasca, dándoles alguna ventaja fiscal a las empresas para que desactiven las tensiones nacionales y se regrese al bipartidismo feliz en el que se desarrolló la Gürtel, los ERE, los casos Pujol, el desmantelamiento del estado social y la pérdida de soberanía. Como la piedra en el zapato es Unidos Podemos, se ha hecho todo lo posible para quebrarla: falsas acusaciones de financiación, cacareos sobre peleas internas, enjuiciamientos personales, anuncios apocalípticos acerca de su futuro (las encuestas ya son un arma de guerra electoral como cualquier otra). Pero sin éxito. El único enemigo de Unidos Podemos es Unidos Podemos y nadie sino esa misma formación puede hacerle un daño perceptible.

Sánchez quiere terceras elecciones porque gana tiempo. Sabe que su partido le odia -casi su única certeza- y están esperando que se abstenga para poder justificar despeñarle en el congreso del partido que se convocará inmediatamente después de que haya gobierno. Aunque los barones le prometieran no tumbarle en el congreso del partido, Sánchez no les cree. Después de que Rajoy fracase, se reunirá con Pablo Iglesias con el único objetivo de ir a las elecciones echándole la culpa a Podemos de que no haya gobierno. Así iríamos, en el deseo del establishment, a unas elecciones peculiares: se agota a la ciudadanía con tres elecciones, se busca una fecha imposible como son las Navidades y se pacta reducir la campaña electoral a ver si nadie se entera de que hay elecciones (Podemos se equivoca con una ingenuidad pusilánime al aceptar que los plazos busquen el ahorro en los tiempos de discusión ciudadana y no en otros lugares). En su marco ideal, Rajoy acabaría con Ciudadanos -el acuerdo con Ciudadanos es un teatro pactado desde la perspectiva del fracaso de la investidura- y el PSOE -así lo quieren creer- superaría la pesadilla de una fuerza política, Unidos Podemos, que representa lo que ya no se atreve a representar la socialdemocracia. Entonces, una vez que se regresara a la tranquilidad política anterior a 2011, estarían en disposición de pagar los 25.000 millones que reclama Bruselas y que aplicaría la puntilla al estado social español.

Unidos Podemos tiene que hacer un buen diagnóstico. Es mentira que le economía esté mejorando. Ningún avance macroeconómico mejora desde hace mucho tiempo la situación de las mayorías. Es un nuevo modelo al servicio de las élites. Nuestros niveles de endeudamiento ya cabalgan más allá del 100% del PIB, el desempleo baja menos de lo que necesitamos, y el empleo se está empezando a pensar como un ámbito donde ya no hay derechos. Pese al momento peculiar -que se cerrará muy pronto- de crecimiento, posible solamente por los bajos precios del petróleo, las políticas expansivas del Banco Central Europeo, los record de turismo motivados por las situaciones de violencia en otros destinos mediterráneos y europeos, y los plazos que la Troika ha concedido a Rajoy para que pudiera ganar las elecciones. Pero ni los salarios mejoran, ni los contratos mejoran, ni las horas extra no pagadas se reducen ni se va acumulando seguridad social para poder tener una pensión. La economía mejora pero no para los españoles.

El pueblo no ha elegido a Rajoy Presidente, pero tampoco lo ha echado a su casa. El PSOE ya no es capaz de convencer a la ciudadanía con ese juego de hacer un discurso de izquierdas sólo cuando está en la oposición. Pero Unidos Podemos no ha logrado pasarle en las urnas. El imitador invita a respetar al original. Es verdad que en unas terceras elecciones, si al final fueran convocadas -decir si las habrá o no es una mera especulación- todo puede clarificarse. No tiene sentido un resultado electoral y una formación de gobierno que no sea consistente con el pulso de la calle. Ahí debe encontrar su línea política Unidos Podemos. Haya o no haya elecciones.

El PSOE tendrá dificultades para explicar en unas terceras elecciones por qué Ciudadanos, con quien pactó gobierno en diciembre, es malo ahora cuando pacta cosas similares con el PP. A no ser que dé ya todo lo mismo (lo que creo que es el caso). El PSOE es una asociación de profesionales de la política que están viendo exclusivamente como sobreviven a su propia incapacidad. El PP, como siempre, solo tiene que esperar y jugar al aburrimiento, aprovechando el poco respeto que tiene a la separación de poderes para hacer que la Presidenta de las Cortes señale el 25 de diciembre como fecha de los nuevos comicios. Si hay terceras elecciones, recuperarán el discurso del miedo, Venezuela, la prima de riesgo y el apocalipsis. A sus votantes les gusta esa música aterradora, tan propia de la imaginería católica más vertical y autoritaria.

Ya va siendo hora de que Unidos Podemos recuerde que nació de la protesta contra la pérdida de los derechos sociales, de la intolerancia contra la corrupción, haciendo fuerza en la grieta abierta y no ayudando a sostener la pared que aún resiste. Y en esa pared también está el PSOE, aunque desde la oposición prometa lo que nunca cumple cuando gobierna. Es urgente trabajar en las líneas ideológicas de Podemos (por ejemplo, de cara a las elecciones gallegas y vascas, recordar que Podemos nace para construir un país de países donde España se construye también desde las naciones que la conforman). Septiembre tiene que ser un mes que complemente una tarea institucional irreverente con más calle, con más sensibilidad con las situaciones precarias que vive la gente, con una voluntad decidida de entender que el modelo que ha funcionado en los últimos cuarenta años está superado pese al discurso embellecedor de la derecha y sus voceros. También más allá del discurso incoherente del PSOE y de sus intereses desnudos pártidistas o individuales. Solamente en las prácticas pueden abrirse nuevos sentidos. Y en la mera discusión parlamentaria no hay sino juegos de sombras donde los partidos siguen devorando la política que la ciudadanía mira desde una distancia impotente y resignada.

Para la Historia: Cuando Pablo Iglesia advirtió al PSOE sobre Ciudadanos from Esparroqui on Vimeo.

lunes, 28 de marzo de 2016

EL MÓN EN QUÈ VIVIM. PRESONS, DRETS HUMANS I MITJANS DE COMUNICACIÓ

Josep Fontana
Historiador

Confesso que l’altre dia vaig sentir vergonya davant l’espectacle que se’ns donava a la televisió d’un periodista nord-americà demanant al president de Cuba pels presos polítics a l’illa. Perquè és veritat que a l’illa hi ha presos polítics, entre els quals n’hi ha que estan sotmesos a condicions que vulneren els drets humans més elementals, com són els que els Estats Units retenen a la seva base de Guantánamo.

El dia mateix de prendre possessió de la presidència dels Estats Units, pel gener de 2009, Obama es va comprometre a tornar la política nord-americana al terreny de la moral, amb compromisos concrets com el tancament de Guantánamo abans que passes un any. Però n’han passat més de set sense que ho faci i és segur que la lliurarà intacta al seu successor. La qual cosa no li ha impedit anar a Cuba a donar lliçons de democràcia, i callar quan el periodista demanava informacions sobre presos polítics.

Tot va començar el 2001, quan el govern de G.W. Bush va decidir aplicar un règim especial als terroristes i als sospitosos de terrorisme, que admetia l’ús de la tortura en els interrogatoris, el judici davant de tribunals militars i la retenció indefinida dels detinguts.

Com que això no es podia fer en el territori dels Estats Units, perquè era contrari a la constitució, es va decidir fer-ho en presons fora del territori nord-americà, com a les bases de Bagram, Guantánamo o Diego García, o en presons secretes (”black sites”) facilitades a la CIA per països com Tailàndia, Polònia, Romania o Lituània (en aquests dos darrers casos sembla que a canvi d’accelerar el seu accés a l’OTAN).

Doncs bé, pel gener d’aquest any de 2016 hi havia a Guantánamo 93 presos, entre ells alguns “d’alt valor”, com el palestinià Abu Zubayda, capturat a Pakistan en 2002, que, segons l’Open Society Foundation (una fundació creada per Soros) ha estat sotmès al menys 83 vegades a tortura per ofegament (“waterboarding”) i portat d’una presó secreta a l’altra, perdent un ull en aquest transcurs, fins que el 2006 va anar a parar a Guantánamo, on segueix encara.

L’aspecte més vergonyós d’aquesta situació és el cas dels presos que estan en “detenció indefinida” –uns trentena en l’actualitat– perquè no hi ha evidència suficient per processar-los, ni davant d’un tribunal militar; però se’ls considera massa perillosos per deixar-los en llibertat.

No vaig sentir vergonya per Obama, que va callar, essent com era el responsable de la presència d’aquests presos polítics a l’illa de Cuba, perquè en la seva gestió hi ha coses molt pitjors, com la generalització del sistema d’execucions sense judici previ amb l’ús de drones. Ni pel periodista, perquè ja sabem que les coses són diferents quan els interessos dels Estats Units estan involucrats. Ho ha demostrat Marc Thiesen, un catòlic practicant que va ser redactor de discursos de Bush, que assegurava fa uns anys que torturar sospitosos de terrorisme per ofegament “no solament era útil i desitjable, sinó que estava permès pels ensenyaments de l’Església Catòlica”. I que ara ha dit al Washington Post que el viatge d’Obama és inoportú perquè perllongarà la dictadura i empitjorarà la situació dels drets humans a Cuba, “marginant l’oposició democràtica i comprometent la seguretat nacional dels Estats Units”.

No és per això que he sentit vergonya, sinó per la manca de criteri dels nostres mitjans de comunicació, que es limiten a reproduir notícies d’agència sense fer ús del sentit crític, i fan ben difícil entendre el que passa al món als que depenen per a la seva informació dels que llegeixen als nostre diaris o del que veuen a la nostra televisió. En aquest terreny concret ens fan falta periodistes de veritat, capaços d’opinar i d’orientar el lector.

http://lamentable.org/presons-drets-humans-i-medis-de-comunicacio/#more-29883

CÁRCELES, DERECHOS HUMANOS Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN, en castellano.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Europa ante su niño muerto

Rafael Poch
La Vanguardia

Es justo que quienes fomentan guerra y miseria con imperialismo y un comercio abusivo y desigual, reciban las consecuencias demográficas de sus acciones.

«Una imagen que ha dado la vuelta al mundo y despierta las conciencias», explica Bernard Henry Levy, sobre la foto del cadáver del niño sirio varado en una playa turca. El “popular diario” Bild animando una campaña de acogida de refugiados con ayuda de igualmente populares futbolistas. La Canciller Merkel apelando a la humanidad y a los valores, y reafirmando su “gran liderazgo europeo” en esta cuestión, nos explican editorialistas de renombre. Tres momentos que confirman que en Europa ya no hay ni lugar para la vergüenza. Es la hora de la gran tomadura de pelo.

La estrella mediática parisina, agitador de todas las intervenciones militares del humanitarismo euroatlántico, no relaciona sus prédicas belicistas con el niño muerto huido de Siria. Tampoco lo hizo con las oleadas balcánicas, afganas, libias o iraquíes. Los Estados cuya destrucción y disolución ayudó a justificar en nombre del interés supremo de la geopolítica y economía occidentales, producen éxodos -y terrorismos- claramente identificables. Cuanta más guerra y desolación se siembra en la regiones en crisis, mayor será el flujo hacia Europa. Es una consideración bien banal pero, ¿quién nos la va a recordar estos días? ¿El “popular diario”, quizás?

Bild es el primer diario xenófobo del continente y el de mayor tirada. Su campaña es genuina: la gran operación de imagen del país del “Nein” y del “Grexit”, cuyo nacionalismo post reunificación -inscrito en los tratados europeos, en las reglas del Banco Central Europeo y hasta en la misma moneda única- ha mandado al traste medio siglo de integración europea y de redención por el desastre nazi. El establishment alemán necesitaba, ciertamente, una campaña de imagen y la crisis de los refugiados se la ha dado.

Alemania recibirá este año 800.000 refugiados, según las infladas cifras del gobierno federal, de momento poco más de 200.000 solicitaron asilo en los primeros siete meses del año. Alemania es el “primer receptor europeo” de refugiados, el ejemplo para una Francia acomplejada bajo la sombra de su Frente Nacional. “La hipocresía francesa y el ejemplo alemán”, titula el portal Mediapart.

¿Quién recordará que en territorio alemán se han cometido algunos de los mayores crímenes xenófobos de la posguerra europea-occidental, incluida la mayor trama terrorista de los últimos veinte años (NSU) con manifiestas complicidades en el aparato de seguridad, que es allí donde las residencias para emigrantes arden con mayor frecuencia y donde los pasillos del metro son más peligrosos para los morenos? Un “ejemplo” que pasa por encima del hecho de que la inmensa mayoría de los “emigrantes” en Alemania son europeos de tradición cristiana. Un paseo comparativo por las calles de Berlín y París ofrece una evidencia visual abrumadora a este respecto. Una ciudad con los colores étnicos de Marsella es completamente impensable en Alemania, donde el número de matrimonios mixtos entre alemanes y turcos (la excepción) es insignificante. La frase atribuida a un ayudante de Nicolas Sarkozy de que en la crisis actual, “los alemanes administran un flujo, mientras que nosotros tenemos que administrar un stock, por lo mucho que hemos acogido en las últimas décadas”, responde a una realidad que los propios franceses ignoran, por más que el racismo y la xenofobia sean problemas verdaderamente paneuropeos.

Ciertamente, todo esto no nos lo recordará la Federación de la Industria Alemana (BDI), con sus fantasmagóricas quejas por la falta de mano de obra. Estos sirios educados y de clase media que gritan “¡Germany, Germany!” en la estación de Budapest y que huyen de una guerra que Europa, y Francia en particular, han fomentado, son la solución: el recurso ideal de una estrategia para mantener la política de salarios bajos que arruinó a los pocos socios europeos aún capaces de producir como Francia. Varios millones de ellos ayudarán a mantener las cotizaciones del geriátrico federal cuyos fondos de pensiones se fundieron en el casino bancario, de la misma forma en que ocurrió en España con los cinco millones de extranjeros que entraron en nuestro “mercado laboral” entre 1998 y 2008 para alimentar la caldera de la burbuja.

800.000 extranjeros son de todas formas muchos. Sobre todo vistos en un titular de prensa. Pero los extranjeros no solo entran en Alemania sino que también se van. Cada año a razón de medio millón. En los últimos diez años 5,4 millones de extranjeros han abandonado Alemania, según la estadística federal. La simple realidad es que las cifras del actual flujo que se están haciendo pasar por críticas, son anecdóticas tanto para Alemania como para un conjunto de 500 millones de habitantes como es la Unión Europea.

Vivimos en un mundo integrado y es justo que quienes fomentan guerra y miseria con imperialismo y un comercio abusivo y desigual, reciban las consecuencias demográficas de sus acciones. Lo mismo ocurrirá, con creces, con los futuros emigrantes del calentamiento global, ese desastre en progresión de factura esencialmente occidental. Las estimaciones que la ONU baraja para el futuro en materia de éxodos ambientales convertirán en un chiste lo de ahora, incluido el trágico balance de muertos en el Mediterráneo.

La experiencia demuestra que las barreras y los alambres de espino no sirven para nada. En 1993 Texas levantó su barrera en la frontera con México y el flujo creció. Un año después lo hicieron California y Arizona. Desde entonces la presencia de emigrantes mexicanos en Estados Unidos se ha triplicado. Las barreras no solo no sirven para impedir la entrada de ilegales, sino que impiden la salida de los que quieren regresar a sus países. Con lo que costó entrar, nadie se arriesga a hacer el camino de regreso. Así que lo mejor sería ir pensando en; una política de paz activa, de resolución diplomática de conflictos, de prohibición de la exportación de armas (negocio del que Alemania es líder europeo y la Unión Europea líder mundial), en un orden economico menos injusto y desigual, en una manera de vivir menos crematística y más sostenible. Rafael Poch.
Fuente: http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2015/09/04/europa-ante-su-nino-muerto-46975/

viernes, 3 de julio de 2015

El «Terror», de Robespierre a Daech, pasando por Podemos: Pedro J. Ramírez, Wieviorka y otros excesos fementidos de la lumpenintelectualidad de nuestro tiempo. Florence Gauthier

28/06/15

 Un nuevo acceso de prurito “aterrorizante” ataca desde hace algún tiempo. Ha sido recientemente reactivado por Pedro J. Ramírez, exdirector del diario madrileño EL Mundo, que ha publicado un tocho rayano en las 1000 páginas titulado originalmente El primer naufragio (Madrid, 2013) y traducido al francés con el provocador título siguiente: El golpe de Estado. Robespierre, Danton y Marat contra la democracia (Paris, 2014). Y el pasado 15 de junio, en el diario Ouest-France, el sociólogo Michel Wieviorka la emprende también con Robespierre para compararlo con… ¡Daech!

Hay que observar que Pedro J. Ramírez ha colado de matute una comparación con Pablo Iglesias, fundador del partido Podemos, no en su libro –en el que no aparece siquiera mencionado—, sino en las entrevistas que va ofreciendo a cuenta de su libro: compara a Iglesias con Robespierre para expresar sus posiciones políticas personales. [1]

Partiendo de la situación actual, caracterizada por un crecimiento inquietante de la deuda pública que el gobierno de Rajoy no ha hecho sino aumentar, la compara con la situación de Francia… en 1789. Iglesias y Podemos representan a sus ojos un peligro, porque amenazan con ser los beneficiarios de esa política desastrosa. Por esa vía se convierte Pablo Iglesias en un nuevo Robespierre que, ciertamente, se representa una amenaza para España, pero también en el indicado de la urgencia de imponer un cambio de política: si no es substituido el partido de Rajoy, la amenaza “terrorista” de Podemos se realizará. Tal es el propósito argumentativo de su libro.

El autor tiene que probar que Podemos no podrá hacer otra cosa que repetir el “Terror”. Se empeña, así pues, en construir una narración de “la toma del poder por Robespierre, Danton y Marat” en forma de… ¡golpe de Estado! Empresa harta osada y aun muy audaz, habida cuenta de que lo ocurrido entre el 31 de mayo y el 2 de junio de 1793 está abundantemente documentado y no ha dado pie a ningún tipo de violencia, ni jurídica ni física. Recordaré brevemente lo que pasó, que resulta de lo más interesante.

La Revolución del 10 de agosto de 1792 había derribado a la monarquía y liquidado la Constitución aristocrática de 1791 que reservaba el derecho de sufragio a los “ricos”, para establecer una República democrática en Francia. Resultó elegida una nueva asamblea legislativa en septiembre de 1792: la Convención. El primer gobierno fue girondino, pero se opuso a la democratización de la sociedad y creyó poder desembarazarse del asunto por la vía de declarar la guerra a todos sus vecinos. ¡Pésimo cálculo! La ofensiva militar fracasó, precipitando la caída de la Gironda.

Las instituciones democráticas de la época concebían los cargos electos como fideicomisos, lo que significa responsables ante sus electores. Y la Revolución del 31 de mayo de 1793 consistió precisamente en el ejercicio práctico de llamar a capítulo a los mandatarios en los que se había perdido confianza: los electores se habían expresado en los meses precedentes exigiendo la destitución de esos mandatarios infieles precisamente porque ya no confiaban en ellos.

Eso se hizo el 31 de mayo, y 22 diputados de la Gironda fueron destituidos y enviados a sus casas.

Es verdad que esta institución, democrática por excelencia, no suele practicarse en nuestros sistemas electorales actuales. Valdría la pena que se enseñara en las facultades de ciencias políticas para que los estudiantes se familiarizaran con los lazos que vinculan íntimamente la responsabilidad fideicomisaria de los cargos electos con la noción misma de soberanía popular: así podrían reconocerla sin mayores dificultades cuando la vieran puesta en práctica. Y así se evitarían también groseras traiciones de la ignorancia como las reveladas por la lectura del voluminoso libro de Pedro J. Ramírez.

Difícil empresa, la de demostrar que Robespierre, Danton y Marat, los tres diputados electos, habrían dado un “Golpe de Estado” el 31 de mayo de 1793, habida cuenta, encima, de que la Convención votaría la Constitución del 24 de junio de 1793 a la que el gobierno girondino había venido dando largas hasta entonces.

No, decididamente, Pedro J. Ramírez no consigue “aterrorizarnos” con este asunto, ni siquiera olvidándose de mencionar en su libro el voto de esta Constitución… El primer golpe de Estado sigue siendo el del general Bonaparte el 18 de Brumario (9 de noviembre) de 1799, ¡un golpe desde luego militar¡ *

Pero volvamos a la evolución de ese prurito “aterrorizante” reciente.

Xavier Bertrand, diputado-alcalde de Saint-Quentin en el Aisne, ha declarado a BFMTV el pasado 5 de mayo de 2015 lo que sigue, a propósito de las relaciones extremadamente tensas entre Le Pen padre y su hija en el seno del Frente Nacional:

“Cuando su padre sube a la tribuna del Primero de Mayo, lo que se ve es más que una afrenta. Se ve perfectamente que ella no puede dirigir su partido. Cuando no consigues dirigir tu partido, no puedes dirigir un país ni una gran región. Esa es la limitación que está revelando. Y no podrás impedir hoy que algunos pretendan ajustes de cuentas internos. Mire al señor Philipot, un pequeño Robespierre que quiere la cabeza de Luis XVI. Eso es hoy el Frente Nacional.”

El autor de esta alusión a la Revolución francesa vincula a Robespierre al proceso del rey, como si se hubiera tratado de la decisión de un solo individuo aislado. ¡Nada más falso! El proceso al rey fue largamente debatido en la Convención y votado por una mayoría de diputados, el detalle de cuyos votos se conoce perfectamente.

En cuanto a la alusión por un tercero a “la muerte del padre” en la familia Le Pen, la cosa mueve más a sonreír que a “aterrorizarse”.

* El más reciente acceso del prurito viene firmado por Michel Wieviorka en Ouest-France el pasado 10 de junio. El autor se lanza a una comparación entre Daech y Robespierre, y –si es que el título no es de la Redacción— se felicita por la excelencia de su idea: “La comparación entre Daech y la Francia de Robespierre tal vez resultará chocante, pero es muy instructiva”.

También aquí encontramos el tono del exceso fementido, vecino del de Ramírez. Vean, si no:

“En el Oriente Próximo de 2015 como en la Francia de 1793, uno o dos Estados podrían construirse sangrientamente. El bien llamado Terror fue precedido por masacres de sacerdotes, preludio de las guerras de la Vendée. Un decreto del 31 de julio de 1793 pedía la destrucción de las tumbas reales y de otros mausoleos en toda la República. Daech no ha inventado nada nuevo (…).”

Robespierre resulta aquí el responsable de la masacre de los sacerdotes, de las guerras de la Vendée y de la destrucción de las tumbas de los reyes: ¡es “el bien llamado Terror”!

Lleva razón Wieviorka al creer que su fórmula “tal vez resultará chocante”. Pero yo estoy menos chocada por sus intenciones que por el descubrimiento de la magnitud de su ignorancia de los hechos más elementales del período revolucionario: ¡las fuentes para conocerlos no son precisamente escasas!

Empecemos con la masacre de los sacerdotes. Robespierre, en tanto que diputado elegido cada mes por la Convención para el Comité se Salud Pública después del 17 de julio de 1793, ha rechazado la “descristianización” llevada a cabo por dos corrientes: los “desfanatizadores sectarios”, una, y los contrarrevolucionarios, otra. Ambas querían sacar provecho de las divisiones creadas por esas tensiones religiosas. Robespierre reclamó la aplicación de los principios de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano en lo tocante a la libertad de conciencia: precisamente por eso fue castigado por la historiografía adepta a la “desfanatización intolerante”, que afectó ver en él a un obscuro defensor de la religión católica, al gran sacerdote de una supuesta religión del Ser supremo. Lo único cierto es que Robespierre defendió el principio de libertad de culto de la Declaración de derechos. [2] ¿Probablemente como Daech?

Veamos ahora las guerras de la Vendée. El señor Wieviorka cae aquí en su inevitable instrumentalización luego de que un historiografía surgida del bicentenario y pilotada por el lobby vendeano buscara tercamente un genocidio en la Revolución francesa. Los resultados de esa búsqueda desesperada de un supuesto “genocidio… franco-francés” en la Vendée fueron ridículos. Por lo demás, Robespierre no desempeñó papel alguno en esos sucesos, al contrario de lo que martillea sin descanso este lobby vandeano. [3]

En lo tocante a las destrucciones de tumbas reales, el diputado Grégoire hizo votar en la Convención medidas contra lo que él mismo llamó “vandalismo que no conoce sino la destrucción”, al que calificó de “barbarie contrarrevolucionaria”. [4] Esas medidas fueron apoyadas sin reservas por Robespierre, como es harto sabido. ¡También aquí es harto difícil cargarle el sambenito!

Comparar el vandalismo del período revolucionario con los actos cometidos por Daech no sólo es un error. Es ridículo. Mejor habría hecho el señor Wieviorka comparando esos actos con la destrucción de la civilización romana en el momento de la caída plurisecular del Imperio romano de Occidente, que no sólo destruyó monumentos, sino lengua, literatura y bibliotecas. [5]

NOTAS:
[1] Entrevista en Vox Populi, 9-X-2014 : http://vozpopuli.com/economia-y-finanzas/50674-pedro-j-en-espana-puede-crearse-una-situacion-prerrevolucionaria-y-podemos-saldria-beneficiado41
[2] Robespierre, 5 y 6 de diciembre de 1793, exigió en la Convención la aplicación de los principios de la Declaración contra los desfanatizadores : Ouvres, Volmen X, p. 26 y ss. Declaración de derechos de 1793, Art. 7 : « El derecho de manifestar pensamiento y opiniones propios, ya a través de la prensa o por cualquier otro medio, el derecho de reunión pacífica y el libre ejercicio de los cultos no podrán ser prohibidos ».
[3] Cfr. Marc Belissa, Robespierre, bourreau de la Vendée ? »: une splendide leçon d’anti-méthode historique [Robespierre, ¿verdugo de La Vendée? Una espléndida lección del antimétodo histórico], en: www.revolution-francaise.net/2012/03/15/476.
[4] Archives Parlementaires, Volumen 83, p. 186, Grégoire à la Convention, 22 nivoso Año II-11 enero 1794, Rapport sur les inscriptions des monuments publics.
[5] Cfr. Bryan Ward-Perkins, La chute de Rome. Fin d’une civilisation, (Oxford 2005) trad. francesa del inglés: Paris, Alma, 2014.
Florence Gauthier es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso.
Fuente: www.sinpermiso.com

sábado, 28 de marzo de 2015

Autobombo

Ya se acercan las elecciones y Madrid vuelve a llenarse de propaganda de autobombo del Gobierno de la Comunidad. “La mejor sanidad”, “los mejores servicios”, “la mejor comunidad”... La mejor y los mejores, ni más ni menos. Es difícil ser más soberbio, presuntuoso y descarado. Me da pena que el Gobierno de mi comunidad tome a sus ciudadanos por tontos, y me produce rabia e indignación que este despropósito se haga además con dinero público. Simplemente, lamentable.— Madrid 23 MAR 2015

viernes, 22 de febrero de 2013

La crisis española y como resolverla con un cuento de hadas.

Sí, digo de hadas, porque la receta propuesta es que seamos optimistas debido "a lo mucho bueno que tenemos".

Sólo con optimismo no se resuelven las cosas, ni en economía, ni en salud, ni en educación. Estamos en "el reino del pensamiento positivo", de lo políticamente correcto, el que conviene al bloque hegemónico para acallar las críticas -son visiones negativas, pesimistas dicen-.

En cualquier actividad humana, para cambiar las cosas hay que actuar, las cosas no cambian solas, sobre todo para mejor.

Para mejorar la educación, de un niño o un pueblo, hay que actuar. Para curar una enfermedad, hay que actuar y, sobre todo, una enfermedad grave como la que sufrimos. Y para mejorar el empleo, hay que actuar.

Si no, que se lo pregunten a los millones de parados que no encuentran empleos, o de jóvenes suficientemente preparados, mientras ven y oyen como, privilegiados políticos corruptos, reciben sobres millonarios "a cambio de nada".

Los corruptos nos piden confianza, paciencia y optimismo. Optimismo sí, todo el optimismo del mundo para el corazón. Unido a toda la lucidez del mundo para la inteligencia, a fin de comprender bien lo que sucede, analizarlo y aplicar todas las medidas adecuadas y necesarias para acabar con este desastre. Donde miles de niños pasan hambre y miles de familias se ven desahuciadas y en la calle, a causa del paro y no poder pagar sus deudas. Mientras los bancos se quedan con sus viviendas, reciben ayudas a fondo perdido del gobierno y le siguen cobrando deudas infladas a esas familias de por vida. Lo que no ocurre ni en Portugal, ni en USA, ni en Francia,... ¿Cuándo se cambiará esa ley hecha en exclusiva para que nos exploten los bancos?

Hay que decir con el poeta Gabriel Celaya: ¡¡¡Basta!!! ¡¡¡Basta de historias y de cuentos!!!

Dicho lo anterior os invito a ver el ingenioso y optimista vídeo.

 

domingo, 2 de septiembre de 2012

La ocupación del lenguaje


La derecha no solo disfruta de un poder político y económico indiscutible sino que también busca la hegemonía cultural. Para hacerlo, procura desacreditar el progresismo valiéndose muchas veces de su discurso


 Actualmente la derecha acapara un inmenso poder político y económico. Pero además de imponer en toda su radicalidad el modelo neoliberal, trata de operar un cambio de mentalidades que lo normalice y con ello ejercer la hegemonía cultural mediante el control de las representaciones colectivas. Este proyecto se sustenta en una campaña sistemática de autolegitimación y descrédito de los argumentos progresistas, en coordinación con la derecha mediática mayoritaria, cuyas estrategias discursivas fundamentales son:

 La creación y propagación de conceptos.
Propias o prestadas, las nuevas nociones trazan un mapa de la vida pública, sus actores y sus conflictos: competitividad, moderación salarial, dar confianza a los mercados, privilegios (para denominar derechos), copago. Se exponen como verdades incuestionables pero su sentido y alcance nunca se explicitan, pues parecen lograr mayor eficacia práctico-política cuanto menor es su precisión semántica. Por ejemplo, “libertad” asume un significado muy cercano a “seguridad”. El eslogan de la BESCAM en Madrid lo ejemplifica: “Invertir en seguridad garantiza tu libertad”. Como en la “neolengua” de Orwell, las nuevas nociones son a menudo “negroblancos”, inversiones del significado común de los vocablos. El “Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos” es el programa de recortes del gobierno de Castilla-La Mancha. El “proceso de regularización de activos ocultos” de Montoro es una amnistía fiscal.

 Klemperer narra que la población alemana no hizo suyo el lenguaje de los nazis a través de sus tediosas peroratas, sino por medio de expresiones repetidas de modo acrítico en los contextos de la vida cotidiana. Las palabras de los actuales líderes de la derecha no son menos letárgicas. Sus muletillas (“no se puede gastar lo que no se tiene”; la sanidad “gratuita” es insostenible; solo nosotros tenemos “sentido común”) contrarían cualquier prueba de verdad o validez normativa: el capitalismo financiero se basa en el crédito, o sea, en “gastar más de lo que se tiene”; la sanidad pública no es gratuita, sino financiada colectivamente; y es una inversión ideológica y un dislate suponer que cabe sentido común en el hecho de reclamarlo como propio y exclusivo, es decir, como no común. Pero por su simpleza, su fuerte arraigo en la doxa y su apariencia no ideológica, tales expresiones consiguen adhesión.

 La usurpación de la terminología del oponente.
Nadie es dueño del lenguaje, pero las expresiones se adscriben legítimamente a tradiciones, relatos e identidades políticas determinadas. Al usurpar los términos de la izquierda, la derecha neutraliza y a la vez rentabiliza su sentido contestatario. Esperanza Aguirre afirma que las políticas de los sindicatos “son anticuadas, reaccionarias y antisociales”. Palabras como “cambio” o “reformas”, antes vinculadas a proyectos progresistas, disfrazan ahora contrarreformas. Rajoy dijo en la conmemoración oficial de la Constitución de 1812: “Los gaditanos nos enseñaron que en tiempo de crisis no solo hay que hacer reformas, sino que también hay que tener valentía para hacerlas”. Sustentándose en la reputación de espacios y tiempos institucionales, los actuales recortes se invisten del valor simbólico de reformas históricas... Seguir leyendo aquí.
(GONZALO ABRIL / MARÍA JOSÉ SÁNCHEZ LEYVA / RAFAEL R. TRANCHE, en El País, 1 SEP 2012.) (The Family, verano en Galicia)